REPORTAJE
El oficio ha pasado de una generación
a otra
Suchitlán, entre curanderos y brujos
El poblado de Suchitlán es reconocido en Colima
como la cuna de brujos y curanderos que "echan las cartas" para leer el
futuro, alejan el mal a través de limpias y ponen encargos para
hacer daño a las personas. Allí, el mito y la realidad se
confunden dando lugar a leyendas fantásticas como la del indio Gorgonio
Avalos, quien además de haber sido el fundador del ejido del mismo
nombre, a principios del siglo XX, fue un brujo que, dicen los lugareños,
se convertía en guajolote y otros animales para escapar de los militares,
quienes tenían la orden de matarlo porque incitaba a los indígenas
a defender sus tierras
VERONICA GONZALEZ CORRESPONSAL
Comala, Col., 22 de junio. Suchitlán es
la segunda localidad indígena de Colima, tiene 4 mil 600 habitantes
y su lengua nativa, el náhuatl, está a punto de extinguirse.
El alcoholismo y la pobreza son los principales problemas de la comunidad.
Encontrar brujos en Suchitlán con fines periodísticos es
difícil. Los lugareños protegen el buen nombre de la comunidad
y se refieren a ellos como curanderos.
Enrique
González Avalos, comisario municipal, señala que en el pueblo
no hay brujos, sino personas que saben curar y hacer limpias. "Brujos,
brujos no hay. Antes sí había, no podemos negarlo, porque
la leyenda dice que el señor Gorgonio se volvía burro y picho
(guajolote) para escapar de sus perseguidores. Esos sí eran trabajos
pesados", dice.
Al respecto, Regino Castro de los Santos, una de las pocas
personas del pueblo que todavía recuerdan algunas palabras del náhuatl,
relata que "los soldados persiguieron a Gorgonio durante varios años
porque decían que era el único que había hecho que
se movilizaran todos los pueblos en defensa de sus tierras, hasta que lo
atraparon y mataron en 1927, ya que había empezado la Revolución
Mexicana y se había realizado la primera dotación de tierras".
A su vez, Herminio Candelario Dolores, fabricante de máscaras
de madera para rituales pagano religiosos y misas negras que la gente compra
a 600 pesos como adorno, señala que "en Suchitlán está
la mera mata" de chamanes y se ofrece como guía para encontrar algunos.
Con el apoyo del artesano encontramos a Francisco Cristóbal
Centeno, quien se define curandero. Se apoya en barajas de juego y cartas
del tarot egipcio para adivinar el pasado, presente y futuro de las personas.
Limpia al gobernador
Fue precisamente el tarot egipcio el que utilizó
con Moreno Peña cuando éste era candidato del PRI a la gubernatura
y solicitó sus servicios en 1997. Las cartas revelaron que Moreno
sería el próximo gobernador de esta entidad, señala.
Años más tarde, ya siendo mandatario, solicitó nuevamente
los servicios del chaman, quien junto con otra curandera, le practicó
una limpia para liberarlo de las energías negativas, señala.
Las limpias espirituales que practica Don Francisco,
como lo llaman sus clientes, consisten en acostar a la persona en el piso
y hacer un círculo de alcohol a su alrededor, que luego enciende
con un cerillo y perfuma con aerosoles "de retiro y abre caminos". El primero
aleja "las malas ideas" y el segundo atrae "la energía positiva".
Para retirar la energía negativa el curandero reza y frota ramas
de zapote blanco en el cuerpo de la persona, "porque los árboles
tienen más poder que los seres humanos", explica.
Con 28 años de trabajo, el curandero recibe clientes
nacionales y extranjeros. Dice que no cobra, pero aclara que si le dan
30 o 50 pesos "para comprar las veladoras de los santos" los recibe con
gratitud. Aprendió el oficio de una curandera llamada Josefina que
vivía en la ciudad de Colima. Recuerda que un día, estando
en casa de la curandera, llegó una persona muy enferma para someterse
a una limpia, pero cuando ésta la acostó en el piso y trató
de encender el círculo de alcohol que había formado a su
alrededor para liberarla del mal, "la lumbre no quiso arder".
