El especialista Miguel Capistrán aclara
las consejas que se han creado en torno del poeta
La biografía de Jorge Cuesta, llena de imprecisiones,
falsedades y omisiones
Hoy el investigador, Hugo Gutiérrez Vega y Augusto
Isla participarán en una mesa redonda con motivo del 60 aniversario
luctuoso del integrante de Contemporáneos
CESAR GÜEMES
En vida no publicó un libro salvo la Antología
de la poesía mexicana moderna, de la que fue compilador. Sin
embargo, de todo el grupo Contemporáneos, Jorge Cuesta es hoy el
más estudiado de ellos. La biografía conocida del poeta,
cuyo aniversario luctuoso número sesenta se cumplió el día
13 del presente mes, está llena de imprecisiones, falsedades, errores,
omisiones y mentiras, tal como lo explica a La Jornada el especialista
en su obra, Miguel Capistrán.
Las
consejas tomadas por verdades van desde los motivos concretos de su suicidio
hasta el hecho de que en ningún volumen en que aparece su célebre
poema Canto a un dios mineral está tal como Cuesta lo concibió.
La mala fortuna del también ingeniero químico pasa por la
novela titulada La única, que "por despecho", apunta Capistrán,
escribió para denostarlo quien fuera su esposa, Guadalupe Marín.
Su "locura", otro ejemplo a mano de su tergiversada biografía, fue
en realidad un severo desajuste fisiológico provocado por una golpiza
que a Cuesta le propinaron seguidores lombardistas dos años antes
de su fallecimiento.
Este domingo a las 12 horas en la Sala Ponce del Palacio
de Bellas Artes se llevará a cabo la mesa redonda Jorge Cuesta,
a 60 años de su muerte y en ella participarán para hablar
de estos y otros temas relacionados el propio Miguel Capistrán,
Hugo Gutiérrez Vega, Augusto Isla y, como moderador, Víctor
Sandoval.
Los desmentidos de Capistrán inician por la parte
más delicada: en 1940 se dijo que Cuesta se había castrado
a sí mismo. Explica el ensayista: ''Eso se manejó en su momento
y se mantuvo la especie. Pero es falso. Lo que ocurrió fue que Jorge
consiguió herirse en los genitales como una forma de expiación
o de castigo. No buscaba suicidarse con ello y afortunadamente no murió
a consecuencia de ese ataque por mano propia. Lo encontró providencialmente
Luis Arévalo, un compañero. Atendieron a Cuesta y se recuperó.
El caso es que no hubo tal castración; sin embargo, el episodio
trascendió así y fue tomado como verdad''.
-¿Qué era lo que expiaba?
-Lo entiendo como un acto de purificación. La libido
de Cuesta era muy poderosa. Hasta donde he indagado tuvo una vida sexual
muy intensa. Se decía, en parte por esto último, que había
sido homosexual, algo que no tendría mayor trascendencia de no ser
porque no lo fue. Esa característica de su personalidad también
es inventada. Al recoger el testimonio de Luis Cardoza y Aragón,
por ejemplo, corroboré que las aventuras amorosas de Cuesta eran
siempre con mujeres. El dato sobre ese aspecto de su personalidad que obtuve
de mis investigaciones es que fue un amante muy solicitado.
-¿A
qué atribuye los juicios que en forma de novela pesaron sobre Cuesta
en La única?
-Fue un acto de despecho contra él: un poema que
se titula como la novela fue regalado a Lupe Marín por Jorge, y
según trascendió el mismo texto se lo obsequió el
poeta a la hermana de Lupe. De paso, ella quiso hacerse un tanto intelectual,
si no a la altura de Jorge ni de la gente que los rodeó, al menos
participar. Lupe era muy dominante y Cuesta, si bien no era un hombre apuesto,
resultaba muy atractivo para las mujeres. La propia Marín me dijo
en entrevista cómo recordaba ese efluvio de atracción que
emanaba de él. Mucho de lo que cuenta Lupe no es real. La única
es una novela de despecho que corrió con la suerte de tomar carta
de verdad.
