Comenzó cuidándole las vacas a
El señor de los cielos; ahora la PGR lo busca
Ismael El Mayo Zambada, fantasma del narco
del que poco se habla pero todos saben
Se le escabulló al ex zar antidrogas Herrán
Salvatti en un megaoperativo en 1999
JAVIER VALDEZ CARDENAS CORRESPONSAL
Culiacan, Sin., 17 de marzo. En Sinaloa todos hablan
de Ismael Zambada García, conocido como El Mayo Zambada,
pero nadie se atreve a mencionarlo en una declaración pública.
Se sabe de sus propiedades, de los negocios que tienen él y su familia,
de sus obras de beneficencia pública, pero a la hora de preguntar
nadie sabe; entonces nadie pregunta.
En Sinaloa ninguna de las autoridades locales, de las
responsables del gobierno estatal o de aquellas que tienen la difícil
tarea de prevenir el delito, perseguirlo, administrar y procurar justicia
han mencionado en una sola ocasión el nombre de este personaje,
contra quien pesa una orden de aprehensión por narcotráfico,
a cargo de la Procuraduría General de la República (PGR).
La trayectoria de este fantasma del narco y sus
negocios han dado para mucho -anécdotas, ajustes de cuentas, herméticos
actos de generosidad-, pero no para notas periodísticas, que sobre
su persona son escasas, pero que han cobrado cierto auge luego de que el
zar antidroga y un centenar de agentes federales y efectivos militares
intentaron detenerlo precisamente en sus propiedades, en Culiacán.
De
vaquero a capo
En su adolescencia Ismael Zambada, oriundo de la capital
sinaloense, se dedicaba a cuidar las vacas de Amado Carrillo Fuentes, El
señor de los cielos, jefe máximo del cártel
de Juárez, muerto misteriosamente en un hospital de la ciudad de
México en 1997.
En esa época logró hacerse de cierto capital
y comprar algunas cabezas de ganado; además obtuvo lo que marcaría
el resto de su vida: su ingreso al tráfico de estupefacientes, en
el que "trabajó" al lado de la familia Carrillo y de Lamberto Quintero,
asesinado a tiros en 1975 mientras circulaba por la carretera 15 cuando
desconocidos le dispararon desde otro vehículo en marcha, cerca
de la comunidad de El Salado, municipio de Culiacán.
Con este deceso emergió la figura de Zambada, quien
consolidó su presencia entre los grupos locales del narcotráfico,
pero esta coyuntura encontró su momento cúspide en la década
de los 80, cuando el gobierno federal aprehendió a los máximos
capos de la droga en México, todos sinaloenses: Rafael Caro
Quintero; Ernesto Fonseca, Don Neto, y Miguel Angel Félix
Gallardo, tío de los hermanos Arellano Félix.
En el panorama de las pandillas del narco en Sinaloa
y en el resto del país quedan en la brega Ismael Zambada y Joaquín
Guzmán Loera; por el otro lado, el cártel de Tijuana,
de los Arellano.
Los negocios
Para vestir de lícitos los recursos emanados de
las actividades ilícitas, por la siembra y comercialización
de cocaína y mariguana, El Mayo adquirió tierras,
en las que instaló sus ranchos ganaderos; también compró
a los productores pecuarios de la región la procesadora de leche,
cuya marca actual es Santa Mónica.
Asimismo, los ranchos El Alamo y Puerto Rico, ubicados
en la zona sur del municipio de Culiacán, junto a la comunidad de
El Salado, zona conocida de máxima influencia y control del capo,
donde ha efectuado obras de apoyo a la comunidad, entre ellas bardar el
panteón del lugar.
Recientemente la industria Santa Mónica, que ha
crecido y se ha consolidado en el mercado regional, abrió cerca
de la carretera Culiacán-Eldorado una costosa planta, a cuya inauguración
no asistió ninguna autoridad local, estatal o federal.
Los ranchos de Zambada son prácticamente infranqueables.
Se dice que sus accesos son un misterio, aunque nadie pisa las comunidades
cercanas a ellos sin que se dé aviso a quienes protegen la zona
y trabajan para El Mayo.
Estos negocios y los del narcotráfico se han desarrollado
entre ajustes de cuentas y cruentos enfrentamientos entre este grupo y
los enemigos a muerte, los hermanos Arellano Félix; ambos han compartido
muertes de colaboradores cercanos, operadores y distribuidores de droga,
sin que hasta ahora alguno de estos casos haya sido esclarecido judicialmente.
Huellas recientes
En 1999 el gobierno federal ejecutó la primera
acción legal -por lo menos públicamente- contra Zambada:
un operativo de casi 100 policías federales y efectivos militares,
encabezados por el zar antidrogas, Mariano Herrán Salvatti,
y el general Rafael Salgado, comandante de la tercera Región Militar,
rodeó y se incautó de los dos ranchos.
Aunque se decomisaron las dos propiedades, así
como maquinaria, otros inmuebles y dos armas de fuego, y seis personas
fueron detenidas ?de las que nunca se conocieron sus nombres?, el operativo
fue un fracaso, ya que no se logró detener a Zambada ni saber su
paradero.
Al contrario, los bienes retenidos tuvieron que liberarse
semanas después, tras las protestas y presiones de la supuesta propietaria
de estos bienes, Rosario Niebla Cardoza, quien aseguró haberse divorciado
años de atrás del narcotraficante. Luego vinieron las voces
de autoridades y dirigentes empresariales de la localidad, que reclamaron
la falta de definición de la PGR sobre la situación jurídica
de estos bienes, los cuales aseguraban el trabajo de unas mil 500 familias
sinaloenses, por lo que demandaron la agilización este procedimiento
para no poner en riesgo las fuentes laborales, independientemente de si
había o no acción penal que ejecutar contra El Mayo.
Los bienes fueron regresados a sus "dueños" y Zambada siguió
adelante.
La más reciente huella la dejó apenas el
año pasado, luego de que el menor Vicente Zambada Balboa, nieto
de El Mayo, sufrió un accidente automovilístico y
fue ingresado en la clínica particular Cemsi, en Culiacán,
con traumatismo craneoencefálico que después le causó
la muerte. Durante la convalecencia fuentes extraoficiales allegadas al
Ejército Mexicano y a la Fiscalía Especializada en Delitos
contra la Salud (FEADS) informaron que Zambada había estado en el
lugar junto a su nieto, y ordenó que éste tuviera la mejor
atención, por lo que pagó el traslado de médicos especialistas
de Estados Unidos a esta clínica, pero mantuvo al personal de la
misma incomunicado mientras él estuvo allí.
En el lugar agentes especiales se movilizaron en busca
del capo, pero no apareció, lo que posteriormente fue investigado
por la delegación estatal de la PGR.
Guadalupe Mora Fausto, delegada estatal de la PGR, informó
que las averiguaciones, que incluyeron testimonios de personal de la clínica
y de la funeraria encargada de las exequias, indicaron que Zambada no había
estado allí los días 8 y 9 de agosto.