El Tri lanza su nueva producción, No te olvides de la banda,
el 30 de julio
Durante la guerra sucia en los 70, ''sólo
le cantábamos a la raza'': Lora
Ahora los grupos ya la tienen peladita y son más pose que
lo que tocan, critica
''Caro Quintero nos mandó unos pomos cuando escuchó en el
Reclusorio la rola dedicada a Sara''
CHAVA ROCK
Alejandro Lora es uno de los personajes más importantes
de rock que hay en México. En su rostro están marcadas más
de tres décadas de historia de rock en nuestro país; sus
ojos han visto transitar cientos de músicos y sus canciones nos
han acompañado durante lustros.
A Lora se le deben muchos aciertos, y también muchos
fracasos del género. Gracias a su pertinaz trabajo, desde el mundo
subterráneo logró mantener el rock en México durante
dos décadas; lamentablemente también a él es fácil
atribuirle la mediocridad y estancamiento que durante varios años
caracterizó a buena parte de este género, sobre todo por
lo repetitivo del lenguaje lírico y musical.
Autor de varias rolas consideradas himnos entre la banda
rocanrolera y promotor de una subcultura urbana que aún en nuestros
días cobra sentido, lo mismo ha tocado en reclusorios que en universidades;
su música la ha llevado de apestosos hoyos fonqui a lugares como
el Foro Sol y el Auditorio Nacional. Lo mismo ha compartido escenario con
grupos como Los Rolling Stones y Eric Burdon que con Transmetal y Rebel
D' Punk.
Pionero en muchos sentidos. Fue el primer rocanrolero
mexicano en grabar sus temas con una orquesta sinfónica; en grabar
en un reclusorio; en editar un disco de un concierto en directo en Estados
Unidos; en recibir un disco de oro, por las altas ventas de su álbum
Simplemente; el primero en tocar su rocanrol en la Basílica
de Guadalupe. En Guadalajara, Jalisco, han erigido su estatua, y ya se
esculpe otra en la ciudad de Puebla, su tierra natal. Está a punto
de ser el primer rocanrolero mexicano en grabar un reality show
para la cadena de videos MTV.
En la siguiente entrevista Alex habla de algunos pormenores
de su más reciente disco y de temas poco explorados en su vida.
La dura etapa de los hoyos, la represión y marginación policiaca,
la escena de los años 70 y 80, su contacto con Caro Quintero después
de componerle una rola y su amistad con el hijo de Gustavo Díaz
Ordaz.
Ambivalencias y sincretismos
No te olvides de la banda es el título del
nuevo álbum de El Tri que saldrá a la venta el próximo
30 de julio, mismo que pudimos escuchar previamente, acompañados
del músico poblano.
-Hay algunos temas de este disco que nos recuerdan al
viejo Three Souls In My Mind.
-Lo que pasa es que El Tri no es como otras personalidades
de la música o agrupaciones, que si oyes una rola ya te puedes dar
una idea de todo su trabajo, sino que El Tri tiene muchas actitudes, tiene
muchos rostros y muchas rolas disímbolas entre sí. No es
lo mismo El niño sin amor que Chilango incomprendido,
y no es lo mismo Epidemia que Triste canción, aunque
todas son rocanrol, son canciones que tienen una actitud y una perspectiva
diferente. Esta es la ambivalencia de El Tri en su identidad y en su música.
El chavo que hizo la biografía de El Tri para los medios de Estados
Unidos, cuando fue a vernos por primera vez a una tocada no se la acababa,
y veía que era un pedo muy cabrón que yo saliera mentando
madres con una guitarra en forma de falo que eyacula leche, y que al mismo
tiempo usara una playera con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Pues
es la ambivalencia de la vida real, como Solamente Dios, que es
una rola mística y espiritual, pero al mismo tiempo es rebelde,
callejera e irreverente.
-Este sincretismo tan bien ilustrado en las vulcanizadoras,
donde al lado del altar a la Guadalupana está la chava desnuda del
calendario, ¿es parte de tu inspiración?
-Sí, está cagado. Por ejemplo, en este álbum
hay rolas tan disímbolas como Los espermatozoides y hay otra
que se llama Solamente Dios, y no es lo mismo De la raza pa'
la banda que No te olvides de la banda, son rolas totalmente
disímbolas y todo es rocanrol.
Denuncias, agandalles y Caro Quintero
-Recientemente se abrieron algunos expedientes de la guerra
sucia, tú en los 70 fuiste cantante de denuncia, ¿cómo
viviste esa época?
