Adolfo Pérez Esquivel*
Intento golpista en Venezuela
Al pueblo hermano de Venezuela
Los pueblos de América Latina están atravesando situaciones críticas por la implementación de políticas que llevan a la anexión del continente al país del norte y al sometimiento de los pueblos. Esto no lo pueden ignorar, basta hacer un análisis de la situación que vivimos en cada uno de nuestros países para ver las constantes del modelo neoliberal que nos imponen y el alto costo humano que los pueblos pagan, incluso con la vida.
Venezuela es blanco de esas políticas y de la voracidad de sectores financieros que quieren apropiarse de los recursos del pueblo, en particular del petróleo y controlar de esa manera las fuentes energéticas. Dentro de este esquema está la posible guerra contra Irak, situación que no es ajena a la política internacional, para adueñarse de los recursos pretroleros de ese país y la región y lograrían el monopolio internacional.
Ya hubo un intento de derrocar al presidente constitucional Hugo Chávez que fracasó por la fuerte reacción del pueblo venezolano.
Como hermanos latinoamericanos seguimos con mucha preocupación el proceso que vive Venezuela, como la intervención del Departamento de Estado estadunidense en el intento de golpe y de empresarios inescrupulosos que buscan sus intereses personales y no los del pueblo.
Hoy han vuelto a la carga y emplean todos los medios para derribar al gobierno venezolano.
Algunos empresarios y sus aliados en los medios masivos de comunicación están presionando y buscando confundir a la población para que se sumen al golpe de Estado. Cabe preguntarse: Ƒquiénes los financian? ƑCuáles son los intereses que los mueven para provocar la caida del gobierno constitucional? Lograr sus objetivos para adueñarse de 80 por ciento de los recursos y el pueblo se tendrá que conformar con el 20 por ciento restante sometiéndolos a la exclusión y la pobreza.
Hoy, los sectores golpistas en forma abierta, confiesan que buscan derribar al gobierno constitucional y no reparan en los medios utilizados, como la sedición y la violencia. Esos no son los caminos para resolver los conflictos. Esa historia ya la conocemos por vivirla y sufrirla en todo el continente.
Es necesario que busquen con conciencia crítica la verdad; saber quiénes están ocultos detrás del golpe y las razones para derribar a un gobierno constitucional que buscó reformas profundas al sistema imperante que estaba vigente. La gobernabilidad de un país tiene aristas agudas y llenas de dificultades; si el gobierno cometió errores debe asumirlos y corregirlos. No hay sociedades perfectas, pero toda sociedad es perfectible y con posibilidades de cambios que deben producirse dentro de los procesos democráticos y el respeto a las normas jurídicas con la participación activa de los pueblos.
El diálogo y la voluntad de superar los conflictos pueden ser los caminos de solución para alcanzar el entendimiento y la paz interna. Si creen que las pasiones políticas son tan fuertes que no les permiten tener la claridad y serenidad suficientes para resolver los conflictos, sería necesario buscar a grupos y personas que puedan ayudarles a encontrar los caminos por medio de una mediación para la resolución de los conflictos. No es la primera vez que otros pueblos lo han realizado.
Los enfrentamientos entre hermanos los llevará a situaciones imprevisibles y al aumento de la violencia y las dificultades. Permítanme recordarles una de las máximas del Martín Fierro, esa obra epopéyica de José Hernández: "Los hermanos sean unidos/porque esa es la ley primera/Tengan unión verdadera/en cualquier tiempo que sea/porque si entre ellos pelean/los devoran los de afuera".
La pluralidad del pensamiento y la oposición son saludables para las democracias porque fortalecen y permiten avanzar en la construcción social, política, cultural y económica.
Es necesario que los pueblos latinoamericanos nos unamos frente a los graves desafíos que debemos enfrentar, pero también tengo presente que "Nadie puede dar aquello que no tiene". Con este espíritu solidario les envío esta breve carta, llamando a la serenidad para encontrar los caminos correctos en bien de todos.
Les envío el fraterno abrazo solidario de Paz y Bien.
* Premio Nobel de la Paz, 1980
y director del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) en Argentina