Egipto pospuso su inauguración como protesta
por los ataques israelíes a Palestina
La Biblioteca de Alejandría, otra víctima
de la violencia en Levante
Versión renovada del antiguo recinto fundado
por Tolomeo I en el año 300 antes de Cristo
YANIRETH ISRADE Y DPA
La inauguración de la Biblioteca de Alejandría,
ambicioso centro de cultura universal, quedó pospuesta indefinidamente
como protesta por "la agresión israelí al pueblo palestino".
El recinto sería inaugurado el próximo 23
de abril, en presencia de numerosos y prominentes invitados extranjeros,
pero el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, aplazó ayer la apertura
por tiempo indeterminado debido a la crisis en Medio Oriente, de acuerdo
con la agencia egipcia Mena, informó Dpa.
Mediante la cancelación se muestra el rechazo de
Egipto a la agresión israelí al pueblo palestino, expresó
Mena.
La nueva Alejandría
Versión renovada del antiguo recinto fundado por
los griegos, centro del saber que figuró como el más importante
de su época hasta su desaparición hace mil 600 años
y que tuvo entre los promotores de su reconstrucción a los escritores
y premios Nobel Octavio Paz, de México, y el egipcio Naguib Mahfuz,
celebraría su apertura en una fecha que coincide con las conmemoraciones
por el Día Internacional del Libro.
La nueva Biblioteca de Alejandría, con una superficie
de 40 mil metros cuadrados y 13 pisos, tiene previsto alojar de 4 a 8 millones
de libros, todos adquiridos mediante donaciones.
Cinco mil libros de México
El
recinto alberga un vasto catálogo de ediciones mexicanas que lo
mismo incluye al cronista Bernal Díaz del Castillo que volúmenes
dedicados a los ovnis.
México, según consta en información
proporcionada por la embajada egipcia, aportó desde 1996, mediante
el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), 5 mil libros.
Colaboraron también en las donaciones bibliográficas
la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), la Universidad
de Colima, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH),
la editorial Porrúa, el Fondo de Cultura Económica y otras
casas editoras.
A propuesta de la actriz Rocío Yaber se mandaron
textos del director teatral Sergio Jiménez y de Luis Ramírez
Reyes, cuyos libros Alerta OVNI, El mundo de lo insólito,
Encuentros en todo el mundo, ¡Alerta! Extraterrestres Aquí
y Contacto: México forman parte ya del acervo alejandrino.
Felipe Becerril, presidente de Amigos de la Biblioteca
de Alejandría, explicó que esta asociación, junto
con bibliotecarios, académicos y periodistas, entre otros, intervino
en la selección del material.
Nydia Egremi, de la misma asociación, agrega: "Nos
interesaba que México estuviera dignamente representado e incluimos
títulos de historia prehispánica, colonia y contemporánea,
por mencionar algunos".
La asociación, dice, no desechó ningún
texto, porque la solicitud que se presentó a las editoriales precisaba
el tipo de libros requeridos.
Desde el año pasado la biblioteca comenzó
a abastecerse de volúmenes. Los primeros que recibió fueron
un manuscrito del Corán, un ejemplar de la Biblia, el volumen Historia
de su propio tiempo -escrito por el obispo Burnet en 1724-, el libro
Vida y destrucción de la antigua Biblioteca de Alejandría
-que entregó su autor, el profesor de historia grecorromana Moustafa
al-Abbadi-, obras del Nobel de Literatura egipcio Naguib Mahfuz y un manual
de programación informática.
Iniciativa del gobierno egipcio y con apoyo de la Organización
de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
este centro de cultura se propone rescatar el espíritu universal
que distinguió a la primera Biblioteca de Alejandría, la
más famosa de la antigüedad, fundada por Tolomeo I en Alejandría,
en el año 300 a.C.
Alfonso Reyes, en Antiguas bibliotecas y los antiguos
bibliófilos (Obras Completas, FCE), se refiere a ella de este
modo: ''Fue modelo de las demás, incluso la que había de
fundarse en Roma. Se inspiró no sólo en motivos puramente
idealistas, sino también en la conveniencia política: era
uno de los instrumentos más poderosos para la helenización
de la zona del Nilo. Esto explica el hecho singular de que la literatura
nativa, egipcia, no estuviese representada en dicha biblioteca.
"Constaba de dos secciones separadas, la mayor y más
importante anexa al palacio real, y la menor en el templo de Serapis. La
dirigieron humanistas y escritores eminentísimos. Aun los romanos,
tan estragados por los extremos del lujo, se asombraban ante ella y sólo
la hallaban comparable al Capitolio Romano. Cuando Julio César se
apoderó de Alejandría en el año 47 a.C., se quemó
buena parte del acervo durante el combate. Este acervo, antes del desastre,
alcanzaba, según Amiano Marcelino y Aulo Gelio, la cifra de 700
mil volúmenes.
"No parece una cifra exagerada si se considera, primero,
que allí se custodiaba toda la literatura griega, de que hoy sólo
poseemos una pequeña parte; segundo, que las dimensiones del rollo
eran relativamente pequeñas, y que sólo Homero, con sus dos
grandes epopeyas, se llevaba unos 24 volúmenes; y, tercero, que
Alejandría contaba con ejemplares repetidos de varias obras, como
acontece en las bibliotecas modernas".
Los tesoros custodiados en el sagrario de Serapis -concluye
Reyes- fueron finalmente destruidos el año 291 d.C., cuando los
primeros cristianos, los monjes salvajes de la Tebaida, arrasaron el recinto
pagano. "Aquello de que la biblioteca fue incendiada por el califa
Omar no es más que una patraña. Al contrario, está
demostrado que hay que agradecer a los árabes el haber salvado muchas
obras helénicas."
El proyecto para recuperar la biblioteca comenzó
hace más de una década, en una histórica reunión
en la que los países miembros de la UNESCO firmaron la Declaración
de Asuán para la reconstrucción de la antigua librería
de Alejandría.
El documento suscrito entonces concibe al nuevo recinto
como un centro internacional en el que confluirán las sabidurías
antigua y moderna y se albergarán las obras decisivas del pensamiento
humano.
La arquitectura de la obra -un círculo inclinado
hacia el mar y parcialmente sumergido en una cama de agua-, encomendada
al despacho de arquitectos noruego Snoehetta-Hamza, remite al sol egipcio,
que en los tiempos contemporáneos iluminará el mundo y la
civilización humanas. Al monumental edificio lo rodea un muro grabado
con inscripciones y caligrafías representativas de los distintos
pueblos del mundo. La maya es una de ellas.
En el futuro se planea instalar de forma permanente la
colección de piezas de arqueología submarina halladas en
la zona de Alejandría y Aboukir en los últimos años,
según anunció el ministro de Cultura egipcio el pasado junio.
Este espacio no se limitará sólo a la consulta.
Además se impartirán cátedras, conferencias, seminarios
y habrá exposiciones y otras actividades que impulsarán el
desarrollo intelectual en las épocas venideras
Prevé incluir además unos 50 mil mapas,
100 mil manuscritos y 10 mil libros clasificados como ''rarezas'', así
como bases de datos, material electrónico, musical (200 mil obras)
y audiovisual (50 mil).
El complejo tendrá un centro de conferencias con
cupo para 3 mil 200 personas, además de un museo general y otro
dedicado a la ciencia; un planetario, un instituto de caligrafía
y escuela para estudios de información.
El costo del ambicioso proyecto ha sido estimado por Egipto
en casi 530 millones de dólares.