Piden legisladores a Fox suspender la apertura agropecuaria del TLCAN
En riesgo, la soberanía alimentaria: ganaderos
Existen desaceleración y baja rentabilidad en el sector, advierten
ROBERTO GARDUÑO Y CIRO PEREZ
La desaceleración y baja rentabilidad del sector pecuario mexicano ''pone en riesgo la ya mermada soberanía del país en materia de alimentos'', advierte un estudio elaborado por la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG).
A la par de esa alerta, los diputados Jaime Rodríguez, presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería; Oliverio Elías Cardona, presidente de la Comisión de Desarrollo Rural, y Arturo de la Garza Tijerina, titular de la Comisión Especial de Ganadería, exigieron al presidente Vicente Fox decrete la suspensión de la entrada en vigor del capítulo agropecuario previsto en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá: ''Eso le corresponde únicamente al Ejecutivo'', señalaron.
Además, los legisladores lanzaron un llamado a la población en general para que no consuma alimentos cárnicos provenientes de Estados Unidos y Canadá. ''Apelamos al nacionalismo y a la responsabilidad de todos los ciudadanos del país'', manifestaron.
Por su parte, los ganaderos mexicanos advierten el resultado adverso que se obtuvo hasta agosto pasado en el comercio de productos pecuarios. Entre enero y el citado mes se registró un déficit acumulado superior a mil 200 millones de dólares por concepto de productos derivados de esa actividad.
Ausentes, los beneficios esperados
También, ''de 1993 a 2001, los precios promedio de nuestras exportaciones agroalimentarias han disminuido 15.7 por ciento, mientras que los precios de las importaciones se han incrementado en 2.1; este comportamiento de los precios implícitos del comercio exterior significa que desde el principio del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) el sector agropecuario del país no ha generado los beneficios que todos esperábamos por la disminución de las barreras comerciales''.
Añadido a ese problema -manifiesta el estudio de los ganaderos-, el sistema de apoyo a los productores nacionales, instrumentado por la Secretaría de Agricultura, no ha contado con los recursos fiscales suficientes para compensar los subsidios que reciben los productores de los países socios. El descenso de los recursos públicos destinados al campo y todas sus ramas es dramático.
El gasto programable para el desarrollo productivo en el sector, de significar 11.1 por ciento del total del presupuesto de 1990, pasó a 3.7 por ciento en 2001; de haberse mantenido la mitad de la participación que se tenía en 1990, el sector contaría para 2003 con recursos por 50 mil millones de pesos, aproximadamente. Igualmente, estos niveles de gasto se han venido reduciendo en relación con el valor de la producción del sector agropecuario, porque en 1990 éste se ubicó en 17 por ciento y en 2000 descendió a 9''.
La ejecución e instrumentación de la apertura comercial para el sector agropecuario ha significado las siguientes desventajas, manifiestan los ganaderos organizados del país:
Se menciona que en años recientes, la producción del sector agropecuario se ha recuperado; no obstante, la información disponible ''nos marca la entrada inminente a una etapa de desaceleración en nuestra actividad''.
En este año la producción pecuaria crecerá 2.9 por ciento, cuando el año pasado al cierre del ejercicio fiscal se registraba un crecimiento de 5.1. Esto ocurre porque en la producción de carne de bovino el aumento es de cero, es inexistente; la reducción en la producción de leche es notable y sólo hubo un mínimo aumento en la producción de huevo.
El diagnóstico señala que la producción pecuaria en México ha disminuido su participación en el mercado interno. Desde la entrada en vigor del TLCAN, en 1994, hasta 2001, los volúmenes de importación han tenido los siguientes crecimientos: en bovino se pasa de 115 mil a 340 mil toneladas; de 51 mil a 185 mil toneladas en el caso del porcino, y de 166 mil a 332 mil toneladas para aves. Actualmente, el consumo de carne de res depende en 28 por ciento del exterior, el de porcino 23 y el de aves en 15 por ciento.
La dinámica de producción, señalan los ganaderos, no refleja la realidad del sector. Con base en la información de los índices de precios y costos de las materias consumidas, reportada por el Banco de México, en el sector pecuario existe una tendencia generalizada de reducción en los márgenes de rentabilidad.
Entre enero de 1994 y septiembre de 2002, los precios pagados a los productores aumentaron 162 por ciento, mientras que los abonados por ellos a cambio de materias primas se incrementaron en 226 por ciento, lo cual significa, bajo ese criterio, una pérdida de rentabilidad de 64 por ciento desde la entrada en vigor del TLCAN.
Todo esto arroja una serie de obstáculos mayúsculos para los productores ganaderos de México. Entre las desventajas diarias se encuentran las siguientes: en el mercado interno de Estados Unidos el negocio de pollo y de la carne de bovino está en la pechuga y en los lomos y el cuarto trasero de la res; en México, éste se realiza a través de todas las partes del animal.
Además, ya se utiliza el producto importado como instrumento de control en los precios. Y se añade la ausencia de programas y omisión de recursos complementarios que demandaba el cambio estructural del sector durante el periodo de transición.
La propuesta para reactivar el sector y conformar el blindaje aludido por el Ejecutivo federal en el ámbito pecuario tiene los siguientes aspectos: en carne de bovino, se debe incorporar en el presupuesto federal un apoyo directo de mil pesos por cría producida; desarrollar un instrumento de factoraje que permita al ganadero competir con las condiciones de pago ofrecidas por los importadores; para el sector lechero, establecer las previsiones necesarias para que Liconsa vaya sustituyendo a una tasa de 10 por ciento anual la utilización de leche importada por leche nacional.
En el sector de los porcicultores se establece como propuesta el apoyo directo equivalente a un peso 30 centavos por kilogramo de peso vivo, el cual se dará de manera progresiva, en tanto permanezcan las condiciones adversas para la actividad. En ese subsector el apoyo se canalizaría el primer año con 50 por ciento (65 centavos), 80 durante el segundo y tercer año (1.04 pesos), y en el cuarto entregarlo en cien por ciento.
Para los productores ovinos, se pretende aumentar la asignación de recursos para rehabilitar la inspección federal y apoyar el costo de la maquila en 50 por ciento.
Consumo de productos nacionales
En la Cámara de Diputados, los legisladores Jaime Rodríguez, Oliverio Elías y Arturo de la Garza lanzaron una petición al pueblo de México para que consuma los productos pecuarios nacionales. También llamaron al Ejecutivo federal a suspender la entrada en vigor del capítulo agropecuario del TLCAN.
''Al Presidente desde aquí le decimos que cuenta con el respaldo de esta cámara para que accione y ordene medidas de emergencia en cada uno de los sectores y de las ramas que ya son afectadas en el país. Esto es posible porque todos los partidos le enviamos un punto de acuerdo para que de inmediato tomara esas medidas; él ya aceptó que el problema existe y lo que debe ocurrir y hacer es accionar; que no se sienta solo, que sepa que estamos con él para defender al país'', manifestó Rodríguez.
De la Garza, por su lado, invocó el contenido del artículo 131 constitucional, que le da atribuciones al Ejecutivo para impedir las importaciones, regularlas en su caso, imponer aranceles y salvaguarda: ''El Presidente puede hacerlo, ya la Cámara de Diputados le dio las facultades, ahora falta que haya voluntad política del mandatario''.
Tanto los legisladores como los ganaderos manifestaron la convicción de no permitir el abandono de las actividades pecuarias por parte del Ejecutivo y anunciaron movilizaciones a nivel nacional.