Concordancia con el senador panista Javier Corral
La CFC apoya apertura a la inversión extranjera
en las telecomunicaciones
ROBERTO GARDUÑO
La Comisión Federal de Competencia (CFC) se sumó
a la presión para abrir la puerta, sin restricciones, a la inversión
extranjera en el sector de las telecomunicaciones. Con Fernando Sánchez
Ugarte al frente, ese organismo que entre otras actividades promueve la
desincorporación indiscriminda del conglomerado aéreo Cintra,
y fue corresponsable de la extranjerización de los bancos
mexicanos, ahora pretende eliminar el tope máximo de inversión
fóranea en el ámbito telefónico, cuyo porcentaje máximo
actual es de 49 por ciento, y permitirles a empresas como la defraudadora
WorldCom -accionista de Avantel- y ATT que utilicen, sin ningún
costo, la red telefónica nacional y controlen ese sector estratégico
para el país.
La actuación de la CFC se enmarca en la disputa
entre el senador panista Javier Corral, que insiste en imponer el modelo
de apertura indiscriminada que permitiría a las empresas trasnacionales
ejercer el control de los sistemas de telefonía de red, y el diputado
perredista Víctor Manuel Ochoa Camposeco, quien pretende se deje
en manos de ciudadanos mexicanos la operación y propiedad de ese
sector.
Ante ese diferendo entre las cámaras de Diputados
y Senadores por el contenido de lo que habrá de contener la Ley
Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Federal de Competencia
y su presidente Sánchez Ugarte -que por cierto ocupará esa
posición durante los próximos siete años, de un total
de 10-, ya tomó partido y apoya la propuesta de apertura del panista
Javier Corral.
Y es que en el artículo 30 de la propuesta de la
comisión bicamaral se establece que las "concesiones sólo
se otorgarán a personas físicas o morales de nacionalidad
mexicana", y la "participación extranjera en ningún caso
podrá exceder de 49 por ciento, excepto tratándose de telefonía
celular". En el segundo apartado, la iniciativa de ley -en proceso de debate-
da entrada a la opinión de la CFC de "que se requerirá una
resolución favorable para que la inversión extranjera participe
en un porcentaje mayor".
Ese resquicio es aprovechado por la CFC, pues considera,
en una serie de propuestas para modificar la Ley Federal de Telecomunicaciones,
que "mantener las restricciones a la participación de inversión
extranjera en el sector crea barreras económicas al crecimiento
de los operadores actuales y a la entrada de nuevos oferentes".
En el fondo, lo que ese organismo desea es que la empresa
Teléfonos de México -propiedad de mexicanos, y con participación
de la trasnacional South Bell- deje de dominar el mercado para dar entrada
a la defraudadora WorldCom y ATT, sin que éstas paguen ni inviertan
recursos por el uso y crecimiento de la red.
No obstante, esa postura choca con el hecho de que tanto
Avantel y Alestra -se supone mexicanas- pertenecen al capital extranjero.
La primera es propiedad de Banamex-Citibank y de WorldCom. Y la segunda
pertenece a Bancomer-BBVA y ATT. De esa forma, las dos telefónicas
se encuentran en manos extranjeras.
La CFC manifiesta entonces que si se mantiene la proporción
de 49 por ciento para la inversión extranjera, "estas barreras contribuyen
a ensanchar con rapidez la brecha que ya existe entre quienes pueden allegarse
o tienen recursos para establecer redes (en este caso Telmex) y quienes
no (trasnacionales), situación que lesiona las posibilidades de
competencia y desarrollo de la industria".
Por eso, la recomendación de la comisión
controlada por Sánchez Ugarte es la siguiente: la entrada y el fortalecimiento
de los nuevos competidores, lo que a su vez promoverá una mayor
capacidad productiva, y por tanto, que la cobertura y penetración
de sector se expandan; y el rápido y vigoroso avance de las telecomunicaciones
de última generación, las cuales contribuirán positivamente
a la competitividad del sector.
Otra sugerencia de la CFC se refiere a no considerar a
la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) como el ente
que defina cuál es el "mercado relevante" sino que sea la misma
Comisión Federal de Competencia la que asuma ese papel, porque "pueden
generarse incosistencias con las definiciones realizadas por ambos organismos,
deteriorando la autoridad de la CFC y Cofetel, así como la efectividad
del proceso. Además de la incertidumbre jurídica que se deriva
de la posible emisión de dos definiciones distintas, no obstante
el uso de los mismos principios".