En cuanto a la distancia que mantuvo Cuesta de Alfonso
Reyes y a propósito de Antología de la poesía mexicana
moderna, puntualiza Capistrán: ''El genio literario al que todo
el mundo respetaba y a quien le brindaron pleitesía fue Alfonso
Reyes. No todos lo consideraban un buen poeta, aunque él desde luego
se sentía no sólo bueno sino un gran poeta. Al enfrentar
el problema de incluirlo o no y de paso para no recibir los reclamos o
las protestas de nadie, el grupo decidió que fuera Jorge Cuesta
quien firmara la antología. No la hicieron entre todos, por cierto,
sino solamente él y Xavier Villaurrutia".
En 1964 apareció la primera compilación de
los poemas y ensayos de Cuesta hecha por Capistrán y Luis Mario
Schneider, se reeditó, apareció luego en el Equilibrista,
y en total, a lo largo de casi cuatro décadas, ha vendido no más
de 5 mil ejemplares. Pese a este dato duro, al quehacer del poeta nacido
en Córdoba, Veracruz, "no se le puede minimizar, como hemos visto
luego de la compilación de sus obras y pese a que en trabajos como
Poesía en movimiento no fue incluido. La fuerza intelectual
de Cuesta lo llevó a ser, por ejemplo, el padrino poético
de Octavio Paz, quien lo reconoció. También lo fue como ensayista,
luego de que Jorge influye en las concepciones de su gran amigo, Samuel
Ramos, que finalmente derivará en El laberinto de la soledad,
de Paz.
"Ahora,
me sorprende el fenómeno de que si bien no publicó propiamente
un libro con su obra a lo largo de su vida, hay muchas personas interesadas
en él, lo mismo aquí en México, donde asesoro numerosas
tesis sobre Cuesta, que en algunos países, como Alemania, cuentan
con una cátedra con su nombre, o Francia, donde se celebró
el año pasado un coloquio sobre su obra. Además, si consultamos
los catálogos de tesis sobre poesía mexicana, Jorge desplazó
al resto de los escritores de su grupo que en vida gozaron de gran prestigio
literario".
-Parece que la obra de Cuesta estuviera condenada a no
difundirse ampliamente.
-Pues sí, hace un tiempo hablé con Gonzalo
Celorio para que apareciera en el Fondo de Cultura Económica, pero
él ya no está en la editorial. Luego consideramos una solicitud
del gobierno de Veracruz, mediante Siglo XXI, para hacer una buena edición,
pero ya pasaron dos años de eso y no ha sucedido nada. Esperamos
que pronto aparezca el volumen, bajo uno u otro sello.
-Acerca de su muerte, se ha dicho que fue una especie
de suicidio ritual.
-Estoy en desacuerdo totalmente con esa versión
y con otras todavía más descabelladas. Jorge Cuesta se enfrentó
a un problema concreto, que conozco a través del testimonio de su
hermano Víctor: se quitó la vida por la desesperación
ante los periodos de lucidez y falta de cordura que padeció sólo
en los dos últimos años de su existencia, después
de una golpiza a cargo de simpatizantes de Lombardo Toledano. Cuesta contaba
que veía demonios o que el colchón de su cama estaba lleno
de serpientes, por lo cual alguna vez le prendió fuego y casi quema
toda su casa. Luego de las crisis, era un hombre completamente normal que,
inteligente al fin, no deseaba seguir en esas condiciones.
El hecho de que Canto a un dios mineral no haya
aparecido hasta ahora tal como fue escrito por su autor también
tiene una explicación para Capistrán, quien dice finalmente:
"Lo penúltimo que Jorge escribe es una oración, poco antes
de que lo internen y se quite la vida. Lo importante es que gracias a su
hermana supe que Canto a un dios mineral, tal como lo editamos nosotros,
apareció mal ordenado. Luego de pasar tres días de rodillas,
con los brazos en cruz, en un estado catatónico, su familia decidió
internarlo. Bien, para cuando pasan a recogerlo se había recuperado
del todo y solicitó tiempo para escribir las dos últimas
estancias del Canto... y se las dejó a su hermana. Por un
error aparecieron donde no debían ir. Eso lo corroboré con
la hermana de Jorge y me lo había advertido José Gorostiza,
ya que habían escrito el Canto... y Muerte sin fin
en reuniones amistosas que pactaban justamente para trabajar en los textos.
Por eso don José conocía tan bien ese poema de Jorge, que
en cuanto demos a conocer la nueva edición de sus obras por fin
y por primera ocasión aparecerá tal como Cuesta lo concibió".