Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 11 de julio de 2002
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Política

Octavio Rodríguez Araujo

Los delincuentes del 68

Los dinosaurios nunca se imaginaron que se extinguirían. Los que sobreviven parecen estar sorprendidos de que la historia haya seguido su curso y que las formas autoritarias y criminales de ejercer el poder ya no tengan cabida en el mundo de hoy, aunque más vale no cantar victoria (con Bush Jr. en el poder y con Dornbusch proponiendo dictaduras, cualquier cosa es posible).

El abogado defensor de Luis Echeverría Alvarez, Antonio Cuéllar Salas, no se ha dado cuenta de la evolución histórica, entre otras razones porque no conoce la historia o ésta le tiene sin cuidado. Ahora dice que los estudiantes del 68 fueron "delincuentes" que ya fueron juzgados, sentenciados y condenados, y pasa por alto que la "verdad legal", que invoca en el presente para justificar los actos de poder en aquel año, fue precisamente la base del contra-argumento de quienes fueron víctimas de ese poder, de quienes cuestionaban al gobierno por autoritario. (Recuérdese que una de las demandas del pliego petitorio del movimiento del 68 en México era precisamente la desaparición de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal, que autorizaban al gobierno a declarar como delito la protesta social calificada, por la "verdad legal", de subversiva.)

La historia, esa misma historia que no ve el abogado de Echeverría, le ha dado la razón a quienes cuestionaron en los años 60 -y siguientes- el autoritarismo, no sólo en México sino en otros países -destacadamente en Francia y Estados Unidos. Porque, no debe olvidarse, los movimientos estudiantiles de los 60 no fueron para sabotear la Olimpiada del 68 (Ƒa quién le importaba, además de al gobierno mexicano?), sino para abrir espacios de libertad y de justicia que el autoritarismo capitalista y el de la burocracia soviética inhibían.

Que los estudiantes de los movimientos del 68 fueron subversivos, no hay duda. Lo fueron, pero la violencia -donde la hubo- no la inauguraron ellos, sino la gente del poder. Fueron subversivos porque no sólo estaban en contra del autoritarismo sino de lo que ahora el abogado Cuéllar llama "verdad legal", que no ha sido otra cosa que la legalidad que se han dado las clases dominantes para mantener sus privilegios a costa de los que no tienen poder.

Con la "verdad legal" se ha perseguido siempre a quienes han osado cuestionar la "razón de Estado", es decir la razón de quienes gobiernan. ƑQué otra cosa es la doctrina Bush después del 11 de septiembre del año pasado? ƑQué otra cosa fue el macartismo de los años 50 en Estados Unidos? ƑQué otra cosa fue el nazismo o el estalinismo? ƑQué otra cosa fue, en México, la represión de los sindicatos de tendencia autónoma o democrática o de los movimientos campesinos durante los gobiernos del PRI?

La "razón de Estado", aquí y en todas partes, se ha abonado con la represión legal e ilegal de los subversivos, de los rebeldes, de los revolucionarios, a veces de los críticos y otras veces de los que simplemente no encajan por su raza, credo o sexo en el pequeño universo dominado por otros, por los que tienen el poder. Pero el movimiento de la historia es tan irremediable que ha habido momentos en que hasta la "razón de Estado" y la "verdad legal" cambian, y los que antes juzgaron, sentenciaron y condenaron son juzgados, sentenciados y condenados y no exculpados como ocurrió en Chile con Pinochet.

Los "delincuentes" del 68, independientemente de que algunos ya se han acomodado en las esferas del poder, tienen derecho a reivindicar su antigua rebeldía y a demandar a quienes, so pretexto de la "razón de Estado", los privaron de su libertad o asesinaron o desaparecieron a sus compañeros.

Alguna ventaja, quizá la única, tendría que tener la salida del PRI de Los Pinos y su sustitución por otro partido. Aunque no debe pasarse por alto que el poder, del signo que sea, siempre se defiende de los que no lo tienen, a menos que se beneficie políticamente juzgando a quienes lo antecedieron, que bien puede ser el caso. Sin embargo, una cosa es abrir expedientes y nombrar un fiscal especial, y otra que se haga justicia a quienes fueron victimados en los negros años de la guerra sucia. Habrá algunos indiciados, pues el fiscal tendrá que justificar su puesto y Fox que representa un cambio, pero no podemos ser muy optimistas.

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