-En este nuevo álbum grabamos la rola Volvimos
a perder, que dice: Ya están sacando a balcón a una
bola de rateros y a corruptos y asesinos que abusaron del poder, y aunque
todos ya sabemos quiénes fueron los culpables, ellos siguen tan
campantes y el pueblo volvió a perder. Es eso, hoy jugamos como
nunca y perdimos como siempre.
-Te pregunto esto porque si en los 70 había un
grupo de rock contestatario y de denuncia era el Three Souls, sin embargo
en tus letras nunca hablaste, por ejemplo, de la lucha de Lucio Cabañas
o de la Liga 23 de Septiembre...
-Nosotros le cantábamos más a la raza que
asistía a las tocadas, era como que la onda más personal
entre nosotros mismos. En los 70 vivimos una represión muy gruesa,
porque lo de Avándaro (festival efectuado el 11 de septiembre de
1971) fue muy cabrón y la bronca del 2 de octubre del 68 en Tlatelolco
y lo de los Halcones el 10 de junio del 71 fue también muy cabrón.
Entonces cuando se realizó el Festival de Avándaro estaba
calientita la onda de los Halcones. En ese tiempo Zabludovsky, que
tenía el único noticiero que había, salía y
decía: "vayan al festival", decía quiénes íbamos
a estar, muy serio nos mencionaba a todos, seriesísimo decía:
los boletos cuestan 25 pesos y están a la venta en todas las distribuidoras
de Automóviles América. Tenían la idea de que iba
a ser una tocada grande en la que irían como diez mil personas,
entonces le metieron calor a la tocada y ¡no mames!, fuimos más
de 300 mil personas, entonces el gobierno dijo: ¡ay, cabrón!,
el rocanrol está cabrón, tiene una capacidad de convocatoria
muy cabrona, no podemos permitir que exista esta madre porque no vaya a
ser que en una tocada se suba un güey y les diga: vámonos sobre
Palacio Nacional. Ahí fue cuando erradicaron al rocanrol, y a cualquier
güey que fuera rocanrolero se le veía como a un narcosatánico.
Fue así como nacieron los hoyos fonqui, y las tocadas se hicieron
en la periferia de la ciudad y ya para otro tipo de raza, ahí fue
donde casi todas las bandas desaparecieron.
-Etapa dura la de los hoyos. ¿A ti no te tocó
el agandalle policiaco o atracos en plena tocada?
-Más que eso, me tocó vivirla junto a la
banda. Una vez en Guadalajara estábamos tocando Megatón y
nosotros; cuando estaba Megatón de repente entra la tira,
agentes judiciales con ametralladora y al suelo todos, los músicos
también tiraron sus liras y nos pasaron báscula a
todos, nos encañonaron y nos pusieron contra la pared, éramos
como 3 mil y a las chavas también las apañaron, a varios
se los llevaron y clausuraron el lugar; eran tocadas muy cabronas.
-Ahora ya a ningún grupo le tocó sufrir
esto...
-No, ya la tienen peladita, porque es más pose
que lo que tocan, es por eso que El Tri valora lo que es y lo que tiene
porque le costó un güevo tenerlo y hacerlo, no como ahora otras
agrupaciones y otros personajes de la música que les pega una rolita
y a toda madre, pero nunca en su vida han puesto un pie en un hoyo fonqui,
o en tocadas cabronas donde había 5 mil personas y un foco de 75
watts para iluminarlas a todas, tocadas donde nada más meter
tu equipo y sacarlo era ya una odisea... tocadas gruesas.
-En su momento escribiste una canción que difícilmente
alguien se hubiera animado a cantar: Sara, Sara cómo te quiero,
aunque ahorita esté hasta atrás, nomás que salga nos
fumamos un kilo entero; ¿no tuviste problemas con Caro Quintero
por lo que dice la letra?
-Un día fuimos a tocar al Reclusorio Norte, cuando
el güey estaba ahí; el chavo que nos llevó nos dijo
que Caro Quintero supo que íbamos a ir y que quería que tocáramos
esa rola. El auditorio en que tocamos era como un cine, al fondo estaba
un cuartito como donde está el cácaro, y se veían
las siluetas de unas personas, de repente nos dicen que ahí estaba
(Caro Quintero), que tocáramos la rola; cuando acabó la tocada
nos mandaron una caja con pomos y chelas, nos dijeron que nos las mandaba
aquel cabrón, que estaba muy chida la rola. Nos aventamos unos pegues
y dejamos la caja a los chavos que nos las llevaron.
