Surgen, como en 1988, las acusaciones contra funcionarios por el mal manejo del apoyo
Yucatán, marcado por el desvío de ayuda a damnificados
LUIS A. BOFFIL CORRESPONSAL
Merida, Yuc., 5 de octubre. Hace 14 años el entonces gobernador del estado, Víctor Manzanilla Schaffer, exigió a sus colaboradores honradez para no desviar la ayuda en favor de los damnificados del huracán Gilberto. Era septiembre de 1988 y el meteoro causó estragos en casi todo el territorio yucateco.
Sin embargo, algunas figuras públicas hicieron caso omiso del llamado gubernamental y se vieron involucradas en irregularidades al lucrar con despensas, víveres y otros artículos destinados para apoyar a los miles de afectados por ese meteoro.
Ahora el actual mandatario, Patricio Patrón Laviada, advirtió a sus más cercanos colaboradores, funcionarios de distintos niveles y alcaldes que no incurran en malos manejos. "No vayan a quedar marcados", les advirtió.
En los siguientes días los apoyos federales deberán empezar a fluir para levantar las 85 comunidades rurales que resultaron más dañadas por el huracán Isidore. Por ello, Patrón Laviada insistió en el manejo honrado de los recursos, una vez que las acusaciones por supuestos desvíos comienzan a escucharse.
El mensaje del gobernador no estuvo exento de alusiones por los bochornosos casos registrados en septiembre de 1988, cuando azotó Gilberto. Víctor Manzanilla Schaffer tenía algunos meses de haber iniciado su gestión, y atravesaría momentos amargos propiciados por el abuso de sus colaboradores.
Su secretario de Hacienda, Abraham Jorge Musi, estaría muy pronto en el caldero político debido a su controvertida actitud. Los apoyos comenzaron a llegar por toneladas: agua, alimentos, medicinas, láminas de cartón y demás artículos.
De pronto, las tan necesarias láminas escasearon y posteriormente aparecieron en venta. Las investigaciones condujeron a la empresa de Jorge Musi, quien había concentrado miles de esos artículos para venderlos y lucrar con los apoyos destinados a los damnificados.
La polémica que se desató llevó, finalmente, a la destitución del colaborador de Manzanilla Schaffer y a su desaparición de la escena política. En 1991, cuando se truncó la gestión manzanillista y asumió el interinato la senadora Dulce María Sauri Riancho, Jorge Musi enfrentó un proceso penal por supuesta malversación de fondos, que le costó algunos meses de cárcel.
El anterior grupo político priísta en el poder denunció cacería de brujas.
Sin embargo, no sólo Jorge Musi estuvo involucrado en el manejo ilegal de los apoyos para damnificados. El entonces dirigente de la Cámara de Comercio de Mérida, Ricardo Dájer Nahum, fue acusado de acaparar toneladas de huevo enviadas por productores de Puebla.
La prensa dio cuenta que ese año varios de los comercios propiedad de Dájer vendían el preciado producto y una vez más la tormenta política se desató. El empresario se defendió con el argumento de que había comprado cartones de huevo por cuenta propia. Al menos él salió mejor librado.
Tiempo después, Ricardo Dájer resultó electo dirigente nacional de la Concanaco; en 1995 contendió por el PRI para la alcaldía de Mérida y perdió con Patricio Patrón Laviada, ahora gobernador de Yucatán.
Sin embargo, el gobernador Víctor Cervera Pacheco recompensó al empresario de origen libanés y lo designó secretario de Desarrollo Industrial y Comercial, dependencia que resultó pieza clave en materia económica durante la gestión cerverista.