Quiatora Monorriel
Danza y música electrónica en Los radicales...
ANASELLA ACOSTA NIETO
Contra toda lógica reaccionaria, los "radicales libres" no son un grupo de partidarios de reformas extremas recién excarcelado; pero tampoco, al menos en este caso, se refiere a las moléculas que provocan algunos rasgos físicos de la vejez. Este concepto, que encuentra cauce en el ámbito político y bioquímico, realiza su debut en las artes por medio de un binomio entre danza contemporánea y música electrónica.
Los radicales libres. (Desesperadamente buscando un electrón) es un espectáculo coreográfico de la compañía Quiatora Monorriel, cuya dirección y coreografía está a cargo de Evoé Sotelo y Benito González.
En entrevista, los directores de la agrupación dancística, que cumple diez años, explican cómo surgió la adopción del concepto al espectáculo que se estrenó desde el 12 de septiembre en la sala Miguel Covarrubias y que este fin de semana culmina su temporada.
Habla Evoé Sotelo: ''Le dimos otro nivel de lectura a un artículo que encontramos en la internet. Hicimos una metáfora de las moléculas que andan en busca de un electrón en todo nuestro cuerpo.
"En la danza, los radicales libres además de romper ciertos esquemas y ciertas convenciones bastante rígidas, buscan con desesperación aquello que pueda liberarte como ser humano y darte la oportunidad de explotar en un ámbito afectivo, o simplemente buscan cubrir esa necesidad desesperada de hacer contacto con algo o alguien que crea en lo mismo que tú."
Benito González agrega: "Desde el punto de vista químico los radicales libres son, en esencia, caos en el cuerpo; entendemos que el cuerpo necesita caos para vivir, no sólo armonía. Y el arte es básicamente esa conjunción entre orden y caos".
Sotelo abunda: "Si las moléculas llamadas así provocan el envejecimiento del cuerpo, en una revancha dentro de la danza sucede lo contrario; y con esta propuesta queremos evitar el envejecimiento prematuro desde el nivel de la conciencia, por ello pugnamos por tener una libertad expresiva, una forma propia y personal de hacer danza".
En el trabajo más reciente de Quiatora Monorriel, con música de Pan Sonic, participan cinco bailarines y tres personajes peculiares que son el hilo conductor en una narración no lineal, con un lenguaje abstracto, pero con un claro contenido temático que apela a la participación activa del espectador, en busca de una lectura que dé sentido a los elementos que se le ofrecen sobre el escenario.
"La intención fue hacer una danza en alusión al acto lúdico, al juego como un acto creativo. Lo que proponíamos era hacer un trabajo que apelara al goce del movimiento desde el punto de vista de la construcción, como si fuera un juego de armar, donde las piezas están dadas y cada espectador va a hacer con ellas lo que quiera ; su propio juego y lectura", expresa Sotelo.
En tanto Benito González explica: "Los tres personajes que aparecen en la puesta son un sostén para el espectador, para que éste pueda amalgamar lo que vio en un todo y armar su propia historia a partir de sus experiencias, estado de ánimo o edad; esa es la propuesta".
El programa coreográfico de Quiatora Monorriel está integrado por dos momentos: La colocación alrededor del escenario de una serie de cuadros grises y, posteriormente, de rojos; ello sumado al juego de concordancia entre la música electrónica de Pan Sonic y los movimientos corporales de los cinco bailarines que otorgan una sensación extraterritorial; a veces se está dentro de una dimensión cósmica; otras, en una biológica, y las más dentro de los límites que cada imaginación imponga.
Los radicales libres se presenta el domingo a las 18 horas, en la sala Miguel Covarrubias, del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000).