La fotógrafa puso ante nuestros ojos
la sencillez del país, señala Alberto Ruy Sánchez
Falleció Mariana Yampolsky, testigo de la grandeza
del México indígena
Deja como legado un material gráfico invaluable,
sin un gramo de demagogia: Del Conde
Supo captar el espíritu de un mundo herido por
la Conquista y la falsedad, dijo Héctor García
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
La fotógrafa Mariana Yampolsky falleció
a las 12:20 horas de este viernes, a los 77 años víctima
de cáncer. Nacida en Estados Unidos en 1925, a los 19 años
llegó a México donde se naturalizó en 1954 y de manera
paulatina hizo a un lado el dibujo y el grabado para centrarse en la fotografía,
arte al que se acercó por influencia de Lola Alvarez Bravo.
Teresa del Conde, crítica e historiadora del arte,
indicó que, sobre todo en la fotografía, Yampolsky ''deja
una secuela muy relacionada con lo que denominamos, exista o no, Escuela
Mexicana de Pintura o Escuela Mexicana, emparentada con clásicos
como Pablo O'Higgins, Alberto Beltrán y otros artistas y fotógrafos''.
Viajera
incansable, ''conoció México como ningún nacional
lo conoce: en camión, automóvil, a pie, bicicleta; tenía
una vitalidad impresionante. Dejó ese material invaluable, más
bien de carácter agrario y campirano que citadino, sin un gramo
de demagogia" y esto la convierte en ''una clásica de la fotografía
en México".
Mirada enriquecedora
La fuerza de sus imágenes, de acuerdo con el crítico
de arte Jorge Alberto Manrique, está en lo insólito y la
simplicidad del México que refleja. ''Fue una luchadora por las
causas justas y eso se ve en sus fotografías", dijo a La Jornada.
La noticia del deceso de la artista causó consternación.
Alberto Ruy Sánchez manifestó: ''La mirada de Mariana Yampolsky
ha sido enriquecedora para México. Penetró en lo mínimo
para convertirlo en lo máximo. Puso en nuestros ojos la sencillez
del país para demostrar a los engreídos que lo desprecian
la grandeza que hay en lo que muchas veces pasa inadvertido. Fue generosa,
no sólo con su arte, y su actitud siempre fue de entregarse por
completo".
Colaboró con la revista Artes de México
y deja inconcluso un proyecto sobre indumentaria de niños indígenas,
agrega el escritor y director de la revista.
El trabajo de Yampolsky fue ''sumamente serio, basta revisar
el libro dedicado a José Guadalupe Posada, que es de lo mejor que
se ha hecho, lo más completo, lo más exhaustivo y el papel
de ella fue determinante", señala a su vez la crítica de
arte Raquel Tibol, quien subraya:
''Cuando entra a la producción fotográfica
es donde descubre su verdadera personalidad artística, mucho más
que en el grabado; en éste no resaltó la personalidad de
Mariana frente a gentes como Leopoldo Méndez y Pablo O'Higgins,
los grandes grabadores. Ella no dio un gran tono en el grabado, cosa que
sí logró en la fotografía. Supo fotografiar de manera
sugerente tipos populares, sin hacer pintoresquismo."
Puente entre criollos e indígenas
Más allá de folclorismos o llantos de cocodrilo,
expresa su colega Héctor García, Yampolsky ''supo ver, con
respeto y sabiduría, el espíritu de las etnias. Un mundo
que está herido por la Conquista y la falsedad. Fue un ojo testimonial
de la grandeza del espíritu y de la imagen del México indígena.
Hizo un trabajo extraordinario para aproximarse a ellos. Se convirtió
en puente entre el mundo indígena y el criollo".
De 1945 a 1958 Mariana Yampolsky fue parte del Taller
de la Gráfica Popular. Allí se desempeñó como
grabadora y organizó colectivas de las obras del taller en Europa,
Asia, Africa y América.
En 1947 ilustró la revista Construyamos escuelas
y tres años después participó en la edición
del documental Memorias de un mexicano, uno de los primeros sobre
la Revolución Mexicana.
En 1948 comienza a experimentar con la fotografía
y hace las imágenes para el libro Lo efímero y lo eterno
del arte popular mexicano. En 1951 fundó, con otros artistas,
el Salón de la Plástica Mexicana.
Montó exposiciones con sus fotos y grabados en
distintas ciudades del planeta y sus imágenes se encuentran en los
museos de arte moderno de Nueva York, San Francisco y México; The
Portrait Gallery, de Washington; el Fotográfico de San Diego, y
el de Arte de San Petersburgo, entre otros.
Coordinó y editó libros y revistas. Algunos
de ellos son la colección Colibrí, La imagen de Zapata,
Diego Rivera y los frescos, Juguetes mexicanos, Francisco Toledo,
Pablo O'Higgins.
Los restos de Mariana Yampolsky fueron cremados ayer en
ceremonia privada y sus cenizas serán trasladadas a una agencia
funeraria en Félix Cuevas.