Diego Fernández, con insaciable amor
por el dinero, afirma
Señora directora: Es inadmisible, indigno,
deshonesto, desleal, ruin, vergonzoso, contradictorio que el opulento,
millonario y cristiano senador panista Diego Fernández de Cevallos,
a quien algunos ciudadanos eligieron como defensor de sus derechos en la
Cámara -quienes, además, le pagan (pagamos) su gran sueldo
de senador- sea hoy quien gana un juicio multimillonario en contra de la
Secretaría de la Reforma Agraria, que no tiene para pagar. Erogación,
que de hacerse, no sólo afectará las finanzas del Estado,
sino los bolsillos de los mexicanos, pues somos quienes pagamos con nuestros
impuestos.
¿Será éesta la forma en que Fernández
de Cevallos pretende hundir más al gobierno del PAN en el poder
y al país? ¿Será acaso, que como él gana millones
de pesos y de dólares en su despacho, no se ha dado cuenta que el
gobierno actual dice no tener dinero para resolver las necesidades más
apremiantes del país? ¿Será que no le han informado
que en México existen 60 millones de mexicanos en extrema pobreza,
la mayor parte de ellos campesinos; campesinos por los que tal vez podría
hacerse algo con más de mil 200 millones de pesos a pagar? ¿Será
acaso que en los libros en que estudió derecho y en otros que hablen
de la "justicia social con rostro humano", como dicen los panistas, el
licenciado aprendió que, los derechos y la justicia sólo
son aplicables rigurosamente y en forma expedita en favor y en defensa
de ciertas personas, como pueden ser sus clientes, herederos de grandes
terratenientes que amasaron fortunas a la sombra del gobierno corrupto
de Miguel Alemán? Ante esta realidad, qué diremos los millones
de mexicanos entre los que se cuentan más de 10 millones de indígenas,
a quienes desdeñó y castigó desde su palestra de senador,
porque para ellos no existe justicia ni derecho.
El multimillonario fallo, en favor de las familias Ramos
Hernández y Lozano Gracia, sus amigos, y en contra del gobierno
panista y del pueblo de México, es un testimonio fehaciente del
insaciable amor por el dinero de "un gran legislador panista", sin compromiso
con México.
De qué sirve conocer lo que es la línea
recta, si no se sabe lo que es la rectitud, dijo un día Séneca,
filósofo y político.
Imelda Zamudio
Por su vestimenta, supuesto militar agrede a joven
en Monterrey
Señora directora: El viernes 28 de junio,
alrededor de las 10:30 horas, mi hijo Oscar, de 17 años, presentó
un examen de fin de cursos en la preparatoria donde estudia y, como no
tenía más clases programadas, se dirigió con otros
compañeros de escuela al billar Flamingo, de la calle Hidalgo, aquí
en el centro de Monterrey, el cual permite la entrada a menores, pues cuenta
con un área destinada para ellos.
Como la mayoría de los jóvenes de su edad,
Oscar suele usar bermudas flojas, camisetas y zapatos tenis. Se corta el
pelo al estilo mohicano y lleva un arete en el labio inferior. El día
de los hechos vestía unas bermudas color verde oscuro. Antes de
llegar al billar, los jóvenes notaron que los seguía despacio
un auto color gris plata, dentro del cual iban cuatro individuos, uno de
ellos de uniforme militar y los otros con ropa común y corriente;
pero los chicos no le dieron importancia al hecho y entraron al establecimiento.
Minutos más tarde, mientras los jóvenes
estaban pagando la cuota de entrada y mi hijo permanecía junto a
la mesa que seleccionaron para jugar, el individuo vestido como militar
entró, se acercó a él y lo tomó por el cuello,
lo llevó escaleras abajo, rumbo a la puerta del local. El tipo,
de aproximadamente 30 años y 1.75 de estatura, en ningún
momento se identificó ni tenía insignias que permitieran
ubicar la dependencia oficial a la que supuestamente pertenece, pero sus
botas, su ropa (camisola y pantalón color verde olivo) y el corte
de su cabello lo evidenciaban a todas luces como militar.
Empezó a injuriar y a zarandear a mi hijo, exigiéndole
que se quitara los pantalones pues, según él, esa prenda
pertenecía al Ejército y aún más, era "delito"
usarla como la traía Oscar, a la rodilla y muy holgada. Entre amenazas
e insultos, el tipo no dejaba de estrujar un brazo del menor y de exigirle
que se desvistiera. Incluso les gritaba a los otros tres tipos que lo acompañaban,
y quienes permanecían afuera (con aspecto de agentes de alguna corporación,
quizá ministeriales, pues traían radios portátiles),
que llamaran a una patrulla de la policía regia, tratando de amedrentar
aún más a mi hijo.
