Jim Cason y David Brooks
Bush y los Chicago Boys
Hace unos días el presidente George W. Bush elogió al economista Milton Friedman y sus Chicago boys por su desarrollo del exitoso modelo económico chileno (sin recordar que se impulsó bajo una dictadura militar), mientras su gobierno argumentaba en favor de reinterpretar la Constitución para revertir cualquier control sobre el derecho de ciudadanos privados de portar armas. Por otro lado, aliados del presidente en el Congreso proponen que los boinas verdes "rescaten" a todo estadunidense que esté detenido ante el nuevo Tribunal Penal Internacional de La Haya.
Aunque estos temas no parecen tener vínculo entre sí, todos son elementos claves de la corriente ultraconservadora de la cúpula política estadunidense. Que se estén expresando en iniciativas de política nacional sugiere que son sólo algunos de los ejemplos más recientes del creciente poder del ala derecha republicana dentro del gobierno de Bush, a tal grado que estas posiciones recuerdan más las políticas de Ronald Reagan que las del propio padre de Bush.
Con ello también se revela que los "revolucionarios" derechistas están logrando establecer su agenda política y marginar a los republicanos más "centristas" pro empresariales, que habían dominado el Partido Republicano. Esta tendencia quedará aún más marcada con el discurso de Bush sobre las relaciones con Cuba el 20 de mayo, en el cual se prevé el anuncio de mayores medidas para endurecer el embargo contra el gobierno de Fidel Castro.
Un ejemplo de la diferencia entre Bush padre e hijo, y entre el ala conservadora y la centrista de los republicanos, está en el ámbito diplomático en torno a la crisis en Medio Oriente. Durante su presidencia, Bush padre presionó a Israel y hasta expresó críticas a sus políticas; el actual Bush en la Casa Blanca ha manifestado su firme apoyo a Israel y se ha reunido con Ariel Sharon cinco o seis veces en este último año, pero se ha negado a reunirse con Yasser Arafat.
Estados Unidos siempre ha sido fiel aliado de Israel (otorgando más de 3 mil millones de dólares en armas anualmente), pero este apoyo casi siempre se ha disfrazado con por lo menos un intento retórico de promover la negociación de paz entre todos los estados de la región. Pero ahora, ni esa retórica forma parte de la campaña diplomática de esta Casa Blanca.
Ante esto, algunos diplomáticos de carrera del propio gobierno y empresarios republicanos centristas han comenzado a expresar abiertamente su preocupación por la ideologización de las iniciativas políticas del gobierno y sus aliados en el Congreso, señalando que están sustituyendo el manejo pragmático de los asuntos de Estados Unidos a nivel internacional, lo cual podría llevar a países aliados a sospechar del liderazgo estadunidense.
Para algunos de los republicanos conservadores no fue suficiente retirar la firma de Estados Unidos del tratado internacional que establece el Tribunal Penal Internacional. La semana pasada, la dirigencia legislativa republicana decidió presentar un proyecto de ley que permitiría que tropas estadunidenses sean empleadas para "rescatar" a cualquier ciudadano estadunidense que fuera presentado ante esa nueva corte.
Regreso al futuro
Las políticas no sólo se enfocan hacia el futuro; también hay un intento para cambiar, o, según los conservadores, "rescatar" la historia. La semana pasada Bush invitó al economista conservador Milton Friedman a la Casa Blanca a una ceremonia en honor a su trabajo. En particular, el presidente destacó el papel que tuvieron en Chile las recetas del economista de la Universidad de Chicago. "Hemos visto las ideas de Milton Friedman empleadas en Chile, donde un grupo de economistas conocidos como los Chicago Boys controlaron la inflación y establecieron el marco para el éxito económico", declaró Bush, decidiendo no recordar que toda esa hazaña se realizó bajo la dictadura de Augusto Pinochet.
La agenda conservadora también se promueve en el país, y varios miembros del gabinete están implementando iniciativas para ofrecer un papel más amplio de la religión en la educación y la asistencia social, desmantelando controles a la empresa privada, otorgando mayor importancia a la propiedad privada y enfatizando los límites de la regulación gubernamental en rubros que van desde la energía el medio ambiente y el apoyo social, entre otras.
Por ejemplo, el gobierno de Bush revocó una política promovida por el republicano Richard Nixon que establecía una interpretación de la Constitución que limitaba el derecho de los individuos a poseer y portar armas de fuego.
"En su presentación (anterior) ante la Corte de Apelaciones, el gobierno argumentó que la Segunda Enmienda protege sólo los actos de posesión de armas que estén razonablemente relacionados con la preservación o eficacia de la milicia (ciudadana)", explicó el fiscal general de Estados Unidos, Ted Olson, en una presentación ante la Suprema Corte. "Sin embargo, la posición actual de Estados Unidos es que la Segunda Enmienda protege más ampliamente los derechos de los individuos, incluyendo a personas que no son miembros de ninguna milicia o activos en el servicio o capacitación militar, para tener posesión y portar sus propias armas de fuego."
De esta forma, comentó el columnista Bill Press, el gobierno de Bush revirtió en una semana 20 años de política federal sobre armas apoyada por republicanos, demócratas y por la Suprema Corte y el Congreso. "La parte que asusta es que lo de las armas es sólo el inicio", dijo Press, al advertir que la ofensiva de la ultraderecha apenas comienza.
Tal vez todo esto sea posible por la aparente amnesia histórica que sufre este país. O sea, si nadie parece recordar lo que sucedió en Chile en los años 70 y el papel que ejerció Estados Unidos, o los que fueron argumentos de la Constitución y su interpelación, o cuál es la historia de los crímenes de guerra y los juicios de Nuremberg, no es difícil promover iniciativas que contradigan la historia o que no incorporen el conocimiento de lo que ocurre en el mundo y sus antecedentes.
Sólo uno de cada diez estudiantes en su último año de preparatoria en este país demostró tener buen aprovechamiento en historia de Estados Unidos, según resultados de un examen nacional realizado por el gobierno este año. "Como los estudiantes del último grado de preparatoria ya están muy cerca de la edad en que pueden votar o ya la han alcanzado, uno se alarma de lo poco que saben de la historia de su nación y de que expresen tan poca capacidad para reflexionar sobre lo que implica", comentó al New York Times la doctora Diane Ravtich, integrante de la junta educativa que administró los exámenes.
El examen tuvo los mismos resultados que los obtenidos en 1994, la última vez que se ofreció.