BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
ƑCuál será el "nuevo centro neurálgico de la economía mundial"?
EU: Ƒel nuevo imperio mongol?
Opiniones japonesas sobre el declive del gigante
Más versiones coincidentes (y autorizadas)
EN VERDAD LUMINOSA resultó la reseña de Philippe Pons en Le Monde (18 de noviembre), titulada "ƑEU, el nuevo imperio mongol?", que sintetiza la visión japonesa sobre el "desplazamiento del centro neurálgico de la economía mundial" que sustituirá a Estados Unidos en forma ineluctable. La revista conservadora japonesa Bungeishunju publica un reportaje especial: "El descrédito de EU", que fustiga la "política exterior de Estados Unidos, la gestión empresarial de la política, el papel de las agencias de publicidad en la orquestación de la campaña contra el terrorismo y la mediocridad de su televisión". La revista conservadora (insistimos en su fundamental ubicación ideológica para sopesar la dimensión de su evaluación) fulmina que "en lugar de dejarse llevar por Estados Unidos, ahora es el mejor momento para conocer su conducta real". En el epifenómeno de los eventos, hasta parecería insensato formular sugestión alguna sobre el declive de Estados Unidos cuando la petrocracia texana se encamina a la proclamación del "nuevo imperio mundial unilateral" por medio de la "guerra preventiva" que se pretende inaugurar contra Irak.
LA REVISTA MENCIONADA realiza una entrevista al gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, considerado el más probable sucesor del premier Koizumi, quien naufraga en medio del rescate de su quebrada banca. Ishihara considera que "Estados Unidos se está convirtiendo en otro imperio mongol, cuya ambición es menos gobernar al mundo que dominarlo por la fuerza". En forma coincidente no hace mucho habíamos catalogado a la petrocracia texana como los "nuevos mongoles", dirigidos por el sucesor mental de Tamerlán. Recordemos que la barbarie mongólica de Atila, Gengis Khan y Tamerlán pudo dominar Asia y Europa pero nunca las conquistó. Una civilización superior siempre somete culturalmente a una inferior y los mongoles no fueron la excepción, al ser asimilados por el cristianismo en Europa, el Islam en Asia Central y el budismo en el Lejano Oriente. El extinguido imperio mongol, en su quintaesencia barbárico, al carecer de instituciones y orden jurídico solamente legó el recuerdo de la devastación donde a su paso dejó de crecer la hierba. Las destruidas joyas arquitectónicas de las civilizaciones superiores fueron reconstruidas, y hasta superadas, por medio de sus respectivos Renacimientos, mientras el imperio mongol con sus "guerras perpetuas" se autoextinguía de la faz de la Tierra. La crítica que retumba desde Tokio, pasando por Bagdad, hasta París, que se ha ganado a pulso la petrocracia de Houston, es brutalmente demoledora en los labios de Ishihara, quien, junto al recién fallecido Akio Morita, el fundador de Sony, escribió hace 15 años un panfleto antiestadunidense: El Japón que puede decir no. Ishihara afirma que Estados Unidos solamente ve en Europa, Japón y China a "enemigos potenciales", lo cual ha estado acercando a Japón con China. Esto sucede en el noreste asiático, porque le faltó agregar a Ishihara que en Europa continental opera un fenómeno similar que ha acercado también a Francia con Alemania y Rusia, y ha dejado miserablemente aislada a Gran Bretaña, que paga su esquizofrenia insular, para no decir perfidia geopolítica, susceptible de quebrar el puente trasantlántico que pretendía jugar para ganar triple con el dólar, el euro y el petróleo.
POR SU PARTE, UICHIRO MIWA, jerarca de la poderosa casa comercial Itochu, titula su artículo "Adiós a la gran potencia crepuscular", en el que subraya "los límites del modelo estadunidense en materia de gestión económica" (y eso que no se publicaban aún los resultados en los que Toyota muestra ganancias semestrales superiores a todo el poderoso sector automotriz de Estados Unidos) y lanza sus dardos contra "el gobierno gerencial de que tanto alardea Estados Unidos", que muestra graves desviaciones, como hicieron ver los escándalos de Enron y WorldCom. Concluye que ninguno de los dos (la gestión económica y el gobierno empresarial de Estados Unidos) sirve a la realidad socioeconómica nipona, que tiene su propia cultura gerencial.
FINALMENTE, EISUKE SAKAKIBARA, anterior viceministro de Finanzas a cargo de las relaciones internacionales, mejor conocido como Mister Yen por su influencia en los "mercados de cambios" en la década de 1990, titula su artículo "Greenspan no es ningún dios". Ni vale la pena detenerse en las exequias precipitadas de Greenspan, a quien le atribuyen la creación de la sicótica "nueva economía" y la explosión de la "burbuja.com" que evaporó 8.5 billones de dólares de la bolsa neoyorquina. De mayor trascendencia, inesperada para un financiero (por fortuna, no todos regurgitan las tonte-rías de Zedillo, que ni de economía sabe: legó un México desahuciado), resultó el prodigioso diagnóstico mundial de Mister Yen, quien considera acertadamente que "el mundo atraviesa una gran transformación que sólo se produce una vez cada 100 o 200 años" (de esto no entienden, por sus limitaciones consustanciales, ni Otto Reich, el subsecretario de Estado de Estados Unidos, ni mucho menos Zedillo, quienes con el solo "efecto Lula" entraron en pánico; Ƒdónde se van a refugiar cuando se derrumbe el imperio unipolar?). Sin dejar de reconocer "la hegemonía de Estados Unidos en los ámbitos económico y militar", con magistral propiedad Mister Yen señala que "la crisis de 1929 marcó la transferencia del centro neurálgico de la economía de Londres a Nueva York, y la crisis actual va a conducir a una nueva migración hacia un lugar que no conocemos aún". ƑVivimos, entonces, una "guerra financiera" que aún no se atreve a pronunciar su nombre y que va a desembocar en un equivalente a 1929? No lo dice cualquier improvisado ni un vulgar radioevangelista adicto a la desinformación neoliberal monetarista: lo profiere quien fue el encargado de las finanzas externas de la segunda superpotencia económica global.
