Armando Labra

Vote, veto, vete; gobernar México

Cuando aquí se dijo que el sexenio había terminado hace algunos meses, algunos dieron crédito. Hoy parece que la evidencia nos rinde a demasiados. El patético revire de Vicente Fox a la negativa del Senado de autorizar su salida promocional a Canadá y EU, además de mostrar la vulnerabilidad del carácter, su irritabilidad y proclividad fantasiosa, en verdad descubre problemas de mucha mayor envergadura y profundidad que es preciso analizar.

Al acusar a otro poder, y en concreto a otro partido, de impedirle gobernar a su antojo, el Ejecutivo revela un rasgo no sólo de ignorancia respecto a las facultades propias y del Senado, sino del nivel intelectual de los mexicanos. Peor aún, siembra la semilla de una acusación que puede tener funestas consecuencias: señalar al Poder Legislativo como causante de la inmovilidad del gobierno. Por algo, con la agudeza que le caracteriza, Porfirio Muñoz Ledo etiquetó hace unos años a su entonces opositor como Foximori, evocando al presidente peruano Fujimori, que asido de su popularidad hace 10 años, un 5 de abril, desmanteló al Congreso porque se oponía a sus designios autoritarios y se convirtió en un dictadorzuelo efímero, hoy autoexiliado en el país de sus ancestros. Del mensaje presidencial a la nación el martes pasado se aprecia la intención de descalificar al Senado -para que lo entiendan de paso los diputados- y en particular al PRI con la mira de abonar el camino a las elecciones del año entrante, al tiempo que se dice a los mexicanos: no puedo gobernar con este tipo de Congreso ni con oposición. Si quieren el cambio por el que votaron, necesito que me dejen hacer. Votos tuve y quiero más, pero sin vetos. Hoy Fox es menos popular de lo que fue hace unos meses y de lo que era Fujimori en su momento. México no es Perú ni es similar la coyuntura política interna o internacional. Nada más alarmante para EU que un vecino confuso, autoritario e ineficiente, en tiempos cuando más necesita el traspatio en paz mientras se libra la batalla mesiánica contra el "terrorismo" en Medio Oriente. Y es que por lo visto ahora, o en Monterrey, o en La Habana, usted escoja, tanto el gobierno de EU como el de México entienden a nuestro país como un asunto interno que atañe a Washington, no como cuestión entre dos naciones. En esa perspectiva, tienen lógica tanto la política exterior como la política económica y la política política del gobierno mexicano. ƑEso se llama gobernar de conformidad con los gobernados y sus leyes, o administrar los intereses de la matriz? Esto último reclama del ejercicio autoritario del poder y eso es lo que se trasluce del mensaje presidencial del martes pasado. ƑAcaso de otra manera se justifica un llamado a todos los mexicanos, como si el trámite frustrado de un viaje promocional -no de Estado- fuera emergencia nacional? Claro que no. El mensaje político es claro, quizás a pesar de la propia conciencia del Presidente: estorba el Congreso, estorba el PRI y ustedes que votaron por mí tienen que apoyarme para que yo decida sabiamente lo que hay que hacer. Pero el voto de 2000 no legitima las acciones de hoy. La legitimidad es un valor dinámico que se tiene que validar, cotidiana, constantemente. Ganar con 43 por ciento de los votos tampoco es un punto de partida sólido y si hoy fueran las elecciones quién sabe cuantos mexicanos volverían a cifrar sus esperanzas de cambio en Fox. Sin duda muchos le darían su voto, muchos su veto y quizás demasiados, su vete. Ya nadie publica encuestas sobre la popularidad presidencial. Es que de veras, el sexenio ya se terminó. Necesitamos encarar tan grave, indeseada e insólita circunstancia, que no desaparecerá porque cerremos los ojos ante ella.

ƑDentro de qué contexto se da nuestra inédita situación? Un atisbo continental como el que publica la CEPAL el mes pasado en su Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe expone una pobre trayectoria y un futuro aún menos alentador para la región entera. Lejos de avanzar unidos, todos al sur del Bravo mendigamos aisladamente la preferencia de EU y los resultados son alarmantes: crecimiento nulo, comercio concentrado hacia el país vecino, deudas crecientes, en fin, dependencia y pobreza sin remedio previsible por el "efecto combinado de la recesión estadunidense, la contracción de la economía japonesa por un periodo prolongado y un modesto crecimiento de las economías europeas". ƑTiene el gobierno actual agallas, visión, imaginación y aptitud (de experiencia mejor ni hablamos) para encarar los inmensos problemas del entorno y además resolver los rezagos internos? ƑSabrá siquiera de qué tamaño son los desafíos que enfrenta, no digamos la nación, siquiera el propio gobierno? ƑHabrá claridad de lo que significa gobernar un país, asumir una historia, investir un mandato, servir a un pueblo? Si alguien dice "sí", que levante la mano, por favor.