Los émulos de la actriz, con el vello
en el labio superior que caracterizaba a la pintora
Por conjuro de Ofelia Medina, muchas Fridas pueblan
Coyoacán
''Si en la película hollywoodense rasuraron a
Kahlo, hicieron lo mismo con sus ideas''
La siempre viva artista plástica aprovechó
para hamaquear en favor de los afectados por Isidore
ARTURO JIMENEZ
Ofelia Medina salió con éxito de sus conjuros
de alquimista y logró crear varias Fridas Kahlos y así poblar
con los clones de la pintora los jardines y las salas de la Casa de la
Cultura Jesús Reyes Heroles, ubicada en el simbólico Coyoacán.
La
primera en transfigurarse fue la propia actriz, quien desapareció
ante la interpretación del personaje, al cual recrea desde los 11
años, mucho antes de personificarla en la película de Paul
Leduc Frida, naturaleza viva. Así, no fue la actriz sino
Frida siempre viva, con todo y bastón y huipil y enagua y anillos
de plata pavonada, obsidiana y malaquita, y cejas juntas y bigotes, quien
logró convocar a los medios de comunicación.
Unos medios interesados más bien en obtener declaraciones
suyas acerca de la película que sobre su vida acaba de lanzar Hollywood
al mercado, interpretada por la mexicana Salma Hayek. "Dije que era una
película light, porque vi un cartel en el Periférico
y observé que le rasuraron el bigote. Y si fue así, entonces
también le rasuraron las ideas. No he visto la película ni
la veré, mejor hablemos de otra cosa".
Con lo cual Frida siempre viva quiso decir que prefería
hablar de ella misma: ''Soy una fuerza, un espíritu. Soy tan grande
y poderosa que sigo presente. Soy una obsesión. Soy un ejemplo de
no respetar los límites. Y cuando me interpretan con profundidad
hago que la actriz se ponga en trance y se erotice. Yo expongo mi ser y
no temo mostrar mi corazón''.
Por eso es que entonces, en Coyoacán, fue Frida
siempre viva y no Ofelia Medina quien mediante conjuros logró crear
a su imagen y semejanza no a dos, sino a muchas Fridas. El modelo: la Frida
tehuana, con su aureola de encaje y flores rojas en el cabello. "Cada quien
su Frida", jugó con las palabras la pintora.
Surgieron así unas Fridas rubias y de ojos azules,
otras morenas y de cabellos cortos, pero todas con bigotillo y un par con
mostachos irreverentes. Aunque antes del conjuro principal asistieron a
Frida siempre viva una Frida malabarista (Pedro Hernández) y otra
que, pese a un traje sastre y a sus afanes de anonimato, pudo ser identificada
(Paola Medina).
Pero la verdad, más que hablar de ella o realizar
embrujos, lo que a Frida siempre viva le interesó ese viernes, de
las 7 hasta casi las 12 de la noche, fue sacar adelante la especie de revista
en que se convirtió Desde Coyoacán hasta Yucatán.
A mecer la esperanza en una hamaca, con el fin de recabar fondos a
beneficio de las niñas y niños mayas de Tigre Grande y Escondido,
dos comunidades del municipio de Tzucacab, Yucatán, afectadas por
el huracán Isidore.
Hamaqueo, fichaje y besuqueada
Con la amenización de trovadores yucatecos como
Teté Cuevas y su piano, Miriam Núñez y su guitarra,
el Trío Madrigal y el Dueto de los Hermanos Avila, y por poetas
como Felipe S. Pérez Pacheco, en ese tiempo Frida siempre viva hamaqueó
a sus decenas de invitados, los fichó y les vendió
obras de arte, hamacas, antojitos yucatecos, besos en la boca y la magia
de transfigurarlos en Fridas Kahlos.
Por la hamaca de Frida siempre viva pasaron, entre otros,
los actores Odiseo Bichir y Julieta Egurrola, quien además asistió
a la pintora en la venta de obras de arte y se reveló como una persuasiva
subastadora, fuera con compradores como Alejandro Ordorica o con donadores
de obra como Marta Chapa, Pedro Hernández Petul, Alvaro Cárdenas
o los diseñadores de mascadas Pineda y Cobalín.
Y en el ajetreo de conducir y coordinar en medio del acentuado
frío del viernes pasado, Frida siempre viva se dio tiempo para las
consignas, como la de: "¡Si Frida viviera, con nosotros estuviera!",
comprobando en el acto, con su presencia misma, la verdad de esa suposición.
Otra fue: "¡Si Frida y Zapata vivieran, con pasamontañas anduvieran!".
Emergiendo con dificultad de entre Frida siempre viva,
ya cerca de la media noche, Ofelia Medina pudo decir a La Jornada:
"Mi corazón está muy contento. La gente que vino fue por
voluntad propia y gastó lo más que pudo, con conciencia.
El dinero juntado esta noche se convertirá en alegría para
esos niños mayas".
Sin embargo, recuperada como tal, como Frida, la pintora,
quien por permanecer siempre viva ha experimentado los principales acontecimientos
mexicanos de los siglos XX y XXI, también dijo:
"Si no hago esto, qué más puedo hacer. Nuestro
país se ha convertido en una nata comercial. Allá (en Yucatán)
está la verdad. Qué más vamos a hacer que divertirnos
y tener alegría en la resistencia. Me pondré un pasamontañas,
seré la subcomandanta Frida, y espero que al próximo
municipio autónomo le pongan mi nombre".