La primera edición es de 1972; incluye
prólogo de Paz
Circula de nuevo Encuentros, tres relatos de
García Ponce
Misterio sacro en la obra de autor yucateco,
apunta el Nobel
ANASELLA ACOSTA NIETO
Un mundo regido por dos sentidos -el tacto y la vista-,
donde la presencia de la naturaleza es una constante, y el deseo, el tiempo
y la inocencia se convierten en "misterio sacro"-de acuerdo con Octavio
Paz- encierran los tres cuentos de Juan García Ponce recogidos bajo
el título Encuentros, que Fondo de Cultura Económica
(FCE) edita por segunda vez con el prólogo del autor del Laberinto
de la soledad.
Los relatos ''El gato'', ''La plaza'' y ''La gaviota'',
en los que se materializa el descubrimiento de la filosofía a partir
de la mirada contemplativa de la naturaleza, fueron impresos por primera
vez por el FCE en 1972 y ahora se presentan como una oportunidad de resdescubrir
la prosa de uno de los autores más prolíficos de México.
Según Paz, la actividad central de la obra general
del premio Juan Rulfo 2001 -que no sólo ha sido vasta sino versátil,
pues el ensayo, la novela, así como la crítica literaria
y plástica también definen al escritor yucateco- es "la prosa
de la imaginación", a partir de la cual los demás géneros
surgen como "prolongaciones y reflexiones" de aquella actividad.
De ''El gato'', la historia de una pareja que halla en
la mirada de un animal el erotismo necesario para dar rienda suelta a la
pasión, Paz explica que la presencia enigmática del felino,
al igual que la del deseo, viene de lo oscuro y conduce a los protagonistas
hacia lo desconocido.
Al referirse a ''La plaza'', historia en la que un anciano
busca el pasado, menciona la culminación del relato como "la anulación
de los signos", consecuencia de un tiempo que no pasa y en el que la felicidad
se torna infinita.
Respecto de ''La gaviota'', que cuenta cómo dos
adolescentes descubren a partir de la inocencia la perversidad y la violencia
del amor, considera que el relato se vuelve alternativamente "ceremonia
libertina y misterio sacro".
Paz destaca la religiosidad que alcanza la sensibilidad
de García Ponce en la prosa al cruzar hacia una zona magnética,
pero que en contraste con la religiosidad de José Revueltas -derivada
del cristianismo marxista y activa por medio del sacrificio- se logra mediante
una vía contemplativa.
"La mirada percibe la ambigüedad esencial del universo
y descubre en esa ambigüedad no la dualidad de la moral, sino la unidad
de la visión religiosa: todo es uno, y uno es todo", escribe el
autor de Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe
sobre la narrativa de García Ponce.
El erotismo, siempre presente en las novelas del premio
Juan Rulfo, no es ajeno a estos tres relatos, pero a diferencia de aquellas
?observa Paz?, los cuentos se dicen "con otra voz, con otra entonación".
Los relatos, indica, "son recodos en donde la corriente impetuosa parece
aquietase; sin cesar de correr, murmura en voz más baja y lenta".
Así cuenta el escritor mexicano en ''La gaviota'':
''y él veía sus pequeños pechos desnudos con los inimaginables
pezones, de mujer ya, salidos en el centro y más allá de
la línea más clara de su piel, que señalaba el principio
o el fin del desaparecido traje, el pelo negro sobre su sexo, que ahora
era una realidad absoluta. Por lo demás Katina era la misma."
Octavio Paz sintetiza: "En todos los cuentos de García
Ponce asistimos al gradual desvelamiento de un secreto, pero la palabras
al llegar al borde de la revelación se detinen: el núcleo,
la verdad esencial, es lo no dicho".