NO PUDO HABER SIDO mejor seleccionado el título "El descrédito de EU". Nada menos que el ex jerarca del banco de inversiones Lazard Freres, Felix Rohatyn, quien por lo mismo conoce como pocos las entrañas del Moloc financiero de Wall Street, en un ensayo imprescindible para entender la verdadera situación financiera de Estados Unidos ("De Nueva York a Bagdad", The New York Review of Books, 21 de noviembre) recuerda que la palabra "crédito" proviene del latín "creer", y que "el sistema se encuentra en peligro cuando el público ya no tiene confianza en sus grandes empresas e instituciones. Tal es el caso hoy (...) la integridad de la entera comunidad empresarial de Estados Unidos se encuentra bajo sospecha". Así que la revista conservadora nipona y el banquero estadunidense Rohatyn comparten la misma percepción sincrónica: el "descrédito de Estados Unidos" significa que se ha dejado de "creer" en su "sistema". Tampoco Rohatyn es un aventurero de opiniones descabelladas y cuenta en su gloria el haber rescatado literalmente de la quiebra a la ciudad de Nueva York hace 25 años. Muy lúcido, el banquero Rohatyn detecta grandes similitudes entre la situación de Estados Unidos en la década de 1970 con la situación imperante, "con los mismos factores en juego" (depresión financiera en Estados Unidos y en la ciudad de Nueva York, golpeada por los atentados terroristas del 11 de septiembre; guerra en Medio Oriente; e incertidumbre sobre el devenir del precio del petróleo). Resalta que Estados Unidos enfrenta dos desafíos en forma simultánea y estrechamente relacionados: 1) "Nuestro abordaje de la situación internacional y nuestra seguridad nacional en el tratamiento de Irak y la guerra contra el terrorismo" y; 2) "Nuestra política y economía domésticas mientras enfrentamos una posible guerra, al unísono de una economía débil".
CON LA PRECISION microquirúrgica de un neurocirujano competente, el banquero estadunidense, que conoce como nadie su entorno, lo cual le confiere a su análisis prospectivo un valor incalculable, alerta a su nación (y por extensión al planeta) en forma visionaria: "la forma en que tratemos el asunto de Irak tendrá profundas repercusiones en nuestra posición internacional, así como en la fuerza de la OTAN; y también tendrá efectos significativos en nuestra economía doméstica y en la cohesión de la sociedad estadunidense". Llama la atención que haya usado la palabra "cohesión", porque habemos algunos escépticos asépticos sobre la viabilidad, ya no se diga la vigencia, del modelo conjugado de la plutocracia de Wall Street y la petrocracia de Houston, que han diezmado a la gran nación estadunidense, sometida a la tiranía de la telecracia desinformativa, y que vive, a nuestro juicio, una "segunda guerra civil" larvada. En forma juiciosa, un mes antes del 11 de septiembre Rohatyn había convocado a un "nuevo Bretton Woods", un nuevo orden financiero global para restaurar el equilibrio perdido, y ahora advierte sobre la "doctrina de la global superioridad militar total". Por el contrario, Rohatyn se pronuncia por una "seguridad nacional en medio de una economía deprimida" y coincidentemente aborda las mismas causales con las que hemos fastidiado a los lectores: "Estados Unidos pasó de ser un país con superávit presupuestario, divisa fuerte y deuda nacional decreciente, y se ha vuelto un país con déficit presupuestario en el largo plazo, una divisa alicaída y una deuda nacional cada vez más creciente. El enorme déficit de cuenta corriente dependiente del exterior requiere flujos de capitales por más de mil millones de dólares al día, que han sido provistos ampliamente por los extranjeros que invierten su dinero aquí, atraídos por la fuerza de nuestra economía y nuestra divisa, así como por la integridad de nuestros mercados. Este influjo se ha reducido bruscamente ahora, y ha deprimido al dólar y ha incrementado el riesgo de la economía de Estados Unidos". ƑQué pasará, entonces, cuando el "descrédito" (el cese en la "creencia" del "sistema" de Estados Unidos) alcanzó conjuntamente a la plutocracia de Wall Street y a la petrocracia de Houston?
ES OBVIO QUE los ultrahalconazos de la petrocracia del eje Houston-Londres desdeñan las persuasivas advertencias expuestas y pretenden que "el poder potencial estadunidense es invencible si se ejerce en forma efectiva" por el método "unilateral", como señala en un deslumbrante ensayo Immanuel Wallerstein ("Acelerando el declive", 30 de octubre), quien reduce el tiempo previsto de la decadencia de Estados Unidos de 25 años, propuesto en su luminoso libro Después del neoliberalismo, a solamente 10 años.