ANDANZAS
Colombia Moya
El vuelo de la palabra
ES NECESARIO RECONOCER la importancia del aniversario
número 64 de la emisora de la Universidad Nacional Autónoma
de México. Es justo atender un renglón de la comunicación
que hoy se encuentra en el tapete de las negociaciones, donde está
en juego un importante papel del mentado ejercicio de la democracia en
el país.
ES
TAMBIEN DE suma importancia destacar el desarrollo de la cultura en este
renglón. Una inmensa red de vasos comunicantes que en mi concepto
no sólo debe referirse al fenómeno estético, a la
expresión y vivencia artística, sino a la consecución
de la educación y afinamiento del espíritu de la gente para
una mejor comprensión de los valores de la vida que nos circunda,
cuya armonía y equilibrio razonado en las infinitas ramas de la
existencia, podría convertirse en el paradigma de un pueblo, una
humanidad civilizada, es decir, culta.
TAMBIEN ESTA SEMANA, Opus 94, la estación de la
palabra y la buena música, como parte del Instituto Mexicano de
la Radio (Imer), celebró sus 16 años de vida, la cual, como
Radio Educación, también realizó una serie de reuniones
y mesas redondas sobre la función sociocultural de la radio, mientras
aquella maravillosa estación de la buena música en México,
XELA, hacía sentir su presencia por medio del sepulcral silencio,
luego de haber sido asesinada y sustituida por una emisora de corte comercial,
no hace mucho tiempo.
COMO LA TELEVISION cultural, canales 11 y 22, Radio UNAM,
Radio Educación y Opus 94 del Imer, son apenas un poco de oxígeno
y rencuentro con uno mismo en la vorágine desvergonzada de anuncios,
palabrotas y espantosa vulgaridad que asalta nuestros sentidos y el último
rincón de nuestra individualidad. Como diabólica consigna
-quien no vende no existe, y quien no compra no es-, resulta inútil
cambiar de canal o de estación; todas parecen tener el mismo ruido,
risas, risas, hartas risas de nada, sólo bobadas para iniciar el
día de buen humor, chismes, carne a la vista, harto maquillaje y
ombligo de fuera para desarrollar las más "humanas" historias de
amor, odio, venganza y el premio de los buenos, todo, absolutamente ridículo.
SIN OFENDER A nadie, la radio y la televisión continúan
clavando el cincel que moldea el alma, la sicología nacional. Los
parámetros y patrones de conducta sacados del baúl de los
cuentos de hadas, que no corresponden a la realidad actual, pues los chicos
malos continúan engordando, durmiendo bien y llenando sus expedientes
con increíbles proezas de la transa flotando por años y años
en la más ostentosa impunidad, así como la ira, la rabia
y el odio empiezan a cundir de manera escandalosa en insospechadas y misteriosas
maneras; en la radio, y en la televisión, es necesario que se encuentre
la flor, la forma y la palabra que alivie el malestar, sin convertirse
en una cifra más en la gruesa suma de consumidores bombardeados
por la insolente voz de la "oferta comercial".
En busca de la comunicación
URGE QUE LA sociedad encuentre los mecanismos para financiar
el vuelo de la palabra, plena de contenidos que nos ayuden a convivir mejor
enmedio del acoso comercial a que ahora el mundo está confrontado.
Urge que el ciudadano y las instancias oficiales encuentren vías
afectivas de comunicación y acción, sin que las palabras
se las lleve el viento, mientras los recursos desaparecen. Así,
ojalá la revaloración y actualización de las leyes
de radio y televisión permitan aprovechar el efectivo 12.5 por ciento
del tiempo que corresponde al Estado, tal vez así podría
financiarse de manera más justa y digna a todos aquellos artistas,
guionistas y locutores que hemos regalado el pellejo en la radio desde
siempre, por puritita vocación al sacrificio, como los tontos del
cuento, y la producción de proyectos de profundo objetivo cultural
se fortalezcan de forma significativa a la manera de la BBC de Londres
o la RF de Francia, con sus materiales históricos, de investigación
y divulgación de la ciencia y la educación en todos los medios.
Y por si usted se pregunta: bueno, y qué tiene que ver todo éste
rollo con la danza y el espectáculo. Yo le digo: todo,
pues está la danza en la red, que también es palabra y metáfora,
arteria y tejido, parte y conjunto, aunque usted no lo quiera creer. La
radio es el espectáculo de su imaginación, escúchela.