Nadie debe tener fueros o privilegios para destrozar vidas inocentes, dice

Insta el cardenal Rivera a denunciar "abusos criminales" en la Iglesia ante autoridades civiles

Lamenta que por unos casos de pederastia se generalicen ataques y se fomente clima de sospechas

JOSE ANTONIO ROMAN

Es "injustificable" la magnitud con la que se ha atacado a la Iglesia católica por la existencia de algunos sacerdotes pederastas. "Nadie puede dudar de que hay un proyecto definido para debilitar a las instituciones", afirmó el cardenal Norberto Rivera, al referirse por primera vez de manera pública al "doloroso" problema de clérigos que han abusado sexualmente de niños.

Desde el altar de la Catedral metropolitana, una vez concluida su acostumbrada misa dominical de mediodía, el arzobispo primado de México dirigió un mensaje a los feligreses. Dijo que la semana pasada los sacerdotes católicos fueron "colocados en el banquillo de los acusados y condenados".

Señaló que los "abusos criminales", dentro o fuera de la Iglesia católica, deben ser denunciados a las autoridades civiles correspondientes para que se haga justicia. "Nadie debe tener fueros, privilegios, o estar fuera de la ley para destrozar vidas inocentes", sostuvo el prelado, quien lamentó que por la existencia de algunos casos se generalice y se promueva un "clima denso de sospechas" sobre todos los sacerdotes.

El cardenal Rivera se refirió al tema de manera sorpresiva. Cuando los feligreses ya empezaban a abandonar la Catedral, el prelado dijo: "Quisiera hacerles un comentario sobre un tema por lo demás ya muy conocido. Esta semana la Iglesia católica en México, y concretamente sus sacerdotes, han sido colocados en el banquillo de los acusados y condenados", dijo el prelado en referencia a que durante la semana pasada, en la 73 asamblea del Episcopado Mexicano, predominó en los medios el tema de los clérigos pederastas.

"Esta semana le tocó a la Iglesia católica, como otras semanas vemos que les toca o les tocará a los maestros, a los jueces, a los políticos, a los militares, a los judíos, a los periodistas, a los médicos, ya que por la falta o errores de alguno o de algunos de ellos, se generaliza y se condena a toda la institución o gremio.

"Nadie puede dudar de que hay un proyecto definido para debilitar a las instituciones, reconociendo, como lo ha hecho el Papa Juan Pablo II, que efectivamente han existido casos de sacerdotes indignos que han traicionado la gracia recibida con la ordenación sacerdotal, cediendo incluso a las peores manifestaciones del mysterium iniquitatis como lo llama el mismo Papa, que actúa en el mundo al realizar actos indignos contra los feligreses, contra Dios y su Iglesia".

Sin embargo, el cardenal Rivera calificó de "injustificable" la magnitud con la que se ha atacado a la Iglesia católica y a sus sacerdotes, ya que se ha caído en generalizaciones, provocando un "escándalo grave" que llega a crear un "clima denso de sospechas" sobre todos los demás sacerdotes que ejercen su ministerio con honestidad y a veces con heroismo.

Rivera Carrera dijo que no es honesto que "otros hermanos nuestros" ofendan a la Iglesia con generalizaciones e informaciones "amarillistas". Es cierto que el mal de muchos no nos puede justificar, pero ustedes saben que son muchísimos más los sacerdotes y religiosos entregados a la obra de Dios y a la tarea de la evangelización.

Incluso, desde el altar el prelado citó declaraciones de Phillips Jenkins, profesor de la Universidad de Pensilvania, e investigador de fenómenos sociales y religiosos, entre los cuales está el tema de sacerdotes pederastas en Estados Unidos. Rivera dijo que este especialista ha declarado que otras denominaciones religiosas, cristianas y no cristianas, han tenido problemas más serios que los católicos respecto a abuso sexual de menores.

En honor a la justicia y a la verdad, se debe señalar a los responsables de los crímenes, no alimentar el odio o el morbo con amarillismos que ofenden a otras personas, dijo el arzobispo, quien ya no quiso hablar con los reporteros al término de la misa. "Lo que quería decir ya lo dije."

Entregan al prelado el Códice 1548

Por la mañana, en la Basílica de Guadalupe, el prelado, en compañía de todo el cabildo del templo mariano, recibió en donación el llamado Códice 1548, dibujo de la descripción del milagro guadalupano, de manos de la familia Guerra Vera, que hasta ayer fue su dueña.

Se trata de un pergamino rectangular, labrado en piel, de 29 por 13 centímetros, en el que probablemente estudiantes del Colegio de la Santa Cruz de Tlaltelolco, en 1548, como un homenaje en el año en que murió Juan Diego, quisieron dejar dibujo y descripción del milagro de las apariciones de la Virgen.

Ahí, también ante un nutrido grupo de feligreses que asistieron a la misa, el cardenal Rivera señaló desde el altar que el códice "nulifica directamente" el único argumento antiaparicionista, el cual señalaba que no había escrito ni documento histórico del siglo XVI que comprobara la existencia de Juan Diego.

El Códice 1548 fue descubierto en 1995 por el padre Escalada. Su fuerza histórica está en que convergen los datos que proporciona la tradición oral y continúa plasmada en narraciones, cantos y poemas, dijo el prelado. Sostuvo que también está la línea de los escritos indígenas, mestizos y españoles de naturaleza narrativa, epistolar, jurídica y administrativa. Además es como un antecedente y un símbolo de las variadas representaciones pictóricas y culturales y de los datos arqueológicos con que se cuenta sobre el hecho guadalupano.

En el códice se grabaron cuatro inscripciones en náhuatl con caracteres latinos. El primero: "en 1531 se hizo ver a la amada madrecita, nuestra niña, Guadalupe de México". El segundo señala "murió con dignidad Cuauhtlatoatzin"; el tercero cita el año 1548, en tanto que el cuarto es un dibujo del juez Antonio Valeriano y, finalmente, se observa una firma grande y legible, con tintas diferentes, de Fray Bernardino de Sahagún.

El códice reúne dos de las cuatro apariciones de la Virgen María; la primera en la cumbre del Tepeyac y la cuarta, en el llano, con las flores de la prueba pedida por el obispo.

Dos veces aparece el nombre indígena de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, que sólo se conocía por don Carlos de Sigüenza y Góngora. El códice fue analizado por el Centro de Restauración de Obras Antiguas El Taller, así como por el Centro de Estudios Guadalupanos, seis especialistas en análisis de códices y un experto en grafología del Banco de México.

Asimismo Juan fue analizado por el más destacado estudioso de Fray Bernardino de Sahagún, por la Universidad de UTHA y por 18 científicos del Instituto de Física de la UNAM, quienes, entre otras pruebas, sometieron al códice al acelerador de partículas de espectroscopia Pixe. Todos coinciden en que el códice es auténtico.