Un concepto en blanco y negro
Los hermanos Ethan y Joel Coen, guionistas de El
hombre que no estuvo (The man who wasn't there), tuvieron la oportunidad
de filmar en blanco y negro y la aprovecharon. ''Hoy es muy raro que se
te permita hacerlo, lo cual es una vergüenza'', dicen en esta entrevista
MICHEL CIMENT Y HUBERT NIOGRET
-El hombre que no estuvo ahí no es su primera
película sobre el pasado, pero sí la primera en blanco y
negro. ¿Cómo se tomó la decisión de realizarla
así?
E. Coen: Surgieron muchas razones para ello desde
el inicio de la escritura. Razones evidentes, de locación, ligadas
al género del drama criminal de los años cuarenta, y todas
eran imaginables en blanco y negro. La mayoría de películas
de la época se filmaron así. No sólo fue el aspecto
criminal.
J.
Coen: Todo el aspecto existencial de este tema es un concepto en blanco
y negro.
E. Coen: Sí, la angustia de los cincuenta,
el hombre moderno.
J. Coen: Todos esos elementos fueron importantes
para dictarnos una opción que finalmente se impuso por sí
sola. Hace 30 años no había problema para elegir el negro
y blanco o el color, en relación con el tema. Pero eso ya no sucede
ahora. Hoy es muy raro que se te permita filmar en blanco y negro, lo cual
es una vergüenza. Tuvimos esta vez la oportunidad de escoger libremente
y la aprovechamos.
?Existen ciertas películas que son remakes
de las películas negras de los cuarenta: The Big Sleep,
Farewell, my lovely... pero el suyo no es un ejercicio de estilo
ni un pastiche, aun cuando respeten por supuesto ciertos códigos
del género.
J. Coen: Es distinto, porque nosotros pensamos
también en películas de ciencia ficción de los cincuenta,
que tuvieron que ver con la angustia de la posguerra, con la bomba, la
tecnología, los platillos voladores, con un sentido de la enajenación
que ubicamos en esa corriente fílmica.
?Comparado con la mayoría de las cintas estadunidenses
de hoy, la suya tiene un ritmo lento. Incluso la música de piano
transmite cierto tempo tranquilo. ¿Era ese el concepto de
la película?
E. Coen: Así lo creo. En eso difiere un
poco de un filme negro. Eso lo dictaba también el personaje
de Billy Bon Thornton, lo que es él mismo, su metabolismo. La película
está ligada a su personaje; él puede hablar muy fuerte sin
perder todo su efecto.
J. Coen: Había momentos en el montaje en
que en términos de ritmo no parecía haber la respiración
adecuada. Se trata de un ritmo deliberadamente muy lento. Y estoy de acuerdo:
la música contribuye mucho. Desde la primera nota te arrastra, y
ya sea que lo aceptes o, como otros, lo rechazas por parecerte demasiado
lento.
-La voz en off también contribuye a la lentitud
del ritmo...
J. Coen: Una vez más, la voz en off es
interna, baja, sin precipitaciones.
E. Coen: La voz de Billy Bob Thornton refleja cierta
melancolía, misma que se pierde si se le acelera.
-¿Por qué era Billy Bob Thronton una elección
clara desde el inicio del proyecto? Es un actor muy distinto a muchos otros
actores estadunidenses.
J. Coen: Es un actor transformista, siempre muy
diferente de una película a otra.
E. Coen: Es un actor melancólico, más
interior. Una vez él mencionó el nombre de Montgomery Clift,
y la comparación es buena porque es un actor que puede no mostrar
mucho, puede no hacer mucho, y ser, con todo, muy conmovedor. No desaparece,
es alguien al que miras.
J. Coen: La confianza reside en no embellecer algo
cuando esto pudiera ser un peligro para la escena. Pero se requiere mucha
confianza para no hacerlo, ya que como actor, si no estás seguro
en una escena, la tentación consiste en empujar todo hasta la superficie
a fin de mostrar lo que está pasando, para no desvanecerte en un
segundo plano.
E. Coen: Para llamar la atención.
J. Coen: Es interesante, tal como lo hacía
William Macy en Fargo: comprendía la estupidez esencial del
personaje. Había muchos actores interesados en el papel y racionalizaban
todo. ¡Bill Macy no es estúpido! Sucede lo mismo con Billy
Bob Thornton, quien aceptó la pasividad del personaje, sin miedo
a interpretarla. Había entendido el guión.
-Y no le apenaba no decir una sola palabra durante toda
una escena...
E. Coen: Para nada. Se sentía muy a gusto
interpretándola así.
J. Coen: En una ocasión, durante una escena,
esbozó una sonrisa. Fue algo escandaloso. Tuvimos que decirle que
en el contexto de su actuación eso se volvía algo enorme,
muy alarmante. Comprendió de inmediato.
E. Coen: Un día su mujer vino al estudio.
El actuaba la escena del juego de bingo. Bob nos llamó aparte y
nos preguntó si podía decir algunas palabras porque le había
dicho a su mujer que él era la estrella de la película. Tenía
miedo que ella no se lo creyera.
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Tomado parcialmente de la revista francesa Positif,
noviembre 2001.
Traducción: Carlos Bonfil