LA PREVISIBLE CATASTROFE Y LA PASIVIDAD
Las
voces de alerta no faltan. Las organizaciones de productores rurales adviertencon
alarma, por ejemplo que el ingreso sin restricciones de productos agropecuarios
en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN) dará la puntilla a este sector agonizante, postergará
sine die la seguridad alimentaria, dejará al país al arbitrio
de las trasnacionales y de los agroexportadores estadunidenses, fuertemente
subvencionados en abierta violación del TLCAN.
Sin embargo, en la Presidencia de la República
parecen vivir en otro país. Por ejemplo, el coordinador de Políticas
Públicas, Eduardo Sojo, no sólo prevé para el 2003
un crecimiento del producto interno bruto (PIB) que según él
sería el doble del de este año, a pesar de que sigue la recesión
estadunidense y de que el impacto del libre ingreso de los productos agroganaderos
será devastador, sino que habla incluso de que dentro de cuatro
años el crecimiento del PIB podría ser de 7 por ciento, sin
explicar cómo ni por cuál milagro, dado que el presidente
del Banco Mundial advierte contra el aumento del abandono por los inversionistas
de los países de nuestro continente, incluido México.
Por su parte, el presidente Vicente Fox sostiene que la
agricultura mexicana puede aguantar todo porque es competitiva, sin tener
en cuenta que incluso en los sectores realmente competitivos y de buena
productividad, como los sorgueros o trigueros de Sinaloa, los subsidios
estadunidenses sacan del mercado a los productores nacionales e, inclusive
entre los cultivadores y productores modernos y capitalistas de hortalizas
para la exportación, cunde el desánimo y aumentan las quiebras.
¿Cuál cultura de la corresponsabilidad --o sea, cuál
asunción de riesgos por el campesino-- puede existir cuando no hay
créditos oficiales y el campo es oficialmente abandonado a su propia
suerte frente a la acción oligopólica y a las subvenciones
a la producción agroganadera que caracterizan la política
de Estados Unidos? ¿No hay más remedio entonces que esperar
pasivamente el alud de productos baratos importados que acabarán
con lo que queda del sector campesino, reduciendo aún más
el mercado interno y aumentando la pobreza? ¿Las autoridades, sobre
lo llovido del TLCAN, impondrán lo mojado del Area de Libre Comercio
de las Américas (ALCA) que reduce aún más la soberanía,
las posibilidades de defensa de los estados, las trabas a las trasnacionales?
¿No ha llegado el momento, por el contrario, de evitar el desastre
que nos amenaza exigiendo unilateralmente una renegociación de los
acuerdos agroganaderos del TLCAN y una imediata solución al problema
de los emigrantes, que son la consecuencia de la crisis en los sectores
rurales y aportan talentos, trabajo, riqueza al país que los recibe
mientras, para México, son una verdadera sangría? ¿Qué
contramedidas se esperan tomar, a corto y mediano plazos, ante el abandono
del campo que deja a México dependiente de las exportaciones petroleras
que inevitablemente se acabarán?