El público la ovacionó de pie
en tres ocasiones
Lupita D'Alessio celebró en el teatro Metropólitan
30 años de carrera artística
JORGE CABALLERO
Estrenando
figura, con pelo rubio y con un cuerpo esbelto adecuado a las exigencias
de la belleza contemporánea que dictamina el marketing, la
cantante Lupita D'Alessio actuó la noche del viernes en el teatro
Metropólitan para celebrar sus 30 años de carrera artística.
Con sus movimientos escénicos y canciones de siempre,
eso sí con nuevos arreglos jazzeados, soneados y hasta rapeados,
la D'Alessio embrujó a su público y provocó que éste
la ovacionara de pie en tres ocasiones y la acompañara en los coros
a lo largo de los noventa minutos que duró su concierto.
Al final el público estuvo satisfecho, aunque hubo
quienes lamentaron: "En su presentación del año pasado en
el Blanquita actuó dos horas; ahora se pasó, ¿cómo
una hora y media?", dijo Celeste, comerciante de Tepito y fanática
de 23 años de edad.
La Leona Dormida despertó y gruñó.
Brilló su nueva figura y "todavía falta más, espérense",
agregó dándose una vuelta. Criticó en la canción
Ese hombre el supuesto homosexualismo de su anterior marido, haciendo
movimientos femeninos súper estilizados. Interactuó perfectamente
con su banda de músicos, que incluyó sección de metales,
cuerdas, sintetizadores y coros.
Y llevó por donde quiso a un público conformado
principalmente por mujeres de todas las edades que fueron solas, en grupos,
en parejas y/o acompañadas por sus galanes, que por cierto no les
causaron mucha gracia las letras de D'Alessio, que hablan en contra de
ellos, y otros la vieron prácticamente con la boca abierta; la mayoría
de ellas se desgañitó/gozó/celebró con el potente
canto y voz educada de la cantante.
En las buenas y en las malas
El primer gran momento de la noche llegó apenas
a la segunda canción, Ni guerra ni paz, con un enorme aplauso
que interrumpió el final de la mencionada balada. Después
el juego de luces se deja sentir y proyectan dos enormes sombras de Guadalupe
en los puntos laterales equidistantes del escenario, ella se despoja de
su saco y luce una blusa negra con dos maracas plateadas estampadas, unos
pantalones de mezclilla acampanados y zapatos negros, mostrando el buen
trabajo de la cirugía estética.
El Metropólitan también estuvo perfumado
con olores de esencias de toda clase: dulces, secas, discretas, escandalosas,
baratas y caras. La D'Alessio agradeció a su público, ''que
está conmigo en las buenas y en las malas y eso nadie lo puede evitar.
Gracias por este apoyo moral y sentimental que me demuestran esta noche,
esto reafirma que el pueblo está conmigo y yo los quiero y son mis
invitados de honor, aunque estén entre el público amigos
como Laureano Brizuela, Chacho y el requinto Chamín Correa".
Después comenzó un popurrí que incluyó
el corte grueso de su repertorio: Punto y coma, Lo siento mi amor
(...hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo...), Como tú
(...probé el contacto de otra piel...), Podría volver
(pero no vuelvo por orgullo simplemente...), La diferencia,
con la cual varias gorditas que ocupaban las primeras filas se pararon
y acompañaron a Lupita e hicieron que se enchinara la piel con su
canto emotivo aunque desafinado. Lupita agradece el detalle, se le llenan
de lágrimas los ojos y poco a poco el resto del público la
ovaciona de pie por unos dos minutos.
Así transcurrió el concierto. Lupita D'Alessio
ya no bajó de ese nivel. Destacó el himno Ese hombre
(es un gran necio, un estúpido engreído, un payaso vanidoso,
egoista y caprichoso que no tiene corazón...) y Mentiras
(tú me enamoraste a base de mentiras, estúpida que siempre
te creí...), temas con los cuales llegó el cenit de una actuación
que careció de nadir.