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Blanche Petrich
En esta esquina, Silvio; en la otra, los críticos de Castro
Ponchito causa revuelo en la FIL
Congreso e Iglesia se cubanizan
CUANDO MUERE EL LEON se acaba el cuento, escribe en alguno de sus relatos Ernest Hemingway. Silvio Rodríguez saca la frase de la chistera para explicar, según su óptica, que vivir en Cuba o en cualquier otro ojo del huracán del mundo tiene sus ventajas, porque los desafíos ayudan a crecerse al castigo. El cantautor no empuñó la guitarra, pero habló largo y tendido en un polidiálogo con miles en el acto hasta ahora más concurrido y bullanguero que ha ocurrido en la FIL.
EN LA OTRA ESQUINA del auditorio mayor, el Juan Rulfo, los intelectuales que presentarían la revista Letras Libres, que en su edición de noviembre dedica 75 por ciento de su contenido a criticar al régimen de La Habana, esperaban su turno sin poner ateción al intercambio que tenían ante sus ojos.
LOS MAS TAQUILLEROS, después de Silvio, resultaron ser Jis y Trino. Acompañados de Andrés Bustamante en su faceta de Ponchito, los moneros de Guanatos armaron tremendo relajo en la sala donde presentaron sus libros.
LOS MEDIOS DE COMUNICACION callan las noticias vivas, cuando la barbarie se trivializa ante realidades tan graves como los asesinatos de mujeres de Ciudad Juárez, que continúan y se expanden a otras entidades. Sergio Rodríguez, escritor y periodista, explica que por eso escribió Huesos en el desierto, de editorial Anagrama. La presentación, a cargo del editor Jorge Herralde y de Carlos Monsivais, fue un foro de denuncia, ''porque no hay ningún culpable preso, porque desde los más altos círculos del poder se protege a los asesinos''.
EL ALTO CLERO y el Congreso de Jalisco se cubanizan. Los diputados de la Asamblea Nacional de Cuba irán el martes al Congreso estatal, controlado por panistas, y comerán con el cardenal Juan Sandoval Iñiguez.