Concierto del grupo de culto Stoa en el Ferrocarrilero
La música debe exaltar lo mejor del ánima
humana: Olof Parusel
ANGEL VARGAS
Escuchar la música de Stoa es como recibir acupuntura
en el corazón. Cierto que la interacción de instrumentos
convencionales y electrónicos de su propuesta, así como los
textos poéticos de sus canciones dejan un sabor melancólico,
de añoranza en el alma. Pero a la postre es una nostalgia sanadora,
un acto de redención y por tanto el inicio de la esperanza, el camino
a la felicidad.
Lograr esa epifanía es la máxima preocupación
del compositor y arreglista alemán Olaf Parusel desde que en 1991
fundó este grupo de culto. Está convencido de que la misión
filosófica de la música consiste en exaltar lo mejor del
ánima humana, sin descuidar los otros elementos inherentes a la
existencia, incluso los oscuros y la muerte misma.
Por eso guarda la convicción de que aun de las
penumbras puede extraerse luz y del horror, belleza. Sin embargo, ese es
un prodigio que considera exclusivo del arte, y recuerda el caso del escultor
vasco Eduardo Chillida, quien se ha valido de ''la luz negra del Mediterráneo"
para dar forma a muchas de sus creaciones.
Tres disciplinas indisociables
A
más de un lustro de su última visita, los integrantes de
Stoa (Christiane Fischer, violoncellista, y Antje Buchheiser, cantante,
además de Parusel) se encuentran de nueva cuenta en el país
para ofrecer un único concierto -hoy a las 20:30 horas en el teatro
Ferrocarrilero, ubicado en Ricardo Flores Magón 206, colonia Guerrero-,
con el fin de promocionar Zal, su más reciente material discográfico
(Samadhi Musik).
El título del álbum describe el derrotero
artístico de la agrupación y, en particular, el corte del
material, ya que zal es una palabra que en polaco representa un
estado anímico de felicidad y tristeza al unísono.
Está integrado por 11 piezas, algunas instrumentales
y otras con fragmentos de poesías o escritos de William Shakespeare,
James Joyce, Paul Verlaine, William Blake y Keiji Sayama, entre otros.
Para Olof Parusel es muy difícil explicar mediante
palabras su propuesta artística, sin embargo asume la estrecha ligazón
que su música mantiene con la filosofía y la poesía
e incluso subraya que son tres disciplinas indisociables.
Con estudios de filosofía, el músico no
concibe una propuesta sonora, y en general artística, sin aires
ni sabores melancólicos. ''¡Cuándo se ha conocido a
un pensador alegre!", exclama y subraya que los órdenes político
y económico en boga buscan crear seres despreocupados e insensibles,
ajenos a la realidad apesadumbrante que los gobierna.
''La única opción que nos ofrecen es la
de conformarnos con ser 'cerdos felices' y describen a la tristeza como
sinónimo de frustración o de ser perdedores, cuando se trata
de un estado de ánimo que muchas veces es consecuencia de tener
verdadera conciencia de las injusticias que se cometen en contra de las
mayo-rías", concluye.