NUBARRONES SOBRE EL GAS Y EL PETROLEO NACIONALES
Como
se sabe, y como han escrito en noviembre de 2000 los Servicios de Seguridad
de Estados Unidos, el dominio de los yacimientos de gas de todo el mundo
tiene una importancia estratégica fundamental dada la marcha acelerada
al agotamiento de las reservas petroleras que Pemex estima, en nuestro
país, en apenas 21 años más, al ritmo actual de explotación.
Es lógico, por consiguiente, que al entrar el mundo por decisión
del presidente George W. Bush en un periodo bélico los recursos
energéticos del golfo Pérsico, del mar Caspio o de Venezuela
resulten una presa ambicionada. El gas de nuestro país, por supuesto,
no constituye una excepción. En estas condiciones el gobierno federal
repropone la concesión a empresas trasnacionales del gas mexicano,
bajo la cobertura de contratos de servicio que, según los padres
de la idea, serían indispensables para efectuar las exploraciones,
las perforaciones y la producción de gas natural que Pemex no estaría
en condiciones financieras o técnicas de desarrollar.
La idea, sin embargo, viola el espíritu de la Constitución,
que otorga al Estado el monopolio "inalienable e imprescriptible" de los
recursos del subsuelo. Como en el caso anterior de la energía eléctrica
que contó con el fallo contrario de la Corte, vuelve a aparecer
el intento de atribuir a los privados (en este caso a compañías
trasnacionales, que son las únicas en condiciones de aprovechar
ese negocio) los recursos esenciales para el desarrollo nacional, excluyendo
además a Pemex y a sus técnicos y trabajadores de ese sector
energético estratégico y vital paralelo que quedaría
en manos de extranjeros. Para colmo, el diputado Salvador Rocha Díaz
y el senador Natividad González Parás, ambos del Partido
Revolucionario Institucional, han presentado por su cuenta un proyecto
de decreto para reformar los artículos 4o y 6o de la Ley Reglamentaria
del artículo 27 constitucional en el ramo del petróleo. Independientemente
de que una modificación de una ley reglamentaria no puede oponerse
al espíritu de la Constitución, que prevalece sobre todas
las leyes, el proyecto en cuestión presenta graves incongruencias,
como sostener que la Constitución prohíbe el uso de los recursos
petroleros por particulares, pero no la exploración y la habilitación
(o sea, la puesta en marcha de los pozos) que según ellos no serían
formas de dicho uso. El proyecto de los dos legisladores priístas
formula también serias amenazas para el patrimonio nacional, al
poner como ejemplo de posibles modos de explotación de los recursos
petroleros lo que sucede en otros países donde los mismos no pertenecen
exclusivamente al Estado. Dicho proyecto además es prácticamente
un calco de los contratos de servicio que piensan poner en marcha las autoridades,
lo cual hace suponer que responde a un pedido preciso a ambos legisladores
y que no sale del Poder Legislativo sino de Pemex o de las trasnacionales
que negocian intensamente con las autoridades federales para hacer entrar
por la ventana y como hecho consumado un atentado a la Constitución.
Porque de eso se trata. Sin que el Poder Legislativo decida
nada sobre el asunto, la Secretaría de Energía y Pemex han
organizado para la semana próxima una conferencia oficial internacional
(observar lo de oficial) sobre el sector del gas en México que "introducirá
la nueva estrategia mexicana de desarrollo del gas natural para los próximos
años y las oportunidades de participación del sector privado
en vista del aumento de la demanda en México". En la misma, que
se realizará en un elegante hotel, y no en instalaciones oficiales,
asistirá la plana mayor gubernamental, encabezada por el secretario
de Energía, Ernesto Martens Rebolledo, y por el director general
de Pemex, Raúl Muñoz Leos. Un público de grandes petroleros
internacionales (que incluye, por ejemplo, a los de la Royal Dutch Shell)
escuchará las ofertas o incluso teorizará, como el director
internacional de Negocios de TotalFinaElf, sobre la "cooperación"
entre las compañías petroleras nacionales y las trasnacionales.
A los asistentes éstas les ofrecerán las comidas y el día
de la clausura el ágape estará a cargo nada menos que de
Repsol YPF (la empresa española que saqueó el petróleo
argentino que cobra al consumidor del país donde lleva a cabo la
extracción cinco veces más caro que lo que paga el consumidor
en España).
Sería urgente que la Cámara de Diputados
y el mismo PRI aclarasen cuál es su posición ante esta renovación
del intento fracasado anteriormente en el campo de la electricidad para
"los próximos -¿cuántos?- años". Los constitucionalistas
sin duda tienen también la responsabilidad de descartar las artimañas
legales y las falsas interpretaciones del texto constitucional que podrían
permitir que se hiciera brecha en los preceptos legales para abrir la puerta
a un saqueo de consecuencias imprevisibles. Cuando el petróleo se
hace escaso y, por lo tanto, más valioso, y cuando el gas es estratégico
resulta evidentemente ilógico -e inmoral- malbaratar los recursos
de los cuales depende el desarrollo nacional y nuestra misma soberanía.