Carlos Aguirre condena la pederastia disfrazada
con sotana y la publicidad en política
La muestra Eje del mal critica el fanatismo
El sacerdote Marcial Maciel y Marta Sahagún también
tienen menciones en la instalación
ANASELLA ACOSTA
La ironía y el humor negro toman forma en las piezas
de la instalación de Carlos Aguirre, quien con desfachatez -como
él mismo reconoce- analiza y critica el fanatismo, los medios de
comunicación impresos, la publicidad ejercida como política
y la pederastia disfrazada con sotana para mostrar el contemporáneo
Eje del mal, título de su más reciente exhibición.
Aguirre, quien ya antes dejó caer la guillotina
sobre best-sellers de los políticos, retoma la técnica
a la que ahora suma revistas como Time, Newsweek y Kena,
de las que toma titulares e imágenes para construir piezas, ponerlas
en un balance y mirar su peso justo.
En equilibrio, el artista ubica los titulares sensacionalistas
en referencia al 11 de septiembre y la política que en supuesta
"defensa" ha desplegado George W. Bush, presidente de Estados Unidos.
Asimismo,
muestra dos libros -uno de 400 páginas y otro de 150-, sobre el
caso Posadas Ocampo, que contra toda lógica física mantienen
horizontal una balanza.
Otro de los espacios de la galería José
Luis Benlliure, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional
Autónoma de México -que desde el 27 de junio alberga la exposición
de Aguirre-, es ocupado por una serie de discos compactos que en la cara
frontal muestran imágenes lo mismo de San Judas Tadeo que del Santo
Niño de Atocha, entre otros, a quienes recurren los adoradores en
busca de algún favor. Al levantar el disco, sobre la pared se descubre
el rostro de otro ídolo no menos preciado por la sociedad: un jugador
de futbol.
El sacerdote Marcial Maciel y Marta Sahagún, esposa
del presidente Vicente Fox, también tienen un reservado en esta
sala. El primero en una lápida y la segunda en una imagen de revista.
Aguirre habla sobre los motivos de esta muestra: "Lo que
me interesa básicamente es el análisis de contenido y la
forma como se manejan las cabezas de la prensa escrita que, de manera general,
siguen la misma idea comercial: redactar una cabeza muy atractiva para
vender. Es el caso de lo ocurrido el 11 de septiembre".
Las piezas de la muestra de Aguirre tienen como característica,
además del equilibrio, una fuerte crítica social hacia las
manipulaciones, consideradas por el autor el verdadero eje del mal.
Explica: "Muchas publicaciones te tratan de vender ideas,
conceptos, pero no te dan información para que realices un proceso
de análisis, esto se suma a un contenido más comercial que
informativo. Por ello, lo que hago es ironizar sobre todos esos medios
utilizando sus propios discursos e imágenes, dejando la solemnidad
característica en la década de los 60".
Agrega: "Trato de hacer crítica social desde un
lenguaje contemporáneo". Dice que prefiere la instalación
para evitar caer en recursos que ya se utilizaron hace tiempo. "Ahora empleo
más la ironía, el sarcasmo, el humor negro; creo que es mucho
más efectivo".
Aguirre expresa que el arte contemporáneo le ha
permitido utilizar los signos de los propios medios de comunicación
para revertir su significado.
Respecto a la pieza que mantiene en equilibrio dos libros
de volumen dispar, explica que en el sentido práctico ambos tomos
-uno de la autoría del ex procurador Jorge Carpizo McGregor y el
otro del prelado Juan Sandoval Iñiguez- tienen el mismo valor: "son
una porquería", porque nada aportan para esclarecer el asesinato
del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo; uno trata de manipular lo
que realmente sucedió; y el otro quiere convertir en santo al cardenal.
Respecto al reservado para la esposa del Presidente, Aguirre
declara: "Es absurdo el manejo que está haciendo Martha Sahagún
de su propia imagen; ahora Kena Moreno va a editar el libro Vamos México
o cómo dejar las adicciones. Me parece que esto responde a un
manejo comercial de la imagen".
La contribución de la cultura, opina, es nimia
ante el bombardeo de las imágenes de la televisión o del
cine, que sólo muestran fraudes, violencia, apariciones de santos,
dramas sentimentales y situaciones que, en general, nada tienen que ver
con el desarrollo de los ciudadanos. Por el contrario, son una estrategia
para mantenerlos encerrados en sus casas, atemorizados y frente al televisor
mirando polémicas sobre si alguien es demasiado viejo o no para
venir al país.
"El análisis que podría generarse respecto
a lo que pasa en el mundo es mucho más de fondo. Si el ciudadano
pudiera analizar los contenidos de la información que recibe podría
tener una idea más clara de cómo pretenden manipularlo."