PREMIOS NACIONALES /LUIS DE LA PEÑA, GALARDONADO EN CIENCIAS FISICO-MATEMATICAS
Colonización de las conciencias en México
NUESTROS GOBERNANTES PROFUNDIZAN LA SUBORDINACION, EXPRESA
''El sistema educativo nos enseña para la dependencia política económica, científica y tecnológica''
Luis de la Peña Auerbach, quien recibirá el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2002 en el rubro de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, señala que en México existe ''una colonización de las conciencias", y advierte que nuestro sistema de enseñanza no educa hacia la independencia, hecho que produce una ''subordinación ideológica" como la de una ''colonia".
El investigador emérito del Instituto de Física de la UNAM afirma que nuestros gobernantes no sólo aceptan como ''algo natural" la dependencia tecnológica, científica, política y económica sino que incluso ''trabajan para profundizarla", porque ellos fueron entrenados para ejercer ''una forma de fundamentalismo" creado por los grandes centros de poder económico.
Por una ciencia propia
De la Peña Auerbach platica con La Jornada sobre lo que ha ocurrido en el ámbito científico con lo que llama ''dos tipos de estados neoliberales". Es decir, explica, los que cabalgan delante de la globalización y son los ''globalizadores" y los que, como México, ''van arrastrados" por la misma y son ''los globalizados".
En ese tenor, asegura que el sistema mexicano está estructurado para frenar en "todos los campos" los caminos independientes. Por ejemplo, indica, ''toda la estructura político-social del país marcha en contrasentido de nuestros intereses nacionales. O sea, hacia el mantenimiento de la dependencia y no hacia la liberalización del país".
En la educación y en la ciencia, la situación es la misma, porque el sistema "impide" a los científicos, a los investigadores o a los maestros mexicanos aplicar las soluciones que ellos proponen, por la existencia de "intereses económicos" que se oponen a lo que se genera en el país.
Por ello, no salen los productos, las medicinas, los tratamientos producidos aquí y, por lo mismo, la mayoría de científicos y técnicos mexicanos se han formado con libros traducidos del inglés, pues en el momento en que los textos se produzcan en el país se vendrá ''todo el aparato" en su contra.
Doctorado en ciencias físico-matemáticas en la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, De la Peña externa su preocupación por un sistema educativo que nos enseña para la dependencia tecnológica, económica, política y científica. De ahí se deriva que no haya conciencia de que existen problemas científicos nacionales suficientes para formular por sí mismos una ciencia propia.
Por ejemplo, añade, México es uno de los países que tiene una cantidad de energía solar mayor que la de cualquier otro, y lejos de ser una nación líder en la investigación de esta materia, ''estamos trabajando para ayudar a resolver los problemas de las empresas estadunidenses que mañana nos van a vender celdas solares y las vamos a comprar en dólares", señala.
Pero no sólo no se estimula la producción de una ciencia y tecnología nacionales sino que el sistema educativo tampoco estimula la creatividad. En 40 años de impartir clase en la UNAM a cientos de muchachos que se preparan en la física, sólo uno manifestó su interés como estudiante de crear algo propio y utilizar sus conocimientos científicos de forma creativa e independiente, lamenta.
La solución para hacer frente a la ''colonización de las conciencias", añade De la Peña, tendría que partir del propio Estado y de las fuerzas sociales capaces de llevar adelante un "proyecto nacional independizador" en todos los campos.
En el caso de las actividades científicas y tecnológicas este programa tendría que educar dentro de una conciencia de creatividad, de producción independiente del conocimiento y de una ciencia con todo el rigor científico, pero profundamente vinculada a los problemas mexicanos. Es decir, ''la ciencia a nuestro servicio".
Retroceso de tres décadas
Los países desarrollados sí han visto en la ciencia y en la tecnología mecanismos de desarrollo y de enriquecimiento, precisa De la Peña.
En contraposición, naciones como la nuestra son las que ''tradicionalmente no han sabido utilizar, o no han podido utilizar, la ciencia para su propio desarrollo y beneficio".
Sin una política de Estado en materia científica, México ha retrocedido de forma importante en su aparato tecnológico durante las tres décadas anteriores. De hecho, apunta, hay un desmantelamiento de la gran industria y de los sectores tecnológicos más desarrollados: ''Más que un hacer hay un deshacer".
De la Peña, cuyo trabajo de investigación es la física teórica, con énfasis en los fundamentos de la mecánica cuántica, destaca que una evidencia clara de la importancia económica y social que pueden tener las aplicaciones del conocimiento científico es la física, ciencia que en el siglo XX produjo una transformación en el quehacer cotidiano con la industria electrónica moderna, la energía nuclear o el desarrollo del radar.
La física es también la ciencia a la que ha dedicado el trabajo de toda una vida y por la que ahora es reconocido con el Premio Nacional de Ciencias en la categoría de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, reconocimiento que ''es compartido por muchos. Incluyo a la UNAM, en donde he realizado todo mi labor y he trabajado sin cortapisas", finaliza el científico.