Oscar, sumamente atemorizado, trató de calmar al
gorila que lo agredía y de explicarle que los pantalones que traía
puestos son de los que se venden en las "pulgas" de la ciudad, como ropa
de segunda mano, ¡pero del ejército estadunidense! Por fin
el tipo dejó en paz al muchacho, cuando éste le dijo que
iría a casa -la cual se encuentra relativamente cerca del lugar-
a cambiarse los pantalones y que volvería para entregárselos.
Oscar salió de ahí, sin esperar más, y fue a buscarme
a mi trabajo, que también está a unas cuadras del sitio,
para contarme la violenta agresión y humillación que había
sufrido.
Como madre, ciudadana y periodista exijo la inmediata
intervención de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos,
porque si estos individuos pertenecen al Ejército o a alguna corporación
de la fuerza pública debe sancionárseles enérgicamente,
pues no es posible que abusen de la supuesta autoridad que tienen, y la
ejerzan de manera tan prepotente e injustificada.
Demando, asimismo, que la Procuraduría de Justicia
de Nuevo León investigue si estos sujetos pertenecen a alguna fuerza
pública o si son "madrinas" o maleantes disfrazados de "autoridad"
que deben igualmente ser castigados. Nadie tiene derecho de molestar o
agredir a nadie por su aspecto. Mi hijo es un estudiante sano, sin adicciones
y respetuoso de la legalidad. Nadie tiene por qué tratarlo como
a un delincuente. ¡Basta ya de impunidad en Nuevo León!
Guadalupe Elósegui Martínez, periodista
Alaba profesionalismo de algunos médicos del
Seguro Social
Señora directora: Pese a la depredación
e indolencia oficiales que padece la seguridad social de nuestro país,
todavía es posible encontrar dignos ejemplos de profesionalismo
entre el personal médico y de enfermería que ahí labora.
A principios de junio fui sometido a una cirugía
en el abdomen en el Hospital La Quebrada, del estado de México,
y el trato de quienes me atendieron fue tan dedicado y profesional, que
resulta difícil comprender por qué esta parte importante
del capital humano nacional debe trabajar en las condiciones desventajosas
en que lo hace actualmente el IMSS.
Mi más sincero reconocimiento para los doctores
Castro y Sierra, subdirector del nosocomio y cirujano, respectivamente,
y en general para todo el personal médico y de enfermería
por la atención brindada.
José González
Denuncian agresión de policías a estudiante
Señora directora: Le solicito publicar la
siguiente carta, dirigida al procurador general de Justicia del Distrito
Federal, Bernardo Bátiz Vázquez.
Señor procurador: El pasado 26 de junio los estudiantes
Enrique Santillán Pérez y Rafael Carrillo Nolasco caminaban
por las inmediaciones del Metro Universidad, cuando fueron interceptados
por los policías auxiliares: Leandro Guadalupe Ramos Chávez,
Noé Juárez Martínez y Pedro Soberanes, quienes de
forma prepotente y violenta les ordenaron, sin motivo alguno, que se detuvieran.
El policía Ramos Chávez detuvo a Enrique Carrillo sujetándolo
por el cuello, quien sintiéndose desesperado por el ahogamiento
logra zafarse del policía y actúa en defensa propia para
salvaguardar su integridad física, al ver esta acción los
otros dos policías golpean al estudiante, lo suben a una patrulla
y lo conducen a una caseta en la que nuevamente es golpeado, amenazado
de muerte y humillado por una decena de policías. Enrique recibió
patadas en la cara, por lo cual su salud está seriamente comprometida.
Hoy Enrique y Rafael están presos en el Reclusorio
Oriente acusados de "lesiones a la autoridad". Es indignante ver que en
nuestro país la injusticia se ensaña con los más pobres
y que las autoridades ni siquiera amonestan a los policías agresores.
Esto no debe quedar impune, exigimos justicia.
Juana Pérez Lara y César Santillán
Pérez
Invitación:
El Colegio del Personal Académico del Instituto
de Investigaciones Sociales de la UNAM invita a la Conferencia "La transición
demográfica en México", que impartirá el doctor Raúl
Benítez Zenteno el lunes primero de julio a las 11 horas, en la
sala de usos múltiples del instituto.