Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 4 de mayo de 2002
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Cultura

Intelectuales hablan del escritor exiliado en España

Murió Jesús Díaz, exponente del periodo revolucionario en Cuba

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 3 de mayo. La muerte del novelista y ensayista cubano Jesús Díaz, exiliado en España, causó aquí opiniones y recuerdos encontrados que remiten a la polémica que envolvió la obra del autor de Las palabras perdidas. Intelectuales cubanos comentan a La Jornada el deceso de Díaz:

Leonardo Padura: Es un acontecimiento lamentable y una pérdida cultural importante. Jesús es uno de los escritores más representativos del periodo revolucionario. Al margen de que se esté más o menos de acuerdo o en desacuerdo con su proyección política, como en el caso de Guillermo Cabrera Infante, hay que reconocer la importancia de Jesús en el contexto literario contemporáneo, desde la aparición de Los años duros (Premio Casa de las Américas 1966) hasta estos momentos, con varias novelas, películas, guiones de cine, que fueron tirones importantes en el desarrollo cultural cubano de estos años desde la perspectiva interior y la del exilio. Su muerte es más lamentable porque ocurrió cuando tenía 60 años. Todavía se esperaba que literariamente pudiera hacer algo más. Aún no leo Las cuatro fugas de Manuel (2002), donde parece que recupera un tono perdido en sus últimos libros.

Aurelio Alonso: Es una noticia dolorosa íntimamente, porque me une con él una parte de una historia que vivimos en los años 60 en el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana. En el plano intelectual es una pérdida. Jesús era uno de los mejores narradores de esa generación. Durante años compartimos muchas cosas, solía visitarme bastante. Había sentido su crítica lúcida, desde una posición que se mantenía dentro del proyecto revolucionario. La distancia entre él y yo la he sentido en las propuestas, más que en los diagnósticos. Nuestro encuentro en Miami (en un acalorado debate en 2000), a pesar de que polemizamos en público, estuvo lleno de emociones. Se nos salieron las lágrimas. Pero cuando llevamos la discusión a lo escrito todo fue más tenso. El me hizo una carta abierta y tuve que responderle. Publiqué mi artículo en (la revista cubana) Temas (''La segunda vida de Jesús Díaz"). La distancia en el plano político era irreconciliable. Pero con todo, desde que me enteré anoche de su muerte, me dio una profunda tristeza, que no se me ha quitado.

Abilio Estevez: Me deja muy consternado una noticia así, de un hombre que tenía tanta vitalidad. Más allá de que en una época que él mismo reconoció hubiera sido un hombre persecutor, era gran escritor. Uno de los libros clave de la nueva narrativa que se inicia con la Revolución era Los años duros. La literatura cubana tiene mucho que perder con su muerte. Hay un momento en el cual aunque él asumiera ideológicamente otras cosas, su literatura siempre siguió manteniendo un tono muy realista y rebelde, con poca concesión poética (en el sentido peyorativo de la palabra poética). Creo que efectivamente comprendió una serie de cosas, dio un cambio y sin embargo siempre fue consecuente con su estilo realista. Con la revista Encuentro de la cultura cubana hizo el intento de hacer un acercamiento entre los escritores cubanos, aunque fue muy atacado aquí. Ese punto de vista no se veía bien. El lo hacía con bastante honestidad.

Alex Fleites: Es de los primeros narradores que se destacan después de la Revolución. Los años duros es uno de los exponentes de la literatura de la violencia. Es la literatura de la insurrección (años 50), de la lucha contra bandidos y las milicias (años 60). Tiene una novela interesante, Biografía política. No se publicó. Años después le cambió el nombre y en otro contexto se editó como Las palabras perdidas. Su carácter, absoluto y categórico, lo hacía parecer más radical de lo que era. Encuentro es un proyecto interesante que derivó hacia la política de manera desbalanceada. Eso en los últimos tiempos le resta efectividad. Era un diálogo cultural y terminó siendo un órgano de una posición política adversa a la Revolución cubana.

De la ortodoxia a la disidencia radical

La trayectoria política de Díaz va de la ortodoxia comunista a la disidencia radical con la Revolución cubana. Fue destacado integrante del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana, hervidero de ideas en los años 60 y director de una de las más prestigiadas revistas culturales de la isla, Pensamiento crítico. En el Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficas fue el secretario del comité del Partido Comunista. Entre los años 60 y 70, Díaz asumió activamente la defensa de la política cultural oficial que lo llevó a una fuerte hostilidad con posiciones discrepantes, lo cual él mismo deploró años después.

''Su ruptura con la revolución se produjo lentamente, entre finales de los años 80 y principios de los 90, a partir de que sale a disfrutar de una beca en Alemania. En una entrevista en Der Spiegel anuncia su escalamiento en la crítica al sistema cubano. Luego publica en el diario español El País un artículo, Los anillos de la serpiente, que marca su punto sin retorno.

El artículo se publicó también en La gaceta de Cuba, revista literaria de la Unión de Escritores y Artistas, acompañado de una réplica de Fernando Martínez Heredia, en un momento en que parecía que la ruptura no era total. Las palabras perdidas se iba a publicar en la isla, pero la certidumbre del conflicto abortó el proyecto. La obra apareció en Anagrama en 1992.

Díaz asesoró el guión de Eduardo del Llano para la cinta de Daniel Díaz Torres, Alicia en el pueblo de las maravillas. La historia relata las vivencias de un pueblo de tronados (caídos en desgracia). Se exhibió aquí unos cuantos días, en torno a un festival de cine y desapareció del mapa.

El año pasado Díaz se convirtió en foco de atención de La Jiribilla, revista digital cubana que, a manera de polígono de tiro, abrió una sección dedicada a replicar al escritor llamada ''Expedientes J.D."

Hasta el viernes a las seis de la tarde, hora local cubana, los medios informativos de la isla ignoraban la muerte de Díaz.

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