No estuvimos a la altura del empuje democrático, acepta

Superar visiones corporativas en el PRD, demanda Robles

Llama a la autocrítica para recuperar la autoridad moral del partido

RENATO DAVALOS

Desde el proscenio, en el ala oriente del Monumento a la Revolución, Rosario Robles ya había rendido protesta como nueva presidenta perredista; Raymundo Cárdenas había hecho lo propio como secretario general. En un mensaje de ''autocrítica'', como ella misma definió, dijo que el PRD tiene que superar las visiones patrimonialistas, clientelares y corporativas de ''las que todos hemos participado; los candidatos, dirigentes y órganos electorales no estuvimos a la altura del empuje democrático en el proceso electoral''.

Cuatro semanas después de aquel 17 de marzo, y en esa visión introspectiva, Robles afirmó que la autocrítica es necesaria si se quiere recuperar la autoridad moral ante una sociedad que exige congruencia y limpieza.

Fueron 40 minutos en los que Robles Berlanga perfiló el PRD bajo su liderazgo. Del gobierno foxista externó: ''Ante el incumplimiento de promesas de campaña, continuismo de líneas económicas y sociales que han empobrecido al país, se abre un ancho sendero de oportunidades para la izquierda. Hay una estrategia gubernamental muy clara para desprestigiar al Congreso y pavimentar un camino que lleve al gravamen de medicinas y alimentos, privatización energética, etcétera''.

Remontado el mediodía, poco más de tres mil perredistas de los estados, munícipes, gobernadores y dirigentes entrantes y salientes escucharon cuando Javier Hidalgo, presidente del Consejo Nacional, leyó el resolutivo de la Comisión Nacional de Garantías que validó la elección.

Por cierto, entre las entidades que validó la comisión figuró el Distrito Federal, lo cual generó inconformidades entre quienes resultaron derrotados. Aprovecharon el día y el resolutivo nacional para legitimar un proceso que fue un ''cochinero'' en esta capital, dijo el propio Hidalgo.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano había hablado de separar el ''agua y el aceite'' para iniciar la recuperación del crédito ciudadano. El mandatario zacatecano, Ricardo Monreal, refirió un ''pacto político'', que permitió la toma de posesión y perfiló que en 2003 el PRD tendrá al menos un tercio de los legisladores federales. Desde luego, renovó sus in-quietudes frente a 2006.

Pocos jóvenes y una primera fila abajo del templete a la que llegaron Cuauhtémoc Cárdenas, que compartió vecindad con Amalia García, los mandatarios Andrés Manuel López Obrador, Alfonso Sánchez Anaya, Ricardo Monreal y Leonel Cota, y con Martí Batres, Higinio Martínez, Graco Ramírez, Ifigenia Martínez, Raymundo Cárdenas y Cuauhtémoc Cárdenas Batel, entre otros.

Robles, que según las cifras definitivas obtuvo 442 mil 671 votos por 281 mil 59 de Jesús Ortega, ahora reconoció el esfuerzo de quienes realizaron la elección. Reitero ''mi reconocimiento y mi compromiso de que vamos a dirigir al partido por encima de intereses personales y de grupo'', dijo.

''Vamos a impulsar una gran movilización para la dignificación del PRD, pues necesitamos recuperar la dimensión ética. Lamentablemente, los candidatos, dirigentes y los órganos electorales no estuvimos a la altura y el reto que significaba el proceso electoral'', apreció. En este contexto, se comprometió a revisar el carácter simultáneo de las elecciones para garantizar la transparencia y confiabilidad: órganos imparciales y autónomos, organización escrupulosa del proceso y resultados rápidos y confiables son premisas básicas indispensables en un partido como el nuestro. Se trata de que los votos cuenten y se cuenten bien, expresó.

La Comisión de Garantías -añadió- tiene la responsabilidad de actuar con altura de miras y resolver con transparencia y apego al estatuto los conflictos subyacentes del pasado proceso electoral.

Su contrincante, Jesús Ortega -en la séptima fila, junto con Jesús Zambrano-, había declarado que no hubo un acuerdo político, sino sólo sujeción al dictamen de la Comisión de Garantías. ''Ahora tenemos que ver hacia adelante y pensar en 2003'', dijo, aunque se refirió a la conflictiva elección y a los enormes problemas organizativos.

De Cárdenas Solórzano, Robles Berlanga dijo: ''Nadie puede regatear la aportación y el significado de un hombre, de un estadista que enfrentó con decisión y valentía a un sistema caduco y autoritario, y que le dio cauce a un gran movimiento democrático. Cuauhtémoc Cárdenas ya está en las páginas de nuestra historia''.

Tenemos una gran oportunidad en 2003 y en 2006, apuntó Rosario Robles. De los gobiernos perredistas, sostuvo que ha quedado demostrado que la eficacia no está peleada con la responsabilidad social, la transparencia y la participación ciudadana. Demostramos que el PRD gobierna y gobierna bien, señaló e hizo un recuento de los logros de Cota, Monreal, Sánchez Anaya y Cárdenas.

Reflexionó que sería absurdo apostarle al fracaso y al desencanto. Sería absurdo apostarle a la cerrazón y al sectarismo. ''Queremos avanzar por la ruta de la transición y somos partidarios del diálogo con todas las fuerzas políticas y sociales y todos los actores, pero de cara a la nación y poniendo en el centro los grandes problemas nacionales. No queremos remozamientos ni simulaciones o simples fachadas'', asentó.

Amalia García se había despedido y anunciado que seguirá en el PRD. ''Estaré en Zacatecas y aquí, pero continuaré colaborando con el partido.''

Por el sonido digitalizado también se escuchó cuando la nueva presidenta perredista planteó que el partido seguirá levantando la voz mientras se pretenda enfrentar la lacerante realidad con un ''esquema gerencial y antipopular'', carente de contenido social.

''Lo haremos'', continuó Robles Berlanga, ''si se pretende culpar a otros, particularmente a los legisladores, de la incapacidad gubernamental para construir acuerdos y responder al interés nacional. Nosotros no nos engañamos, pues detrás de la estrategia de desprestigio contra el Congreso se esconde el interés por socavar la laicidad de las instituciones y la apertura a las reformas neoliberales de se-gunda generación. Cerrar el paso a esa pretensión es uno de nuestros objetivos'', resumió.

Y, finalmente, definió una agenda movilizadora que incluye las transformaciones para que mejore el salario; un desarrollo sustentable; mejoren salud, educación y vivienda; se profundice la democratización de los medios; se abanderen los derechos de las mujeres; se enarbole la defensa de la soberanía del país; se pugne por la responsabilidad social del Estado, y se logre el equilibrio de poderes. ''Una democracia, en fin, que no se restrinja al remozamiento de fachadas institucionales, sino que promueva la participación ciudadana'', concluyó.