ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Bravos, no gordos
A PROPOSITO DEL aumento de peso que en las últimas temporadas "grandes" muestran buen número de toros de lidia, más para disimular su falta de edad que para adecuar su presencia a una estructura ósea menos corpulenta que la del toro español, el Reglamento Taurino para el Distrito Federal de 1940, es decir, de hace 62 años, en su artículo 64 establece que las reses lidiadas en corridas de toros deben "haber cumplido cuatro años de edad... por ser ésta la época de su vida en que el animal alcanza sus mayores facultades para la lidia". O en todo caso, su madurez de toro adulto.
ES EL DE 40 un año de hazañas, de idolatría taurina y de tragedias: toma la alternativa y esa tarde resulta herido Carlos Arruza; sufren graves cornadas Garza y Gorráez; Armillita, Solórzano y Silverio inmortalizan toros de diversas ganaderías, y Alberto Balderas cae mortalmente herido. La fiesta de los toros, por sus exponentes, intensidad estética y dramatismo, es la reina de los espectáculos.
ƑY SABES, LECTOR, cuántos kilos de peso exigía en los toros el reglamento de tan gloriosa época para ser lidiados en la entonces plaza más importante del mundo, El Toreo de la colonia Condesa? š425 kilogramos! No novillotes de media tonelada o más... de carne sin bravura.
EN SU OBRA Muerte de azúcar (Diana, 1984), Guillermo H. Cantú, hoy amigo de Fox y enemigo de cualquier intromisión de la autoridad en los abusos de los actores de la fiesta, pero antes presidente de la Comisión Taurina del DF que elaboró el inobservado reglamento actual, enlista el peso promedio de los toros lidiados en la Plaza México de 1946 a 1983 y confirma que en esos 37 años el toro de lidia mexicano excepcionalmente rebasó la media tonelada de peso.
EN LA TEMPORADA inicial de 1946-47, en pleno delirio manoletista, el promedio fue de 445 kilos; en la 47-48, de 449; en las de 50 y 51, 438 kilos, aún dentro de lo que estipulaba el reglamento; de 1952 a 1982 los pesos promedio fluctúan entre los 463 y los 485 kilos como máximo.
POR TRADICIONAL COINCIDENCIA, en cuanto Manolo Martínez se despidió por primera vez de los ruedos el 30 de mayo de 1982, en la temporada siguiente los toros ya promediaron 498 kilos, para aparentar cumplir con la ley histórico-taurina de que cuando baja el torero (con imán de taquilla) sube el toro (si no en acometividad, en kilos). Pero hoy como nunca en México el espectáculo taurino carece de toreros verdaderamente arrolladores y de toros ligeros de peso pero maduros de edad y con bravura, es decir, con espectacularidad. ƑQué ofrecer entonces a los públicos como atractivo real en una corrida, además de Julis y Hermosos con novillos mochos?
DESDE LUEGO MAS, mucha más imaginación por parte de las empresas en la publicidad para anunciar corridas -dándole prioridad al toro sobre los desabridos toreros-, y tanta o más imaginación que la requerida en publicidad, en la configuración de carteles en que los alternantes anunciados garanticen ri-va-li-dad, obsesión de triunfo y celo -más que sello- por no dejarse ganar la pelea.
URGE TAMBIEN UN examen de conciencia entre los displicentes ganaderos y los autocomplacidos empresarios: ƑLes resulta más costeable el toro joven pasado de peso aunque con escasas posibilidades de dar espectáculo o el que obtiene su trapío y emoción con la crianza esmerada y con la edad? Entonces adelante, hasta que se queden sin bravura en sus potreros y sin público en sus plazas.