Una mujer buscó competir por directiva albiazul
La michoacana Margarita Villanueva es panista desde que iba a la preparatoria, en los años 70. Epoca en la que confesar esa militancia acarreaba burlas y hasta ofensas: "mis compañeros de escuela pensaban que estaba loca".
Pertenecía a una de esas familias de Morelia que colaboraban en las campañas de los candidatos blanquiazules. "No soy de una familia de alcurnia partidista; no éramos parte del grupo dirigente -dice-, sino de los que hacían la talacha... pero sin duda tengo más militancia que Luis Felipe Bravo Mena y Carlos Medina Plascencia".
Por eso, a Margarita le dolió que no le hubieran dado el registro para competir en la lucha por la presidencia del PAN: "yo sabía que no iba a ganar, pero creo que tengo muchas cosas que decir al partido, y sólo quería que el Consejo Nacional me escuchara".
La ex diputada federal -participó en la pasada legislatura- consiguió, nadando a contracorriente, que 10 miembros del consejo le dieran su firma para registrarse como aspirante. Sin embargo, como no pudo enviar por fax la última de las cartas de respaldo antes de que venciera el plazo legal para hacerlo, ya no le dieron el registro.
La historia de cómo Margarita consiguió las firmas y después no pudo contender está llena de avatares; desde un norte en el puerto de Veracruz que no le permitió llegar al Distrito Federal la noche en que tenía su cita -para entregar la documentación- con el secretario general, Jorge Ocejo, hasta la inexplicable falta de línea en el fax de la consejera de Salamanca que había accedido a darle la firma que le faltaba.
El viernes 22 de febrero, a las 8 de la noche, cerró el plazo para el registro de aspirantes. Algunos minutos después habló con Ocejo y le explicó la situación. Le refirió que su última firma no había podido pasar por fax, pero que la consejera de Salamanca había logrado hablar con el secretario general adjunto, Adrián Fernández, explicándole la situación.
Parecía que los malos presagios quedaban atrás. Más cuando el propio Ocejo le dijo que no se preocupara, que ya conocía los pormenores, así que "vente con tus papeles el lunes". Pero para entonces se encontró a un Ocejo de brazos cruzados que le negó el registro con el argumento de que "me pueden impugnar la elección".
A Margarita le dejó un mal sabor de boca no poder registrarse, pero está muy satisfecha con su decisión de "picar piedra" en un partido donde las mujeres difícilmente ascienden o dan un paso adelante si no es del brazo de un hombre después del baño de arroz. Y es que en su peregrinar buscando las 10 firmas se topó con todo tipo de reacciones; la mayoría, dice, de consejeros que se asombraban por su "osadía" de "querer ponerse con Medina y Luis Felipe, "šque tienen una trayectoria política muy importante!".
Hubo quienes la hicieron sentir "muy mal", le reprocharon su atrevimiento y la conminaron a "poner los pies en la tierra", pero también hubo quienes la alentaron, además de darle la firma, y le desearon suerte en un partido donde a los varones les "cuesta trabajo" colaborar en un proyecto encabezado por una mujer, cualquiera que éste sea.
MIREYA CUELLAR Y GEORGINA SALDIERNA