Llenas, sus dos presentaciones en el Universal
Amphitheatre, en California
En un panteón angelino, Lupillo Rivera interpretó
el tema Un puño de tierra
El cantante asistió al funeral de una de sus
fans, que fue secuestrada y asesinada
Durante sus actuaciones le acompañaron su hermana
Jenni, muy conocida en EU, y su padre
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Los Angeles, California. En el Cementerio Resurrección
de esta ciudad, Lupillo Rivera huyó de cazautógrafos improvisados,
de fans que daban el último adiós a su ser querido,
tumbas más allá. El intérprete fue a cantarle póstumamente
a una joven secuestrada y asesinada, que en su cuarto tenía prácticamente
tapizadas las paredes con fotos del oriundo de La Barca, Jalisco. Unas
300 personas acudieron a la despedida y a todas se les hizo un nudo en
la garganta cuando se escuchó Despreciado, el tema que hiciera
famoso Javier Solís, y Un puño de tierra, más
ad hoc que nunca, dada la ocasión.
Sólo
dos canciones. "Lo normal, lo que se debe cantar, es una hora, mínimo,
pero del entierro de allá adelante se separaron unos y me pidieron
'que fírmale aquí', ¿cómo va a ser? No hay
respeto. Por eso no seguí, además de que está grueso",
señaló respecto de la emotividad que se apresa del ser humano
cuando está cerca de la muerte, que a todos espera.
El marco fue impactante. Llegaron a la cita al camposanto,
en caravana, unos 30 integrantes del grupo Los Mongoles, habitantes de
estos rumbos, en sus grandes motocicletas, vestidos con chamarras, chalecos
y pantalones de piel color negro; la mayoría con lentes oscuros;
variospelones, otros con cabelleras alborotadas. A unos les dio miedo su
presencia, pero "son amigos de la familia" de la difunta, comenta un hermano
de la víctima.
Dejó Lupillo una rosa encima del ataúd y
se retiró.
La noche anterior
Ofreció Lupillo el primero de dos conciertos en
el Universal Amphitheatre de los Estudios Universal, eje de uno de los
poderes del entretenimiento, del show bussinnes en el mundo. El
representante del citado, Javier Rivera, comentó que es difícil
que un artista esté dos veces, dos días, en ese lugar. Al
entrar al complejo se cruzan los famosos estudios, donde se muestra cómo
se hicieron los efectos especiales de películas como E.T.
o Back to the future, y se pasa por el área de tiendas, donde
igual se hallan peluches que ropa de beisbolistas o de jugadores de futbol
americano firmadas por famosos como Joe Montana.
Las paredes que flanquean las escaleras que llevan al
Amphitheatre tienen colgados cuadros con los rostros de quienes ahí
han mostrado su talento: Luis Miguel, Neil Diamond... Los visitantes reciben
volantes donde se anuncian los próximos conciertos, entre ellos
el de Vicente y Alejandro Fernández, el 9 de noviembre.
Comienza el concierto de Lupillo, pero hay algunos que
en la privilegiada zona VIP prefieren ver el resto del partido beisbolero
entre Serafines de Annaheim y Gigantes de San Francisco. El primero remonta
un 0-5 para ganar 6-5. Raro es el que le va a los Gigantes.
Dentro del foro, Lupillo se desgañita con El
Moreño, Tú y las nubes y Amorcito corazón.
En un arranque para llamar la atención del público, se apagan
las luces. Cuando regresa la iluminación, Lupillo es elevado por
medio de un arnés y vuela sobre el auditorio. Le aplauden y le gritan
"¡pinche gato volador!", "¡te vas a reventar los tanates!"
y otras frases chuscas. Algunos aplauden, otros ríen.
Se da una pausa para dejar el escenario a su hermana Jenni,
quien por estos lares es famosa con temas como Querida socia. Sorprende
a quienes no la habían visto el arraigo de la cantante, desconocida
para muchos en México.
Regresa al escenario el cantante pelón para cerrar
con Un puño de tierra, teniendo el teatro lleno.
Un día después
El
programa es casi el mismo, con la diferencia de que sube su padre, Pedro,
a cantar con él una pieza y otra de su nuevo disco. Pedro Rivera
inició a Lupillo en las lides, y muchas recomendaciones le hizo
a partir de su experiencia y de las que acumuló el fallecido Chalino
Sánchez, a quien grabó en su disquera, Cintas Acuario.
Igual, sube Jenni. Lupillo pide que suban al escenario
sus cuatro hijas, a quienes canta Amorcito corazón. Se repite
el acto del arnés. De nuevo el gato volador. Cuando se va elevando
una persona intenta jalarle una bota; Lupillo, en su intento por evitar
el despojo, pierde la bota de la otra pierna. Opta por regalar la que le
queda.
Baja y lee un mensaje: "¡Ganaron los angelitos!"
La ciudad es una fiesta en casas, calles y bares.
Acaba el segundo concierto entre un aplauso generalizado,
al que se suma Marisela, otrora baladista famosa, que anunció el
lanzamiento de un nuevo disco, producido por Roberto Livi, quien aportará
algunas composiciones.
Entre los cuadros que engalanan las paredes del Universal
Amphitheatre pronto aparecerá el de Lupillo, considerado por muchos
como el nuevo ídolo de la música popular mexicana. El próximo
sábado 2 de noviembre, se presentará en Cuernavaca, Morelos.