Juan Saldaña
Dos años
Dos años que se cumplen este día, como canta el corrido. Dos años en los que amplios grupos de conciudadanos hemos transitado del repudio a la esperanza. De la crítica abierta a los primeros hechos del gobierno del presidente Fox hasta la consecuencia, dubitativa aún, por algunas de sus decisiones que han apuntado con desmedro a ciertas expectativas de enmienda. Sin embargo, la tan decantada democracia, casi alcanzada sólo en lo electoral, no aparece aún en los perfiles torales de la vida nacional. Continuamos los mexicanos asidos tercamente a la esperanza.
ƑExisten pruebas de que la párvula democracia mexicana pueda crecer para fortalecer de veras todos los aspectos de la vida nacional? No las encuentro. No distingo siquiera la intención democrática en el campo. No la veo en la terca miseria que distingue, cada vez más, a los cercos precaristas de nuestras grandes ciudades. No veo la democracia en el campo ni en la ciudad. No veo la democracia en la distribución de la riqueza. No veo la democracia en las fronteras. No veo la democracia en esta economía nuestra cada vez más dependiente. Cada vez más subsidiaria de los grandes intereses de la plutocracia. Bueno, no veo la democracia ni siquiera en la educación con todo y sus nuevos planes. No veo la democracia porque para verla tendría que improvisar una triste novela de ciencia ficción.
Porque, Ƒdónde está la democracia de Fox? ƑEstá acaso en la necedad de las apariciones en el extranjero rubricadas tenuemente por la desleída presencia de la cancillería mexicana y por la tozuda insistencia de la reina consorte? ƑAparece la democracia en las persecuciones electoreras de personeros de los partidos de oposición?
ƑEstá la democracia en los fascistoides citatorios a periodistas independientes? ƑEstá la democracia en los alevosos tratos fronterizos para los mexicanos que buscan mejores destinos en el país del norte o, incluso, para los transportistas a quienes se otorga trato de predelincuentes? ƑSe manifiesta la democracia mexicana en alguna actitud de firmeza de nuestro gobierno frente a la insolencia norteña en lo bilateral? Pues este torpe escribidor no la encuentra por ningún lado.
ƑDónde está, pues, la democracia de Fox?
Quizá esta extraña forma de democracia se está gestando en las recientes iniciativas de reformas a la ley laboral. Quizá se trate de una "democracia" muy a la Abascal o a la Fox, que entiende el "cambio" como la creación y aliento de sindicatos fantasmas que liberen a empresarios de aquí y de allá de los incómodos yugos de los derechos de huelga y a la libre asociación de las fuerzas productivas del país. Que queden los trabajadores y sus familias sujetos a la expresión teledirigida de las fuerzas del mercado. A lo mejor ésa es la "democracia" a que alude el discurso oficial.
ƑDónde está, pues, nuestra tan decantada democracia?
Olvidemos, aun cuando sea de manera provisional, las sobadas querellas entre izquierdas, derechas y centros "comprensivos e influyentes". Olvidemos de pronto los anhelos ancestrales y las visiones "macro" de hoy en día. Está bien, olvidemos todo ello. Dejémonos de guerrillas ideológicas y de incómodos reclamos sociales. Olvidemos los grandes planes nacionales de recuperación y, sobre todo, olvidemos las sempiternas y airadas voces del hambre, del frío del gentío sin futuro de nuestros campos y ciudades.
A cambio, vayamos con mirada indulgente a examinar los propósitos transparentes y distintos del foxismo. Examinemos sus programas. Acojamos con provisional simpatía e interés los pronunciamientos presidenciales. Comportémonos de manera disciplinada y aquiescente frente a las conductas erráticas, ni modo, del cuerpo gerencial, aun cuando sólo estén disputando el pastel sexenal que se avecina, precoz y adelantado. No seamos tan exigentes. No seamos tan inflexibles ante la novatez de los gerentes.
Aceptémoslo todo. Sin prejuicios pacatos y sin discolerías. Registremos con buena fe la bota texana, la hebilla de plata, el rancho pavimentado y la dulce ternura que quiere que todos los mexicanos vayamos y, cuando aceptemos todo esto, cuando nos dispongamos a ingresar al grupo de mexicanos "exitosos" que nos prometen los seguidores del TLC, encontremos, por añadidura, la manera de cerrar oídos y entendimiento a los gritos del pueblo. A la indignación de ese incómodo pueblo demandante que, como siempre, llegó tarde al reparto de los bienes. Ignoremos a ese desordenado y rebelde pueblo mexicano al que con nada se da gusto. El terco pueblo que grita insolente a sus mayores.
Sí, cerremos oídos y miradas al ruido y al polvo de ese pueblo. A ver cómo nos va después de estos dos años. Después de estos dos brillantes y eficaces años de gobierno.