Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 20 de mayo de 2002
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Sociedad y Justicia

Padres de familia acusan de agresiones físicas y sicológicas a personal docente

Denuncian maltrato infantil en escuela primaria de la SEP

Malestar por la falta de intervención de autoridades educativas para resolver el conflicto

ANGELES CRUZ

"Nada me impide voltearles una cachetada" o darles "coscorrones para que se les abra el entendimiento", son algunas de las frases que maestros han utilizado al impartir clases en la escuela primaria Panamericana, perteneciente a la Secretaría de Educación Pública (SEP). Existen casos extremos, como el del profesor Fernando Viveros, quien dejó morado e inflamado el cuello de un niño de nueve años a quien pretendía sancionar por haber mojado con un refresco a dos alumnas.

Estas y otras anomalías han sido denunciadas por un grupo de madres y padres de familia desde octubre de 2000, sin que a la fecha la SEP haya hecho nada para corregir la situación. Lo peor del caso es que mientras el órgano de control interno de esta dependencia exoneró a Viveros de los hechos ocurridos el 13 de marzo de 2001, un juez penal determinó su culpabilidad en el delito de lesiones dolosas en agravio de Max Cruz Hurtado.

Falta de apoyo sicológico

Cuando todavía existía el grupo de apoyo sicológico Estoy Contigo, dependiente de la Subsecretaría de Servicios Educativos para el Distrito Federal, Cruz Hurtado, uno de sus hermanos y sus padres iniciaron terapias de rehabilitación. Los niños ya no querían ir a la escuela, estaban atemorizados.

Acudieron unas siete sesiones. Sin embargo, el programa Estoy Contigo fue suspendido sin explicación oficial. Algunas de las sicólogas les comentaron entonces que sus actividades habían sido restringidas al máximo y que no podrían seguir con la terapia.

Para Irma Hurtado, madre de Max, resulta incomprensible esta situación. "Nos dejaron en el aire", lamenta, al tiempo que muestra las tarjetas de citas con fechas de junio a septiembre de 2001. Otras madres de familia también resienten la suspensión del trabajo de apoyo sicológico porque sus hijos también lo requieren y no tienen adónde acudir.

Las niñas y niños de la escuela primaria Panamericana han sido víctimas de una serie de agresiones. La maestra Tanit González Hernández en alguna ocasión amenazó a sus alumnos con lanzarse por el barandal desde un segundo piso, "desesperada" porque no le obedecían. Enseguida fingió desmayarse. La crisis emocional que ocasionó en los menores fue tan grave que una de ellos, la niña Jeanet Neri Villalobos, estuvo hospitalizada durante cuatro días a causa de una colitis nerviosa.

Esta misma profesora ha asegurado a los niños que nada la detiene para "voltearles una cachetada" si no se comportan como ella quiere. Pero no se ha quedado sólo en amenazas e insultos -pues también les diceprimaria_panamerican_x73 estúpidos y tontos-, sino incluso ha agredido físicamente a los alumnos del tercer grado, según relataron los estudiantes a sus padres y éstos a su vez lo declararon ante el órgano interno de control de la SEP en agosto pasado.

La respuesta que tuvieron los denunciantes fue el cambio de Tanit González a otro plantel, mientras Viveros continúa en la escuela Panamericana y es señalado por los quejosos como el principal orquestador de una campaña de agresiones en su contra.

La escuela primaria Panamericana, clave 51-2142-316-42-X-D14, está ubicada en la colonia Pedregal de Carrasco, delegación Coyoacán. A los quejosos -varios de ellos con preparación profesional- les llama la atención que el resto de los padres de familia se confabulen con los maestros para agredirlos. Han llegado al extremo de organizar mítines en su contra. En mayo del año pasado colocaron mantas con los nombres de los denunciantes y de sus hijos, señalándolos como responsables de pretender correr a todos los maestros y de cerrar la escuela.

Ninguna autoridad hizo nada para terminar con el conflicto y en cambio siguieron las agresiones en perjuicio de los niños, como la de Viveros en contra de Max Cruz Hurtado y otras que atentan contra la libertad religiosa de los estudiantes. Hay dos profesoras, testigos de Jehová, que en algunas ocasiones han utilizado canciones de esa religión para actividades escolares. Los menores han tenido que memorizarlas.

En otros casos se trata de actos que incluso podrían caer en el abuso sexual. Un maestro tenía por costumbre tomar fotografías a las niñas de su clase y les decía frases como "eres muy bonita y podrías llegar a ser artista". Al parecer el mentor dejó esta actividad, pero más bien por precaución, porque en la escuela priva un clima de violencia.

