LEY DE LA JUNGLA
El
viernes pasado los televidentes capitalinos descubrieron, con desconcierto
o con franco horror, que la frecuencia de CNI Canal 40 se había
convertido en una mera repetidora de la señal de Tv Azteca. De acuerdo
con información difundida por la concesionaria de la frecuencia
usurpada, en las primeras horas del pasado 26 de diciembre unos 30 individuos
armados, enviados por Tv Azteca, incursionaron con violencia en las instalaciones
de transmisión de CNI en el Cerro del Chiquihuite y, a punta de
pistola y con amenazas, obligaron a los trabajadores allí presentes
a firmar una "acta de entrega" de la construcción y los equipos.
La televisora del Ajusco, por su parte, ha venido proclamando, sin dar
más detalles, que "reasumió la operación" del Canal
40 de acuerdo con los términos de pretendidos fallos judiciales
emitidos por instancias nacionales y extranjeras.
Al margen de los vericuetos procesales en los que ambas
empresas está enfrascadas desde hace años, la información
disponible, y hasta ahora no desmentida por Tv Azteca, indica que ésta
interpretó a su favor resoluciones del décimo tribunal colegiado
de circuito y de la Corte Internacional de Arbitraje, con sede en París,
y que en forma unilateral, arbitraria e ilegal, y al amparo del pasmo institucional
característico de las vacaciones decembrinas, se apoderó
de la señal de CNI.
Es por sí mismo suficiente motivo de indignación
y escándalo que un corporativo cualquiera se apropie, con el concurso
de un grupo armado irregular, de instalaciones y activos ajenos. Semejante
medida no corresponde a las prácticas empresariales, sino a los
usos de la delincuencia organizada. Parecería necio e innecesario
recordar que la enajenación y el traslado de dominio y posesión
de bienes sólo puede realizarse en forma legal si existe para ello
un mandato judicial y si éste es ejecutado por las autoridades competentes;
pero esa noción básica de derecho parece estar ausente en
el país en los días que corren.
Por añadidura, el atropello perpetrado en la madrugada
del viernes en el Cerro del Chiquihuite -y repetido más tarde contra
la audiencia de CNI Canal 40- es también un ataque inaudito e inadmisible
al derecho a la información y a la libertad de expresión.
Debe considerarse que en el conflicto entre las empresas que encabezan
Ricardo Salinas Pliego y Javier Moreno Valle no sólo hay diferendos
monetarios y de propiedad, sino también una evidente contraposición
de líneas editoriales, perspectivas políticas y hasta percepciones
del país y del mundo, y que en esa medida la acción de fuerza
de Tv Azteca no sólo está orientada a "continuar la operación"
del Canal 40, sino también a suprimir un proyecto mediático,
informativo y periodístico que ha tomado distancia de los dos consorcios
hegemónicos de la televisión mexicana.
En esta ocasión, Tv Azteca se ha comportado en
concordancia con su historial, del que basta con recordar dos datos representativos:
en su génesis, la concurrencia de decenas de millones de dólares
de dudosa procedencia, aportados por Raúl Salinas de Gortari al
proceso de privatización de Imevisión y, años más
tarde, el intento de Ricardo Salinas Pliego, dueño de la televisora,
por desviar la atención pública y presentar el asesinato
de uno de sus animadores como resultado de la inseguridad capitalina y
como responsabilidad del entonces jefe de gobierno del DF, Cuauhtémoc
Cárdenas, cuando en realidad el homicidio ocurrió en el contexto
de los asuntos de drogas en los que estaba involucrada la víctima.
Pero si de Tv Azteca y de sus directivos puede esperarse
cualquier cosa, cabría suponer, al menos, la existencia de instituciones
públicas capaces de poner coto a la arbitrariedad, la prepotencia
y la ilegalidad, y de impedir actos consumados contrarios a derecho, como
el referido en estas líneas. Sin embargo, la Secretaría de
Gobernación ejerce su feriado navideño, la de Comunicaciones
y Transportes "no tiene nada que decir" y la única dependencia oficial
que ha logrado articular una expresión ante el atropello ha sido
la Procuraduría General de la República, la cual aseguró,
en un tono abiertamente vacacional, que, ante la denuncia interpuesta por
CNI Canal 40, "se hacen las diligencias pertinentes en el caso", como si
el allanamiento de las instalaciones de esa empresa no exhibiera una clara
flagrancia.
Ante los hechos mencionados, el Ejecutivo federal que
preside Vicente Fox debe actuar en forma contundente e inequívoca
porque, si tolera el despojo y la reasignación arbitraria y a mano
armada de una frecuencia que no es propiedad de CNI ni de Tv Azteca, sino
de la nación, habrá renunciado, a ojos de la sociedad, al
establecimiento de un estado de derecho y admitirá, en cambio, la
imposición de la ley de la jungla, la regularización de la
impunidad, el hábito de la justicia por propia mano y el imperio
de cuerpos militares como el que el pasado viernes confiscó para
Tv Azteca la señal de CNI Canal 40.