Se disputan el control de un taller de maquila de ropa
Clima de tensión en San Buenaventura, Hidalgo, por pugna entre grupos de ejidatarios
Médico agredido acusa al cura del lugar, quien respalda a uno de los bandos
CARLOS CAMACHO CORRESPONSAL
San Buenaventura, Tepeji del Rio, Hgo., 10 de julio. Dos grupos de ejidatarios de San Buenaventura, uno de ellos encabezado por el presidente del comisariado ejidal Silvestre Flores Ayala y el otro por su antecesor, Joaquín Ayala -quien además cuenta con el aval del cura del lugar-, mantienen dividido al pueblo y se temen enfrentamientos.
La disputa se ha centrado en los últimos días en el control de un taller de maquila de ropa que construyeron luego que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) indemnizó a los ejidatarios con 5 millones 292 mil 17 pesos por la expropiación de 94 hectáreas donde se construyó el campo militar número 37.
La mañana de este miércoles seguidores de Joaquín Ayala golpearon al médico Mario Chávez Campos por "difamar a la Iglesia". El afectado responsabilizó al sacerdote Raúl Serrano de ser autor intelectual de la agresión.
Desde el martes, alrededor de 30 campesinos acudieron al domicilio del galeno para advertirle que no causara problemas. Inés y Valentín Monroy encabezaron hoy a otro grupo que interceptó al doctor, lo bajó de su vehículo y lo golpeó, además de robarle su teléfono celular y una pistola calibre .22, que utiliza desde el pasado fin de semana "por mi seguridad".
La agresión obligó a la intervención de la policía municipal y de la alcaldesa Araceli Velázquez, quienes acompañaron al médico ante las autoridades judiciales para interponer denuncia penal, que se suma a una presentada ayer contra Joaquín Ayala por amenazas debido a que éste lo acusó de "difamar a la Iglesia" y "traer a los reporteros" el lunes pasado.
Chávez Campos se ha caracterizado desde su llegada, hace ocho años, por apoyar al pueblo. Recientemente participó en las negociaciones de los ejidatarios con la Sedena para obtener la indemnización de 5 millones 292 mil 17 pesos por la expropiación de 94 hectáreas donde se construyó el campo militar número 37, pero a juicio del galeno, esto "me ha traído broncas con el cura" Raúl Serrano y sus seguidores.
Con parte de la indemnización y con aportes de los gobiernos de los estados de México e Hidalgo construyeron un taller de tejido y costura. Dicho centro se construyó sobre dos hectáreas, con una inversión de un millón 300 mil pesos, y se le dotó de 20 máquinas industriales de costura recta y over, con lo que se generarían 30 empleos inicialmente.
El centro de manufactura quedó listo en mayo, pero como el presbítero Raúl Serrano -con 25 años de servicio- "tiene las llaves" y exige que parte de las ganancias se destinen a obras de la iglesia, no se ha puesto en operación.
Humberto Ayala Monroy, quien participó en la construcción del taller, dice que el cura gestionó los apoyos y vio a "sus amigos y presidentes" para juntar el dinero y ahora -los ejidatarios- quieren quitárselo. "El padrecito ha dicho que si le quitan el taller pues ya ni modo, pero en la santa misa nos dice que hay que defenderlo. La mayoría está de acuerdo que el taller se quede para la parroquia, pero los ejidatarios no quieren."
Justo en los límites del ejido y el campo militar, el campesino Timoteo Flores Miranda exige: "que se vaya el cura que nomás ha venido a dividir al pueblo y que venga uno de verdá".
El presidente del comisariado ejidal Silvestre Flores Ayala dice que el cura "desde el púlpito afirma que el taller es para la iglesia y no de los ejidatarios y luego dice que somos ignorantes y que ni nosotros ni nadie podemos hacer que se vaya".
En la parroquia de Tepeji del Río, a su llegada antes de oficiar misa, se intentó dialogar con el cura Raúl Serrano, pero sostuvo tajante: "no voy a hablar".