Ocurren más situaciones irregulares, como la actitud del profesor Juan Poblano, quien provenía de otro plantel acusado de maltrato infantil. En la Panamericana este maestro agrede a los alumnos. Les dice "no sean estúpidos. Por eso Dios nos dio un cerebro". A una de las niñas la ha cuestionado por "usar zapatos de niño. Dios hizo a hombre y mujeres para que se vistan correctamente". La pequeña en cuestión, hija de Guadalupe Castillo, ya no quería ir a la escuela por esto y porque el maestro Poblano los maltrataba. No les permitía salir al descanso a tiempo, los obligaba a tirar sus alimentos a la basura y no les daba permiso de ir al baño "porque eso lo debieron hacer en el recreo".

Los padres inconformes rechazan que su pretensión sea correr a todos los maestros o cerrar el plantel. "Lo único que queremos es que la SEP investigue, que les pregunte a los niños sobre la situación que viven y que en la escuela realmente reciban la educación que necesitan". El jueves pasado estos padres y sus hijos fueron recibidos con otra manifestación de rechazo en la que incluso les exigieron que se fueran de la escuela. Ese día los niños no pudieron entrar a clases porque sufrieron otra crisis nerviosa. No era para menos. Fueron rodeados -más bien acorralados- y según los padres afectados había personas armadas.

En años anteriores estos mismos padres de familia participaron en un proyecto impulsado por un grupo de profesores para mejorar el nivel educativo de los menores. Formaron círculos de lectura e impulsaron hábitos de disciplina escolar que al final del ciclo se reflejaron en el aprovechamiento de los niños. Ese esfuerzo requirió de la colaboración de los padres de familia. Sin embargo, el proyecto se suspendió y después empezaron los problemas.

Es de señalar que de todas las anoma-lías tienen conocimiento desde la directiva del plantel hasta la Subsecretaría de Servicios Educativos para el Distrito Federal, a cargo de Sylvia Ortega, pasando por la dirección y coordinación sectorial correspondientes. La indiferencia ha sido la única repuesta clara.

El peregrinar de madres y padres de familia denunciantes, Guadalupe Castillo, Irma Hurtado, Anayatzin Brambila, Jorge Neria, Teófilo Preciado, Leticia Vega, Gabriela Villalobos, Marina Espíndola y Georgina Krauss, se inició el 19 de octubre de 2000, cuando enviaron el primer oficio a Antonio Hernández Rodríguez, titular de la Dirección General número 5 en el Distrito Federal para quejarse por la conducta de Tanit González.

Desde octubre de 2000 han pasado por la dirección de la primaria tres personas y ninguna ha podido resolver el problema. Por el contrario, dicen los quejosos, el hostigamiento en su contra se recrudece cada día. Ellos creen que es por la resolución desfavorable que tuvo el profesor Fernando Viveros en la instancia penal, que lo encontró responsable del delito de lesiones dolosas en contra de Max Cruz Hurtado. El juez 24 penal le impuso hace apenas un par de semanas una multa de 60 días de salario mínimo.

En cambio, el órgano de control interno de la SEP determinó el pasado 5 de abril que "no existen mayores indicios ni elementos probatorios" para acreditar que Viveros haya tomado del cuello a Max Cruz y le haya causado una lesión. Sin embargo, esta instancia administrativa en ningún momento tomó el testimonio del menor afectado, además de que la investigación se inició formalmente el 6 de agosto del 2001, cinco meses después de que ocurrió la agresión.

Como parte del mismo proceso, el órgano de control interno también recibió la queja de los padres de familia sobre el comportamiento de la profesora Tanit González, a la que sancionó con una suspensión de actividades sin derecho a sueldo por dos meses. Pero esto fue así porque la maestra no acudió a la audiencia en la que podía haber argumentado en su favor.

Los padres de familia inconformes con esta resolución advierten sobre la necesidad de que alguna autoridad de la SEP intervenga en la escuela primaria Panamericana, se realice una investigación seria sobre los hechos denunciados y otros, porque éstos son apenas unos ejemplos de todo lo que viven los estudiantes en dicho centro escolar. Temen que las agresiones en su contra se recrudezcan en los próximos días. Pero no importa, dicen; "ya hemos aguanta- do mucho y ahí vamos a seguir porque creemos en la educación pública".

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