Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de marzo de 2002
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Espectáculos
El público en el Metropólitan siguió las letras del nuevo cidí de la cantante española

Con pop, rock, mariachi y bolero Rosana cautivó en sus tres conciertos

Aun en los temas de desamor y tristeza busca el optimismo, dice la intérprete de Contigo

Cantó, a su manera, Payaso y Sombras, como homenaje al mexicano Javier Solís

ARTURO CRUZ BARCENAS

Rosana tuvo tres noches plenas e inolvidables en sus tres conciertos consecutivos, desde el pasado viernes, en el teatro Metropólitan de la ciudad de México; pasa por el mejor momento de su carrera, marcada hace seis años por la edición de su primer disco, Lunas rotas. Lo que sorprende es que el público cante los temas de su nueva producción, de título homónimo, dado a conocer en septiembre de 2001. Al pop y rock, género en los que ha descollado, ahora suma el bolero y hasta el ranchero. Todas estas manifestaciones se dieron en tres veladas en las que logró, valga el lugar común, el triunfo, con el público de pie, aplaudiéndole.

rosana2Abre los brazos para que sus pulmones suelten toda la energía de su voz, que sube y baja en alardes de expresividad. Dijo a este medio que busca el optimismo, aun en temas de desamor, de tristeza. "¡Claro que me han mandado muchas veces al carajo, y yo también los he mandado al carajo!", expuso a la pregunta de si sus composiciones reflejan la experiencia de rupturas con alguien que se estima más de la cuenta.

Por eso anima en sus presentaciones a quienes desde su butaca quizá están sufriendo y buscan refugio en las letras, en la música de su rola Contigo, antítesis del dolor, acento en que el tiempo es la mejor cura para las depresiones sentimentales. Ahí habla del clímax del amor, de las mañanas más refulgentes, cuando todo apunta a que se halló por fin con quien compartir todo.

Conciertos sin restricciones, anuncia

Anuncia, al inicio de sus presentaciones, que los conciertos serían sin restricciones. Que no había que esperar para entrar en el juego de desquitar lo pagado por el boleto.

Cuando interpreta Pa' ti no estoy ya la gente es suya; es más, ya era suya. El aire es de Víctor Manuel, de la manera de cantar de éste. Españoles al fin. Baila Rosana con alegría, el pop la hace moverse sesenteramente, como cuando los hippies se daban a la sicodelia y a la paz interna, que cada quien encontraba a su manera.

"Ya no hay primavera; sólo estío", cita, y pide que se apaguen las luces que la encandilan, que chocan en sus ojos y no la dejan ver a los de enfrente. "Apaguen esas luces de policía." Es el abandono, la suavidad de la tonada; es para acariciarse uno mismo, para consolarse. No es el mensaje machacón de lloro, sufro. Hay que darse algo de dignidad, engallarse y valorarse.

En su casa, la niña Rosana oía discos con inmortales de Javier Solís. Le rinde homenaje a su manera, recordando Payaso, Sombras y Horas, que nadie canta como el rey del bolero ranchero, pero que animan a la concurrencia. Se escuchan gritos propios de la Plaza Garibaldi, los ¡ayayayay! Y otros de "¡Rosana, te amo!" La asistencia es heterogénea. Rosana tiene un público cautivo que llenó en 97 por ciento el foro de la calle Independencia.

Llegó al lugar de los que casi siempre están olvidados

Corre la española por los pasillos del Metropólitan y sube donde están los que casi siempre están olvidados por los artistas. La buscan varios de la parte de abajo; no la hallan. Lanza Mil y una noche (así, con noche en singular), al estilo, dice, del mariachi, que se parece terriblemente a Y nos dieron las diez, de Joaquín Sabina. Españoles al fin.

El amor es la sed que no se sacia; la cresta de la ola; es eterno mientras dura, en tanto se va la fascinación. Luego llegará la rutina, la caída, el fin natural de todas las cosas. Rosana ofrece un optimismo para esos estados mentales, espirituales. Por eso, porque los asistentes van a oír algo que les refuerce su vida, los conciertos de Rosana fueron exitosos. Es la nueva reina del bolero, pero en versiones originales, de ella, que canta como si estuviera corriendo, brincando sobre las olas del mar que llegan a la playa, como aparece en la portada del disco que lleva su nombre y que considera el que más la describe y refleja. Si hubiera que describirla a su manera, podría decirse que más que ser una luna rota o nueva, ella es una luna llena, de las que iluminan el agua del Mar Mediterráneo.

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