EL PRECIO DE LA ALINEACION CON EU
El
pasado 10 de mayo, en el municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo, fue robado
un camión que transportaba 96 recipientes de cianuro de 100 kilos
cada uno. Posteriormente el vehículo fue encontrado, abandonado,
con sólo 20 de dichos contenedores, en una localidad poblana.
El faltante de 7 mil 600 kilos de la sustancia tóxica
ha generado un ambiente de zozobra en las autoridades federales, en los
gobiernos de varias entidades --Querétaro, Hidalgo, Puebla, estado
de México, Veracruz y Distrito Federal-- y entre la población.
No es para menos, si se considera que esta sustancia es veneno letal y
de efectos fulminantes, y que el mal manejo accidental o intencional del
producto podría causar una tragedia de enormes proporciones.
Sin afán de minimizar el peligro que representa
la pérdida de semejante cantidad de cianuro, ha de señalarse
que el episodio adquiere niveles de alarma nacional, e incluso internacional,
debido al delirio gubernamental que impera en Estados Unidos debido a la
"guerra contra el terrorismo" y a causa de la inopinada alineación
del gobierno foxista con Washington en la fantasmagórica y demagógica
lucha planetaria contra el "eje del mal", enemigo incierto y difuso que
podría estar y operar casi en cualquier parte del mundo.
En ese contexto, lo que difícilmente habría
pasado de ser un episodio policial preocupante, se convierte en una posible
amenaza contra la seguridad nacional y un hervidero de hipótesis
conspiratorias sobre el supuesto accionar de hipotéticos terroristas
internacionales en nuestro territorio.
Por desgracia, los escenarios de la paranoia cuentan con
el asidero real del errático uncimiento nacional a la gran cruzada
de George W. Bush contra todos aquellos países que disienten de
Estados Unidos. De esa forma, las actuales autoridades mexicanas colocan
a nuestro país en la mira de los enemigos reales o supuestos de
Washington.
Una vez aceptado este nuevo alineamiento, con toda la
carga de histeria que conlleva, podrían parecer hasta razonables
las propuestas para que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) estadunidense
investigue en territorio nacional la desaparición de la sustancia
tóxica, como se le ocurrió ayer al diputado panista Alfredo
Botello Montes, quien al parecer desconoce las disposiciones constitucionales
que prohíben el funcionamiento de corporaciones policiales o militares
extranjeras en México.
Lo pertinente, y lo correcto, de acuerdo con las leyes
del país y con el sentido común, es exigir a los organismos
de seguridad nacionales --federales y estatales-- que cumplan sus funciones
de manera satisfactoria, coordinen esfuerzos, localicen los recipientes
de cianuro y pongan a disposición de la justicia a los responsables
del robo.