En 2004 termina la vida útil del Bordo Poniente, ubicado en territorio del estado de México
A punto de agotarse la capacidad del único relleno sanitario de la ciudad
La cancelación del aeropuerto en Texcoco complica negociaciones con el gobierno mexiquense para ampliarlo y que pueda recibir la basura del DF hasta 2006: director de Servicios Urbanos
ELIA BALTAZAR /I
Es una incógnita el destino que a partir de febrero de 2004 tendrán las 12 mil toneladas diarias de basura producidas en la ciudad de México. Y todo porque el tema del aeropuerto en Texcoco contaminó las negociaciones entre las autoridades del Distrito Federal y las del estado de México, para que estas últimas den su visto bueno a la construcción de algo así como un segundo piso para el Bordo Poniente, el único relleno sanitario con que cuenta el DF y que se encuentra en terrenos de la entidad mexiquense.
Fuentes del gobierno capitalino temen que ahora, con la cancelación del proyecto del aeropuerto en Texcoco, el estado de México mantenga su postura, dado que fue a partir de la oposición de las autoridades capitalinas a la construcción de la terminal aérea en ese sitio, que el tema del destino de la basura de la ciudad de México "se politizó" y "complicó" la relación entre las tres instancias de gobierno, asegura Francisco González, titular de la Dirección General de Servicios Urbanos (DGSU) del Distrito Federal, pues el estado de México se opone a la construcción de más celdas en el relleno sanitario y la Comisión Nacional del Agua (CNA) aún no ha otorgado el permiso, bajo el argumento de que el peso sobre el terreno podría afectar los sistemas hidráulico e hidrológico de la zona.
"La gerencia del lago de Texcoco nos pidió una serie de estudios que ya fueron entregados y que han resultado positivos en el sentido de que sí se pueden construir más celdas o un segundo piso del Bordo Poniente, sin riesgo de deslizamientos o movimientos del terreno", explica González.
Ubicado a menos de seis kilómetros de donde se proyectaba la terminal aérea en Texcoco y a casi tres del actual aeropuerto capitalino, la capacidad del Bordo Poniente se agota en cuenta regresiva: su vida útil concluye en febrero de 2004 y a la fecha nadie sabe con certeza cuál será el destino de la basura producida por los habitantes de la ciudad, que generan 1.350 kilogramos de desechos por persona al día, más los 16 gramos con que colabora la población flotante del DF.
El nudo gordiano que amarra las negociaciones para la ampliación del Bordo Poniente -que significa elevar cuatro metros más las celdas del relleno sanitario, actualmente en ocho metros de alto, y prolongar su vida útil hasta 2006- ha obligado a las autoridades a considerar otras opciones, como la instalación de incineradores o la adquisición de un terreno en el estado de Hidalgo.
Francisco González, sin embargo, considera que el problema de la basura debería abordarse como una prioridad metropolitana, que involucrara al Distrito Federal y a los municipios conurbados, los cuales actualmente utilizan tiraderos a cielo abierto. Y un ejemplo es el que se encuentra en Nezahualcóyotl.
"Los residuos sólidos son un problema común y no entendemos por qué si hay comisiones metropolitana de transporte y vialidad, de tenencia de la tierra, de seguridad pública o de medio ambiente, por ejemplo, no establecemos una mesa de negociación donde se analicen soluciones coordinadas", dice el funcionario capitalino.
Esta coordinación desafortunadamente no ha existido, advierte el diputado local del Partido Verde Ecologista de México, Arnold Ricalde, quien asegura que el relleno sanitario del Bordo Poniente está entrampado en una lisa política que protagonizan el DF y el estado de México. Y augura: "será un problema que le autoricen a Francisco González ampliar cuatro metros más la altura del relleno sanitario". Porque hasta ahora, dice, el estado de México no quiere acceder a que permanezca un relleno sanitario del DF en su territorio, "aunque ellos han llevado adelante la creación de tiraderos en sus municipios. Pero no están dispuestos a recibir la basura del DF. O lo estarían, pero a un precio muy alto por tonelada".
El director de Servicios Urbanos del DF, sin embargo, considera que no debe involucrarse con la política "y menos presionar o extorsionar" a una de las entidades por temas que significan un problema de servicios para ambas. Así, afirma, "mucho ayuda el que no estorba".
Si bien González advierte que no hay un plazo "fatal" para resolver el tema de los residuos sólidos en la ciudad de México, el problema, como sea, obliga a una solución si no inmediata, por lo menos apresurada.
Lo cierto, sin embargo, es que a la fecha el DF ni siquiera cuenta con una ley en materia de residuos sólidos -tampoco existe una en el país-, ya que no se ha logrado el consenso entre los partidos representados en la Asamblea Legislativa para su aprobación, aunque se espera que en el próximo periodo ordinario de sesiones, en septiembre, se presente una ante el pleno, luego de más de un año de discusión en comisiones. Porque sucede que la basura en la ciudad no sólo significa dinero, sino poder político, y de ella dependen más de 20 mil personas que trabajan en la recolección, separación, transferencia y disposición final.
Según cálculos de Arnold Ricalde, las autoridades capitalinas gastan aproximadamente 200 pesos por tonelada de basura, sólo en las etapas de recolección y transferencia, sin tomar en cuenta la disposición final. "Son más de 2 mil millones de pesos que se gastan anualmente en el manejo de basura", asegura.
La opción de un segundo piso
Inaugurado en 1985, el Bordo Poniente se extiende en mil hectáreas asignadas mediante la firma de un convenio que celebraron las autoridades locales con el organismo Proyecto Lago de Texcoco, que depende de la Comisión Nacional del Agua y que ahora tiene pendiente la resolución de estudios para decidir si permite la construcción de un segundo piso para el relleno sanitario. Francisco González destaca que el gobierno capitalino se ha manejado con mucha prudencia en el tema del Bordo Poniente y en el manejo de basura. Explica: "Nunca hemos planteado ampliarlo, aun cuando en el convenio está incluida una zona de amortiguamiento que no hemos planteado usar, a pesar de que está autorizada".
Por sus dimensiones, este relleno sanitario ha venido operando por etapas, de tal forma que a la fecha ya se han aprovechado y clausurado la primera, que constó de 75 hectáreas; la segunda, con 80 hectáreas, y la tercera, con 105. La cuarta etapa, en funcionamiento desde 1995, consta de 420 hectáreas, de las cuales 320 son utilizadas actualmente para la disposición final de la basura y el resto para las instalaciones de este complejo, el más grande de América Latina, que opera las 24 horas de los 365 días del año y recibe 12 mil 500 toneladas de basura en promedio al día.
Según un diagnóstico elaborado por la DGSU, el Bordo Poniente cuenta con las más avanzadas técnicas de compactación de basura para el aprovechamiento del espacio, gracias a lo cual se logró ampliar un año más la vida útil del relleno sanitario, que de otro modo tendría que concluir sus operaciones en los primeros meses del próximo año.
Se apunta en el documento: "Se adquirieron compactadores especiales para la disposición final de los residuos sólidos, gracias a lo cual hay una capacidad de mil kilogramos por metro cúbico, en lugar de los 850 kilogramos que se lograban con la maquinaria de terracería antes empleada. Con esta acción se logró ampliar un año más la vida del relleno sanitario". Su vida útil, sin embargo, terminará en febrero de 2004. Y aunque la construcción de un segundo piso agregaría tres años más de vida útil, esta medida no sería más que un paliativo a corto plazo, afirma Ricalde, quien se manifiesta a favor de la adquisición de incineradores, opción que rechaza la organización ecologista Greenpeace.