Dave Garrida montó campamento con fogata y todo, en la plancha del Zócalo
La fiesta del Tecnogeist se extendió hasta las siete de la mañana del domingo
"Sé que toqué en el centro de México, de sus poderes y su energía", afirma Doctor Mote
"Salgan de sus cuerpos", invitaba Chrysler; mientras Ramiro Puente llamaba a portarse bien
JUAN JOSE OLIVARES
"Soy un hombre feliz porque se logró esto (el Tecnogeist). Sé que toqué en el centro de México, en el centro de sus poderes y su energía", comentó a La Jornada Doctor Mote, creador del concepto Love Parade, alrededor de las 2 de la mañana, luego de su intervención en la versión mexicana de este festival, en el cual, según gente de Protección Civil, organizadores y público, había mucho más de 60 mil personas, que hasta las 5 o 6 de la mañana empezaron a abandonar el ombligo de México.
No puede ser más representativa la unión México-Alemania que la actitud de Doctor Mote, quien luego de sacudir a la multitud con sus descargas psicodelic-trance, descendió del escenario y por más de dos horas compartió con la gente saludos, regaló autógrafos y se dio tiempo para aventarse un faje con una extasiada fan.
Pasaban las horas mañaneras y la muchedumbre tecnohead no se movía de la plancha central. Sólo los que iban a abastecerse de cerveza o refresco circulaban incesantes por Madero, Pino Suárez, Cinco de Mayo y demás calles céntricas.
La descarga progressive-trance del divo Chrysler siguió movilizando las conciencias de los escuchas-danzantes. Chrysler irónico gritaba por el micrófono y volteaba al edificio frente a Catedral: "salgan, salgan... salgan de sus cuerpos. Aquí nos portamos bien, aquí nos portamos bien". Y así fue: el comportamiento de los chavos y chavas siguió ejemplar pese a que muchos se les dibujaba un rostro de desgaste por el baile, pega, pacheca, o rush post aceite-tacha.
Ramiro Puente, también maestro de ceremonias, incitaba a su vez a la multitud a "portarse bien". Beats acelerados de Clan, Humate y Alant-Mil daban la pila para aguantar. En ocasiones las botellas vacías de plástico surcaron el cielo.
Campamento de Garrida
Dave Garrida seguiría con el reventón, que para muchos ya había llegado a su fin, no sin antes montar su campamento como si estuviera en el bosque con todo y fogata, en el pleno centro de poder, que terminó repleto de botellas, bolsas de plástico y papeles.
Para las 6:30 de la mañana, la mayoría ya había partido, pero como dicen sobre estas fiestas, "al final sólo se quedan los enfermos y los que esperan a que abran el Metro".
Al amanecer del domingo algunos elementos de granaderos "ayudaron" a retirar a los que el sueño venció en el suelo de la explanada, en tanto que, desde el escenario, se escuchaba un anuncio seguro: "Nos vemos en Love Parade 2003", mientras la bandera tricolor no dejaba de ondear a todo lo alto.