"La mujer tenía un cicatriz en el pecho y la piel
se le hundía hasta el corazón. Yo creo que le hicieron el
daño, porque doña Josefina le advirtió: 'si hubiera
venido antes de que empezara con su ampolla en el pecho, tal vez la hubiéramos
curado, pero ahorita ya no nos hacemos responsables'. Tampoco los médicos
se hicieron responsables y murió al tercer día (de la limpia)",
relató.
Antes de morir, la mujer dijo a los curanderos que un
día se le metió una puerca a su casa y cuando fue a reclamarle
al dueño del animal, éste le advirtió: "te vas a acordar
de mí", así que Francisco cree que le echó la maldición.
Herminio Candelario explica que "la sal negra", que es sal común
mezclada con sangre de animales, se utiliza para salar la casa o el trabajo
de las personas, de modo que cuando alguien quiere provocar problemas a
otra persona en su empleo o su hogar arroja esa sal en uno de esos sitios.
"La fragilidad (debilidad espiritual) de los seres humanos
existe y muchas veces las personas se desisten de lo que hablan, entonces
hay que combatir las palabras negativas, pues éstas se quedan en
ayunas y les hacen daño a quienes se las dijeron", explica Leonardo,
curandero autodidacta, cuando se le pregunta por qué la gente necesita
limpias.
Dice que cualquier persona que tenga "la intención
firme de estudiar" puede llegar a ser un chaman, pero "aquél que
piensa estudiar y no se sostiene, se asusta".
Alcoholismo, cáncer de la comunidad
A
pesar de ser un poblado pequeño, hombres, mujeres y adolescentes
trabajan en el campo para sobrevivir y mantener a sus familias. Lo mismo
cortan café en Comala, que limón en Tecomán y chile
o jitomate en Colima por 70 ó 100 pesos al día, "un salario
indigno que les impide prosperar", dice Rafael Nieto Reina, promotor de
salud adscrito a la comunidad para impulsar la rehabilitación de
alcohólicos.
El problema del alcoholismo en Suchitlán es viejo.
"Desgraciadamente el indígena es un poco tímido y eso lo
bloquea para buscar fuentes de empleo dignas, así que muchas veces
beben porque carecen de un trabajo estable, espacios deportivos y recreativos,
y siguen el mal ejemplo de los padres, quienes mandan a sus hijos pequeños
a la tienda a comprar alcohol y mezcal a granel", explica.
Las mujeres de la comunidad son madres a partir de los
14 años y tienen cinco hijos en promedio. Los hombres comienzan
a beber desde los 13 años, muchas veces abandonan la escuela para
ponerse a trabajar y comprar alcohol con el dinero que ganan. Aunque también
hay mujeres alcohólicas, éstas sólo representan 15
por ciento de los afectados, refiere.
En el año 2000, las autoridades municipales y estatales
comenzaron a dar un ataque frontal al alcoholismo en la localidad. A través
del programa federal Progresa, que reparte becas y ayudas alimentarias
a las familias pobres, y con el apoyo del DIF, la Procuraduría General
de la República y la Procuraduría Federal del Consumidor,
se realizan esfuerzos para decomisar bebidas embriagantes de dudosa calidad,
concientizar a los bebedores de su enfermedad y sensibilizar a sus mujeres
para que los convenzan de participar en programas de rehabilitación.
Rafael Nieto asegura que en dos años el alcoholismo
ha disminuido 50 por ciento, "ya que antes era muy frecuente ver células
de cinco o seis alcohólicos por donde quiera y a todas horas. Pero
eso ya no lo vemos, porque si hay algún grupo, inmediatamente se
procede a levantarlos y traerlos a la junta municipal y si alguno quiere
ir voluntariamente a un albergue (de rehabilitación) en Colima,
lo canalizamos", resalta.
Sin embargo, reconoce que todavía hay mucha resistencia
de los enfermos para rehabilitarse, pues de los mil 500 hombres adultos
que viven en el pueblo, 20 por ciento siguen con el problema. "Se está
haciendo conciencia nada más; quien se resiste sigue tomando, pero
en su casa. En cierta manera esto sirve para detener el alcoholismo y evitar
el mal ejemplo a los niños", comentó.