EL CAMPO ANTE EL TLCAN

El acceso que tienen a la educación secundaria y preparatoria es cada vez menor

Grave proletarización de los jóvenes que viven en el campo

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

A causa de la "depresión económica" en el campo, 76 por ciento de los jóvenes mexicanos que viven en zonas rurales se ocupan como jornaleros agrícolas, empleados u obreros, lo cual implica un creciente proceso de "proletarización" de la juventud rural, indica un estudio del gobierno federal.

El Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) señala en la encuesta Los jóvenes rurales en México, aplicada a población de entre 12 y 29 años de edad, que este sector ocupa los empleos más precarios del país y sin garantías sociales mínimas.

Las opciones de empleo de los jóvenes rurales son escasas: dedicarse a continuar el negocio familiar cuando se tiene (comercio, rentar maquinaria); convertirse en jornalero agrícola de los campos en los que vive, los cercanos o de Estados Unidos; o migrar a la ciudad para emplearse en la escala ocupacional "más baja".

Según el IMJ, prácticamente la tercera parte de la juventud rural obtiene como primer puesto de trabajo el de jornalero agrícola, la cual se va a convertir en la "ocupación básica" de toda su vida. El restante 46 por ciento es empleado u obrero, 16 por ciento labora sin recibir remuneración alguna y los demás están en cooperativas o trabajan a destajo. Antes de los 14 años, los jóvenes rurales obtienen su primer trabajo.

El IMJ considera que si bien la inserción de la juventud a los mercados rurales es una imposición de la pobreza, su consecuencia, la deserción escolar, significa que se está hipotecando el futuro de los jóvenes del campo.

La Encuesta Nacional de Juventud además de analizar el tema del empleo, aborda otros aspectos en relación con los jóvenes rurales y concluye que enfrentan mayores niveles de pobreza, acceso limitado a los mercados de trabajo y embarazo a temprana edad en el caso de las mujeres.

De acuerdo con los resultados de la encuesta aplicada en 2000 y difundida a finales del año pasado, los jóvenes rurales tienen más altos niveles de escolaridad que una generación anterior; sin embargo, tienen menor acceso a los niveles de secundaria y preparatoria.

Aproximadamente 50 por ciento de los entrevistados declaró haber cursado la primaria, 40 por ciento la secundaria, apenas 9 por ciento el bachillerato y menos de dos por ciento dijo contar con licenciatura.

Muchos de los jóvenes encuestados dejaron de estudiar por decisión de sus padres. Refiere que 29 por ciento de los hombres y 39 por ciento de las mujeres abandonaron la escuela antes de los 14 años cuando carecían de independencia económica y emocional para tomar decisiones.

Esta situación preocupa a la población juvenil del campo. La mitad de ellos se declararon insatisfechos con el nivel de estudios alcanzados, debido a que asocian educación con mejores expectativas de vida. Su máxima aspiración, indica el IMJ, es alcanzar el nivel educativo inmediato superior al que poseen.

El otro tema que aborda la encuesta es el de la sexualidad. La edad de inicio a la vida sexual de los jóvenes rurales se ubica entre los 15 y 19 años de edad. En consecuencia, sigue la tradición de que la población femenina tiene hijos a temprana edad. Entre los 15 y 19 años de edad, 3.2 por ciento de los hombres entrevistados declaró haber embarazado a alguna mujer, en tanto que las mujeres de esas mismas edades que se había embarazado ascendía a 13 por ciento.

También se afirma que la baja participación política de la juventud rural en los procesos electorales se debe a que "el sistema político aparece muy alejado de su cotidianeidad".