Hoy, concierto en el teatro Metropólitan
No soy sistemático, pero mi discurso no es inconexo;
es universal: Cabral
ARTURO CRUZ BARCENAS
"Cada vez veo menos; por lo menos en eso me estoy pareciendo
a Jorge Luis Borges", expresó el cantautor Facundo Cabral, quien
para caminar ahora se apoya en un bastón; usa lentes oscuros y otros
de alta graduación, que parecen lupas y distorsionan las letras
del libro que está leyendo. La lectura es parte de su vida y cruzar
el umbral de la luz a la oscuridad parece tomarlo con calma. Pero dejar
de leer...
Cantará
hoy, 3 de mayo, en el teatro Metropólitan, y festejará sus
primeros 30 años de trayectoria musical, de viajero incansable que
ha visto el mundo de cerca, con sus ojos hoy enfermos. Ese espíritu
en tránsito le permitió componer una canción que a
muchos gusta y a unos ?los menos? les desagrada: No soy de aquí,
ni soy de allá.
Para éstos, Facundo echa el rollo; en sus conciertos
cita frases de todos los autores que ha leído. "¡Claro que
no soy sistemático!", dice, más que ufano, en entrevista.
Es ecléctico, acepta, y se define como un lector al que lo marcan
los escritores, sus ideas, sus pensamientos. Viajar y leer.
Su nombre real es Rodolfo E. Cabral Camiña (27
de mayo de 1937, La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina). Se le
hace ver que, como Jesús de Nazaret, usa parábolas y metáforas
para impactar al público. "Además es más grato contar
historias", contesta.
''Le debo muchísimo a la literatura''
En México gustó su canto desde los años
70 en gente proclive al gusto de la trova, de la canción política,
de cuando se componía buscando eso que se denominó mensaje.
"Le debo muchísimo a la literatura. Por ejemplo, a Gabriel García
Márquez, a Juan Rulfo. No me lo dijo éste, pero me di cuenta
de que lo que más me gusta es contar historias. Yo hubiera sido
un buen cronista de un periódico. Podría tomar un texto bíblico
o un ensayo de Malraux.
"Sé de la cantidad de gente que perdí...
lo mío era muy político; creía firmemente en la revolución.
Cuando empecé a cambiar mi trabajo muchísima gente se fue;
era casi inevitable mi concierto en las universidades, era casi una ley,
aunque me prohibieran los rectores. Tenía mucha influencia en los
muchachos. Pero cuando comencé a tener más experiencia en
el mundo y vi que era imposible una revolución sin la gente, se
fueron muchos."
Agregó que ahora queda un "tipo de casi 65 años
que es muy feliz haciendo algo que siempre fue lo que hice: contar una
historia. Ya no está eso de querer influir en la gente. Me saqué
esa cosa de encima; tuvo que ver mucho mi amistad con Borges. En el Oriente
me pasó. En la China de Mao alguien me dijo que había pronunciado
tres veces la palabra humanidad, y eso fue clave.
"Le dije que yo nunca armo un concierto. Me señaló
que eso no es malo, pero que a mi edad sí lo es. Me aconsejó
no preocuparme tanto por la humanidad o por la sociedad, porque eso es
un asunto muy grande para un hombre solo. Mi madre ?Sara; su padre se llamó
Rodolfo? me señaló una vez que iba mucha gente para que hablara
por ellos, y ya me sentí un imbécil, y empecé a contar
mi experiencia."
''Jamás he planeado nada''
Así, en sus conciertos, Cabral pasa de Jesús
a Rulfo o a Bradbury. "No es un discurso sistematizado. No tengo sistematizado
un concierto. Soy más lector que autor. Ni sé qué
es lo que voy a hacer en el Metropólitan, o en Torreón o
en Buenos Aires. Tengo diez mil influencias. Tarde me llegó ?la
lectura?. A los 14 años era analfabeto, y la música me llegó
igual: sola. Jamás he planeado nada. Por eso hubiera sido mal político;
no hubiera tenido plan."
-¿Vende ese discurso, ese rollo, entre gente que
no lee?
-Sí... es más creíble. Lo mío
no es inconexo; es universal.
-¿Y las frases, los parágrafos, los filosofemas?
Ahí está Cioran...
-No, bueno, pero Cioran es escéptico y Whitman
es una mente esperanzada. Lo mío está todo mezclado. ¡Por
supuesto que soy ecléctico! Me entusiasmo con Brecht. Todo, en mi
caso, está en la bolsa. Está una prostituta de un puerto
e Isaías. Es universal. Es una sopa donde cabe todo. Picasso tomó
todo lo que tenía a mano, pero lo transformó en su propia
obra, desde un refranero popular hasta un texto elegante, como pueden ser
los de Italo Calvino.
"Soy un representante de muchos lectores, que sube al
escenario a contar que le dio felicidad o que vio en el mundo. Soy un tipo
del público. Así era Borges; lo traté 12 años.
En el arte no se trata de creer o no. Te gusta o no. Creer es una cuestión
religiosa. No soy un religioso. Borges pedía que le contara algo
que fuera bello, no que fuera creíble."
Hoy, Facundo Cabral cantará Este es un nuevo
día, Pobrecito mi patrón, Vuele bajo, Buen día,
América, y muchas más.