Pasó de 20 a 37% el número de mujeres empleadas
Tareas domésticas, principal obstáculo a la incorporación laboral femenina
ALONSO URRUTIA
Aun cuando la incorporación de la mujer al mercado laboral mexicano ha crecido sustancialmente, al pasar del 20 por ciento que se reportaba en los ochenta a 37 por ciento en 1998, el país requiere todavía de acciones adicionales que auspicien una mayor inserción de la mujer en el empleo. Según una investigación sobre el tema financiada por el Banco Mundial, las ocupaciones de la mujer en el hogar constituyen el principal obstáculo a esa plena incorporación femenina.
Durante la presentación del libro La economía de género en México: trabajo y familia, la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Patricia Espinosa Torres, sostuvo que "si el siglo XX se distinguió por la emergencia participativa de las mujeres, el XXI seguramente abrigará la transformación de roles en las dinámicas del hogar, el acceso a la educación y al mercado laboral".
De acuerdo con uno de los estudios elaborado por María Correia, dirigente de la Unidad de Género del Banco Mundial para América Latina, "México ha hecho un progreso significativo en cerrar la brecha de género, especialmente entre los estudiantes de primaria y entre los hombres y mujeres solteros".
Las cifras que revelan el incremento en la participación femenina en el mercado laboral -de 20 a 37 por ciento- reflejan que aún es insuficiente, pues la fuerza laboral masculina está ocupada en 79 por ciento.
Asimismo subraya que la tasa de participación femenina aún es muy variable, pues mientras que sólo 25 por ciento de las mujeres casadas laboran actualmente, este porcentaje se eleva a 51 puntos en ciertas ramas y en el caso de las mujeres solteras alcanza 69 por ciento.
También alude a la situación laboral de las mujeres por sectores económicos: en la industria maquiladora la participación femenina se ha visto reducida paulatinamente, aunque sigue siendo mayoritaria. Así, de representar 78 por ciento en 1975, en 1998 esta proporción era de 57 por ciento.
De acuerdo con Espinosa Torres, en las comunidades rurales las generaciones de mujeres jóvenes tienen mayor capacidad de participación en otros empleos fuera de la parcela que sus contrapartes masculinas.
No obstante, señaló que aun cuando en términos generales el país ha instrumentado políticas para evitar la deserción escolar de las niñas, es claro que entre las menores de edad que habitan en el campo existe un mayor riesgo de deserción.
Durante la presentación del libro también se informó que el efecto de la deserción escolar es dispar entre mujeres y hombres, toda vez que en el primer caso el destino laboral es en gran parte de los casos el doméstico, mientras los hombres se incorporan a los sectores industriales.
Una de las conclusiones señala la importancia de ampliar los apoyos públicos para promover la paridad en la educación, pues son fundamentales para cerrar la brecha laboral entre mujeres y hombres. "Esas políticas deben reconocer la combinación de los papeles de género en la familia mexicana -que asigna a las niñas y mujeres la responsabilidad primaria del trabajo doméstico no remunerado- y las características estructurales del mercado laboral hacen que para las mujeres casadas sea más difícil encontrar y mantener un empleo".