Mañana concluye la muestra de la pintora en el Centro Cultural San Angel

Holoarquías refleja la parte y la totalidad en la propuesta estética de Luby Springall

Incluye una docena de polípticos en los que cada una de los componentes es autónomo

El arte pictórico debe replantearse siempre para no quedar estancado, advierte

MERRY MAC MASTERS

Hace tres años la pintora Luby Springall (DF, 1963) emprendió un trabajo con fragmentos y partes que a su vez formaban una totalidad. El año pasado supo que había una explicación teórica al respecto, relacionada con la filosofía de la conciencia y que ''las holoarquías son herarquías de olones", o sea, niveles que constituyen ''parte y totalidad" al mismo tiempo.

En su muestra Holoarquías, que mañana concluye en el Centro Cultural San Angel (avenida Revolución esquina con Francisco I. Madero), Springall presenta doce polípticos en los que cada una de las partes -van desde dos hasta 55- es autónoma e independiente, a la vez que integran un todo. Eso le da movilidad dentro del cuadro, pues ''la pintura, por sus características físicas, es muy estática".

Lenguaje expresionista, gestual

El políptico más grande está dedicado a los acontecimientos del pasado 11 de septiembre. Si para todos fue impactante, Springall sintió la necesidad de pintarlo. Mediante dos torres -cada una compuesta de dos columnas de cuadros de pequeño formato-, separadas por una hilera de cimientos (en forma vertical), la también arquitecta ha querido manifestar el derrumbe de las Torres Gemelas con un lenguaje ''muy expresionista, muy gestual", asegura.

''Son momentos del derrumbe todo el tiempo -explica. Trataba de imaginar cómo era, bueno, después de verlo 20 veces en la televisión."

Unifica ambas torres en la superficie pictórica, unas líneas plateadas, generadoras de ''otro lenguaje que nos remite a nuevos planos, al que llamé las causas por las cuales se derrumbaron las torres, independientemente del avionazo, es decir, la situación por la que atraviesa el mundo". Respecto del colorido, Springall utiliza colores primarios. Emplea dos tipos de rojo, dos amarillos, dos azules, blanco y negro. Produce colores ''nuevos" sobre el lienzo, ya que ''no tengo paleta".

La mayoría de los cuadros están hechos al óleo, aunque dos fueron realizados con resina acrílica. La muestra termina con 15 dibujos al carbón sobre papel amate, a la manera de ''manifiesto" con textos. Springall ha querido que la presente exhibición sea ''menos emocional y más conceptual" que Ejercicios de combate (2001).

Ante la gráfica digital, para la artista la pintura se encuentra en un momento similar de cuando se inventó la fotografía y su función cambió. La pintura, entonces, tiene que ''replantearse siempre para no quedarse estancada y que los nuevos modos de expresión se queden rezagados respecto de ella".