El hijo de Díaz Ordaz
-Con Alfredo Díaz Ordaz llevaste cierta amistad,
después de todo fue hijo de un ex presidente. ¿Nunca tuviste
problemas por la mención que le hiciste en una de tus rolas: Y
las tocadas de rock ya nos las quieren quitar, ya sólo va a poder
tocar el hijo de Díaz Ordaz?
-Se supone que él iba a ser el productor del disco
Otra tocada más, porque lo grabamos en su estudio, en el
Baby O de Los Angeles, pero el güey andaba en la fiesta y el desmadre.
Un día estábamos oyendo una rola que acabábamos de
grabar y llegó con una viejota, yo estaba medio pedón también
y le dije: ora cabrón, ibas a ser el productor y no has venido,
si mañana no vienes desde temprano como nosotros, te hago otra rolita
(ríe). Independientemente de que su jefe haya sido lo que haya sido,
él siempre fue un rocanrolero frustrado. Tenía su estudio
muy chingón. Por ejemplo, cuando apagabas la luz en el techo se
veía el universo, era como el planetario del Politécnico,
se veía poca madre. Hay algo que nunca se me va olvidar, cuando
estábamos grabando, de repente veo tras el cristal a Gene Simmons
y Paul Stanley, los güeyes de Kiss, que fueron a conocer el estudio;
el ingeniero de sonido nos dijo que se fueron alucinando, que nada más
que termináramos grababan ellos, que se fueron impresionados de
ver el estudio. Yo lo cabuleaba diciéndole que cómo no iba
a estar chingón el estudio, si lo construyeron con toda la lana
que se chingó Gustavo Díaz Ordaz; aquí están
todos nuestros impuestos, cabrón, le decía (risas).
Viajezote con La Tribu
-En el disco El niño sin amor, en la primera
edición incluyes algunos versos del Himno Nacional en la rola Déjalo
sangrar, pero en el siguiente tiraje cambiaste esa parte. ¿Tuviste
problemas de censura?
-Sí se cambió. Hay cinco mil discos en que
la rola dice: mas si osare un extraño enemigo, profanar con mentiras
tu mente, piensa, mi niño, que tu eres más fuerte y que nadie
te puede cambiar. El cambio se hizo a petición de la misma disquera,
que entonces era WEA; pensaron que se iban a meter en una bronca porque
era una compañía trasnacional, porque les podían quitar
la licencia. Los de WEA sacaron el disco y ni cuenta se habían dado
hasta que un cabrón les dijo: oye, no nos vayamos a meter en un
pedo por eso, entonces me hicieron cambiarle la letra y quedó: mas
si quieren lavarte el cerebro, o alguien quiere chuparte los sesos, piensa,
mi niño, que tu eres más fuerte y que nadie te puede ganar.
-En tu nuevo disco, el último tema, De la raza
pa' la banda, que grabaste con La Tribu, es un viajezote, además
de que dura más de diez minutos.
-Sí, es un viajezote, fue hecha en el estudio,
aunque ya la hemos tocado (en vivo). La Tribu nunca la había escuchado,
en el estudio empezaron a improvisar con todos sus instrumentos. Los gabachos
del estudio -Richard Kaplan, Kevin y Bragg- nos preguntaron qué
instrumentos iban a tocar; cuando les dijimos que tocarían piedras,
cocos, caparazones de tortuga, silbatos, no nos creían, pero cuando
vieron cómo (los integrantes de La Tribu) armaban todo y empezaban
a tocar, no se la acababan; para esa rola les pusieron 23 micrófonos.
-¿Por qué eres el productor de tus discos?
¿Falta humildad para buscar un productor? ¿Sientes que El
Tri no lo necesita?
-No tanto necesitarlo... Si realmente hubiera una necesidad
de seguir un estilo determinado, por ejemplo si quisiéramos hacer
algo conceptual de los 80, entonces vamos a jalarnos a alguien que le dé
esa identidad, pero como es la música de El Tri que la hacemos a
nuestro gusto... por ejemplo ahora me decían que si quería
que estuviera Jim Gaines u otro, pero les respondí: si ya me aventé
el Sinfónico 2, que ahí sí fue un pedote y
no cualquier productor lo hace, pues ahorita uno sin sinfónica pues
ni de a pedo.