Exhibe Bichos, sabandijas, quimeras y follajes en una galería
de Polanco
Redescubrirse a diario, leitmotiv de quien ejerce
la pintura, aconseja Alejandra Urrutia
Reúne 19 obras de gran formato creadas mediante técnica mixta
sobre tela
El artista que asume la comercialización como fin se encasilla y
pervierte, opina
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
La pintura es, en esencia, el redescubrimiento de quien
la ejerce, porque el arte se muere cuando el pintor se estaciona en ciertos
temas, hace las cosas de manera automática o empieza a copiarse
porque ya encontró la fórmula para que su obra sea aceptada,
reflexiona la pintora Alejandra Urrutia (México, 1959) cuyo trabajo
se exhibe en la galería de la Torre del Reloj, en Polanco.
Bichos,
sabandijas, quimeras y follajes reúne 19 pinturas de gran formato
en técnica mixta sobre tela, en las que emplea arenas y pigmentos
para dar textura a sus obras. A estos cuadros se suma una serie de retratos
realizados durante 20 años.
Crear desde ''la primera intención''
En la pintura ''hay que arriesgarse, encontrarse, trabajar,
crear y decir cosas diferentes, porque las cosas que nos ocupaban y preocupaban
hace 10 años no son las mismas ahora. Hay cambios, y finalmente
el trabajo del pintor es un reflejo de su vida y su entorno", subraya Urrutia,
quien fue alumna de Luis Nishizawa, Martha Ramírez y Gilberto Aceves
Navarro.
Entre los temas de sus obras hay paisajes, animales y
plantas trabajados desde la corriente de lo figurativo-abstracto,
y eso le permite pintar ''no tanto lo que veo, sino lo que me sugieren
las cosas. En mis cuadros siempre hay la sugerencia de muchas figuras,
aunque no siempre puedan distinguirse a plenitud. Por ejemplo, pinto un
animal pero no podría decir de qué tipo es".
De esta manera deja, a quien ve sus cuadros, una obra
con diferentes interpretaciones, ''como en una lectura abierta porque no
quiero decir una sola cosa. En cada cuadro trato de decir cosas diferentes",
agrega, y explica su forma de trabajo basado ''en la primera intención".
Para ella ''lo más importante es redescubrirse
todos los días. No encasillarse en ciertos temas, algo que le pasa
a muchos artistas: encuentran la fórmula y no salen de eso porque
su trabajo ya está aceptado" y puede comercializarse.
La comercializacion, añade, no debe ser el objetivo
de la pintura, sino el resultado del trabajo de cada artista. Cuando se
asume la venta como fin y se repiten los temas y las formas, ''el pintor
termina pervirtiéndose, porque ya se estancó, dejó
de descubrir y de descubrirse".
(Bichos, sabandijas, quimeras y follajes concluirá
exhibición el miércoles 14. La galería El Reloj se
localiza en el parque Lincoln, en Edgar Allan Poe esquina Charles Dickens,
Polanco.)