Sólo recibirán líquido
para 30 mil de las 250 mil hectáreas destinadas a trigo, sorgo y
soya
Agricultores de Tamaulipas se amparan por el bajo volumen
de agua para riego
Afirman que la mayor parte del afluente del río
Conchos se entrega a Estados Unidos
MATILDE PEREZ U.
Disgustados
porque la Comisión Nacional del Agua sólo autorizó
un volumen mínimo de agua para regar menos de 30 mil hectáreas
-de las poco más de 250 mil que regularmente destinan a la producción
de trigo, sorgo y soya-, productores de Tamaulipas interpusieron varios
amparos y presionan a sus respectivos presidentes municipales para que
busquen otras vías jurídicas para defender el agua que les
corresponde.
Advirtieron que las pérdidas por falta del líquido
pueden llegar a 500 millones de pesos.
"La Conagua nos están llevando a la quiebra. No
negamos que sí hay efectos por la sequía, pero el hecho de
que el bajo río Bravo no tenga agua no se debe a la escasez de lluvia,
sino a que el agua con que deberíamos regar en este periodo ?que
corresponde de octubre de 2000 al mismo mes de 2001? se entregó
una vez más a Estados Unidos", dijo Jorge Luis López, de
la comisión de desarrollo rural del Consejo Nacional Agropecuario
y vocal del consejo de cuenca de la región del bajo río Bravo.
Dispuestos a no perder sus tierras de labor, los agricultores
presionan a la Conagua para que les entregue 200 millones de metros cúbicos,
que es la parte que "nos corresponde de acuerdo con la ley; nosotros hemos
aprovechado históricamente 40 por ciento del afluente del Conchos
y un riego para las 200 mil hectáreas".
Agregó que de los 210 millones de pesos que el
gobierno federal se había comprometido a entregarles el año
pasado por no proporcionar el agua para el cultivo de sus tierras, apenas
han recibido 18 millones.
De acuerdo con el reporte de la Comisión Internacional
de Límites y Aguas (CILA), de octubre de 2000 a julio de 2001 se
entregaron 263 millones de metros cúbicos de agua a Estados Unidos.
Por eso, ahora los agricultores "no tenemos agua para riego".
Desde 1944, por el tratado que firmaron Estados Unidos
y México, se debe entregar determinado volumen de agua del río
Bravo al vecino país del norte.
Por esa decisión unilateral, los productores interpusieron
varios amparos, ya que la Conagua no ha fundamentado legalmente por qué
tomó esa agua y además no son válidos sus argumentos
de que el pago del líquido está establecido en las actas
234 o bien 307; ninguna de las dos es válida, porque "no fueron
aprobadas por el Congreso de la Unión".
Además, explicó López Martínez,
la comisión está entregando agua que no se contempla en el
tratado, ya que está tomando líquido de los afluentes no
considerados dentro de los cuatro ríos que llegan a la cuenca baja
del Bravo. Incluso hasta la CILA aceptó que el agua que recibió
es mexicana y no forma parte del tratado.
Mostrando carpetas de información técnica,
López Martínez comentó que sólo hubo una disminución
de 2 por ciento en la precipitación anual sobre la cuenca del Conchos;
70 por ciento de ese afluente se entrega a Estados Unidos.
Según datos recabados en las últimas cinco
décadas, el promedio de lluvia en el Conchos ha sido de 364 milímetros
anuales, mientras que por la sequía de los últimos diez años
bajó a 362 milímetros.
Los datos técnicos demuestran que no hay "una sequía
como para que el río deje de tener escurrimientos suficientes y
a los agricultores se les haya dejado de entregar 75 por ciento del agua
destinada a riego". El problema, abundó el vocal del consejo de
cuenca del bajo río Bravo, es que por las extracciones y concesiones
ilegales en la parte alta de las siete presas que alimentan al Conchos,
a la parte baja sólo llega 46 por ciento de las precipitaciones.
"Es evidente la sobrexplotación de esta cuenca, y el descuido de
la Conagua; el Conchos se está secando, pero no por falta de lluvia
sino por sobrexplotación", aseguró.