68: LAS BUENAS INTENCIONES
En
un acto realizado ayer en esta capital, la Secretaría de Gobernación
y la Procuraduría General de la República presentaron a la
opinión pública diversos aspectos de la propuesta para la
tarea de esclarecer la represión gubernamental contra el movimiento
estudiantil de 1968 y de la guerra sucia emprendida por el poder público
en los años 70 contra grupos guerrilleros y activistas sociales
y políticos.
El secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda,
instaló el Comité Ciudadano de Apoyo a la Fiscalía
Especial para Movimientos Políticos y Sociales. Por su parte, el
titular de esa fiscalía, Ignacio Carrillo Prieto, presentó
un ambicioso plan de trabajo orientado a establecer responsabilidades de
ex funcionarios públicos en los actos cri- minales perpetrados desde
el gobierno: la matanza de Tlatelolco, los hechos represivos que sucedieron
a esa tragedia y, posteriormente, las ejecuciones extrajudiciales, las
desapariciones, las torturas, los hostigamientos y otros delitos en la
persecución y desmembramiento de las organizaciones armadas.
En la ocasión, tanto Creel Miranda como Carrillo
Prieto reiteraron la voluntad del presente gobierno de investigar esas
etapas sórdidas del Estado mexicano, aplicar la legislación
procedente y ofrecer a la sociedad resultados concretos. El primero aseguró
que en las pesquisas y la procuración que resulte "no hay intocables"
y que se investigará --y sancionará-- a los responsables de
la represión "independientemente de investiduras pasadas", en lo
que parece una alusión a los ex presidentes Luis Echeverría
y José López Portillo.
Los propósitos repetidos ayer por el titular de
Gobernación y por el fiscal especial forman parte de las promesas
de campaña del ahora presidente Vicente Fox; fueron refrendados
en su discurso de toma de posesión y en otros mensajes presidenciales
importantes, y casi no ha pasado semana de la actual administración
en la que el gobierno no haya ofrecido investigar y hacer justicia en torno
a las atrocidades del 68 y de la guerra sucia de los años 70.
Debe admitirse, sin embargo, que los más de 15
meses transcurridos del presente sexenio se han ido, en este tema, en promesas
y prolegómenos, y que el esclarecimiento de la verdad sobre la represión
del pasado reciente es un asunto que se desgasta, a ojos de la opinión
pública, en anuncios de buenas intenciones.
Sería absurdo negar que las formuladas ayer por
Creel y por Carrillo Prieto, así como las enunciadas por el propio
Fox y otros funcionarios de su equipo, son positivas y correctas. Pero
tampoco puede desconocerse que, hasta ahora, cuando están por cumplirse
dos años del mandato popular que terminó con el largo ciclo
de las presidencias priístas, todo se ha quedado en intenciones.