La sequía ha obligado a cambiar sistemas
productivos
Necesarias, acciones más eficientes en favor
de zonas semidesérticas: Reed
ALMA E. MUÑOZ
La sequía que padecen los habitantes de las zonas
semidesérticas obliga a los agricultores a cambiar su sistema de
producción para poder alcanzar el nivel de subsistencia. Datos de
la Comisión Nacional de Zonas Aridas (Conaza) ?organismo dependiente
de la Secretaría de Desarrollo Social? revelan que en las comunidades
de la región con menos de 2 mil 500 habitantes el ingreso promedio
mensual de los personas es de 500 pesos, y 47 por ciento de ellas no tiene
actividades productivas ni empleo fijo.
La falta de agua provoca que 4.2 millones de habitantes
considerados por debajo de la línea de la pobreza emigren de sus
lugares de origen en busca de una oportunidad de trabajo, pues la agricultura
y ganadería son prácticamente inexistentes. Al respecto,
habló en entrevista el director de Conaza, Manuel Reed Segovia.
"Al faltarnos el líquido en la zona semidesierto,
que abarca 54 por ciento del territorio nacional, a los lugareños
se les muere el ganado, las plantas no crecen y tampoco hay alimento, porque
no levantan cosechas de sus siembras de temporal. Entonces entramos en
un proceso de reconversión productiva; es decir, estamos en una
búsqueda permanente de cultivos que requieran menos agua.
"Por ejemplo -agregó Reed Segovia-, en vez de sembrar
maíz y frijol donde casi nunca se da, se opta por los pastos de
la región. O si el ganado no aguanta la sequía al final del
estiaje, buscamos tener menos carga animal, para que haya más forraje
y agua disponible durante todo el año."
Para el funcionario es lamentable que los programas de
las secretarías de Agricultura y Desarrollo Social ?Procampo, Empleo
Temporal, Microrregiones, etcétera? sólo "sirvan para un
ciclo de agricultura de subsistencia, aunque reconoció que algo
les ayuda. Por ejemplo, hay un olote cuando menos para comer al día,
pero si levantaran 10, a lo mejor comían uno y medio y vendían
ocho y medio".
Dentro del gobierno, aseguró, "necesitamos ser
más eficientes, más productivos y tener mejor coordinación
en las acciones en favor de esas 4.1 millones de personas" consideradas
dentro de los estándares de la pobreza extrema.
Estudios de campo efectuados por la dependencia arrojan
los siguientes datos generales sobre las condiciones socioeconómicas
en que vive la mayoría de los habitantes del semidesierto, cuya
población rural es de 8.1 millones, aunque Conaza sólo atiende
comunidades menores a 2 mil 500 lugareños, cuyo universo suma 4.97
millones de personas.
En esa región, 12.8 por ciento no cuenta con energía
eléctrica; 21.09 por ciento no tiene fosa o letrina; 18.65 por ciento
cuenta con piso de tierra; 32 por ciento no tiene agua entubada, y el que
la tiene sólo la recibe por cinco horas diarias; 19 por ciento tiene
estudios hasta segundo año de primaria; sus fuentes de ingreso son
la parcela, el tallado o bien el trabajo de jornalero u obrero en las maquiladoras;
la mayoría de los pueblos no están creciendo o son abandonados
para emigrar hacia las ciudades industriales o Estados Unidos.
"Nuestros esfuerzos se encaminan a revertir estos procesos,
por eso trabajamos con universidades, como el Tecnológico de Monterrey,
para instalar tecnologías que aprovechen el agua de lluvia". También
estamos en la conformación de talleres de capintería, herrería
y tapicería, porque "en las zonas rurales no sólo hay agricultura
y ganadería", afirmó Reed Segovia.
Desde hace 20 años México sufre un proceso
de desertificación que afecta a 2 por ciento más de su territorio,
sumando ya 40 mil kilómetros cuadrados. Esta situación provocó
bajos rendimientos y productividad agrícola; disminución
del hato ganadero en 50 por ciento; menor disponibilidad de agua en todas
sus formas (corriente, subsuelo o freática) para 25 mil pequeñas
y dispersas localidades; migración constante a centros industriales
o a la frontera del norte del país, por la falta de oportunidades
y/o condiciones de trabajo difíciles en la zona; agotamiento de
las presas de almacenamiento; disminución de rendimiento de los
cultivos; aumento de incendios forestales; sobrepastoreo de los agostaderos,
y aceleración de procesos de desertificación.
Pero no sólo la sequía produce los conflictos
anteriores para quienes viven en el semidesierto, sino también los
cambios climáticos, cuyas tendencias para los próximos 50
a 70 años indican mayor déficit de humedad; es decir, aún
cuando llueva, la disponibilidad de la humedad será menor, "agravando
la fragilidad de los ecosistemas ante una carencia recurrente de agua".
Según una encuesta elaborada por Conaza, "el ingreso
para el grueso de las familias está concentrado hacia valores muy
bajos. Finalmente podemos hablar de cero. Entonces, al no tener empleo
fijo, muchas personas se dedican a pequeñas actividades agrícola-ganaderas,
que les dan para subsistir".
Los estados con zonas áridas son: Aguascalientes,
Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Durango, Hidalgo,
México, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Sonora,
Tamaulipas y Zacatecas.