Queremos un partido vivo y abierto, dijo la
ex jefa de Gobierno de la ciudad de México
La aprobación de la ley indígena, punto
de desencuentro entre Robles y Ortega
Fue un voto democrático por parte de los 16 senadores
perredistas, sostuvo el senador
RENATO DAVALOS
Los gritos, las descalificaciones, el murmullo que por
momentos rebasó a los candidatos, terminó en una noche en
la que Jesús Ortega se proclamó triunfador del debate y Rosario
Robles, que ayer cumplió años, se fundió en un abrazo
con su hija. La reforma a la ley indígena, aprobada por los senadores
perredistas hace casi un año, se convirtió en el punto de
desencuentro.
Fue
en la segunda ronda de las tres que se previeron entre los seis aspirantes
a la presidencia perredista, cuando el ánimo se encendió
y se impuso el alboroto. Una tarde que empezó como un encuentro
y que se trocó en noche de controversia.
Queremos un partido vivo y abierto y no uno en el que,
como en Aguascalientes, ocupemos el quinto lugar, dijo Robles en su turno;
Ortega, de origen aguascalentense, en el otro extremo de la mesa negó
con la cabeza.
Una izquierda democrática
Ese partido que queremos no se logra con la aceptación
de puestos, no se logra con cargos en el gabinete, como algunos propo-nían.
La visión moderna de la izquierda democrática no es aquella
que aprueba una reforma que va en contra de los acuerdos de San Andrés,
agregó.
-¡Viva! -soltaron los simpatizantes rosaristas.
-¡Uuu! -replicaron a coro los orteguistas.
Tampoco es moderna, continuó Robles, cuando se
acepta una consulta en el Senado dando por hecha la reforma constitucional,
cuando hay muchos recursos de inconstitucionalidad interpuestos en la Corte
por muchos municipios perredistas... La izquierda tolerante es aquella
sin cuotas de poder.
-¡Sin Higinio...! -le gritaron.
Tocó el turno de hablar a Ortega Martínez.
Sus seguidores esperaban la respuesta.
''Qué bueno que en la última elección
se ganó en el Distrito Federal; qué malo que algo, resultado
de todos, algunos pretendan reivindicarlo solos. Da cuenta de cómo
se dirigiría al PRD'', dijo el senador.
Jorge Calderón y Rosario Tapia asintieron. Ramón
Sosamontes, Carlos Imaz y Armando Quintero escuchaban atentos.
"Qué malo que se pretenda descalificar a un contrincante
por su lugar de nacimiento. Da muestra del menosprecio en los estados donde
no gobernamos'', añadió Ortega.
Los porqués...
Y sobre la ley indígena adujo que el voto fue democrático
por parte de los 16 senadores.
-¡No mientas! -le lanzaron los simpatizantes de
Robles.
-Los 16 -trató de continuar- votamos en igual sentido...
-¡Vendepatrias! -gritó otra voz anónima.
-Pido un debate inteligente -exigió Ortega.
-Compañeros que apoyan a una contrincante votaron
en igual sentido, incluido el ahora gobernador de Michoacán, Lázaro
Cárdenas. Y si hay una actitud de intolerancia para acusar de traidor
a quien piensa diferente, debe medirse con el mismo rasero a los que apoyan
a la compañera Rosario Robles.
''He dicho que votamos a favor en lo general, pero se
olvida de manera perversa que votamos en contra en lo particular, en los
puntos de objeción del Ejército Zapatista.''
Robles, en su última intervención, no respondió.
Se refirió a que la sociedad no quiere un país excluyente
ni un partido de autoconsumo. ''Tenemos que arrebatarle el poder a la derecha.
Vamos con vocación de mayoría a 2003 y a 2006'', señaló.
El presidente del Servicio Electoral, Arnoldo Vizcaíno,
había exhortado a que no aparecieran las descalificaciones.
Si alguien se pone el saco...
Dos
horas después, concluido el debate, Robles dijo que así son
este tipo de encuentros. ''Unos se desesperan y otros se ponen nerviosos.
No hice ninguna alusión personal y si alguien se pone el saco es
problema de él'', declaró.
Pero ?consideró la ex jefa de Gobierno del Distrito
Federal? ha sido un debate positivo de cara a la sociedad, en el que se
expresaron las ideas con coincidencias y matices. ''Vamos a salir unidos.
Los invitamos a celebrar, es día de mi cumpleaños. Dénme
chance, quiero partir mi pastel...''
Le preguntaron acerca de las descalificaciones que reiteradamente
habían recibido Higinio Martínez y René Bejarano.
''Los que han llevado un partido de cuotas están hoy en la dirección
del partido'', señaló.
Ortega, también en entrevista, se proclamó
ganador. Las descalificaciones de Robles, sostuvo, fueron por falta de
argumentos, pero el debate cumplió las expectativas.
A las afueras del hotel Ejecutivo, en la colonia Juárez,
un mariachi entonó El rey, y Ortega fue cargado en hombros
por sus seguidores.
El servicio electoral depositó la moderación
del debate en el periodista Miguel Angel Granados Chapa, con quien se acordó
que fueran tres rondas de participación: la inicial de ocho minutos,
la segunda de cinco y la tercera de tres.
Camilo Valenzuela, Carolina Verduzco, Marta Patricia Hernández
y Marco Aurelio Sánchez completaron la lista de los aspirantes.
Los "problemas sociales", fue el tema de la convocatoria.
Marta Patricia no pudo superar el nerviosismo. Valenzuela
pidió recuperar la capacidad de movilización perredista y
refrendó la resistencia civil como instrumento de lucha. Incluso
convocó al resto de los aspirantes al mitin del próximo jueves
contra el alza en las tarifas eléctricas.
La primera ronda encontró resonancia en la crítica
a la política económica foxista. Más de 500 mil desempleados
en 2001 y 150 mil en lo que va de 2002. Un país con más de
70 millones de pobres. Necesitamos un Estado con responsabilidad social
y no políticas neoliberales que sólo son fábricas
de pobres, asentó Robles.
Marco Aurelio Sánchez, autor de varios libros acerca
del sol azteca, dejó caer el peso de la autocrítica. Al partido
no se le defiende ni usando recursos públicos para promoverse ni
con desplantes demagógicos, nepotismos o tráfico de influencias.
Llamó a la izquierda perredista "sin rumbo". También criticó
el voto senatorial por la ley indígena y los derroches presupuestales
que financian campañas mediáticas y prestigios artificiales.
Ortega planteó que no se resuelve nada ofreciendo
cifras, sino con cambios y superando deficiencias. Necesitamos un partido
útil a la sociedad con vocación de mayoría para derrotar
a la derecha. La desigualdad no se resuelve con discursos incendiarios,
aseveró.
Debemos superar la dinámica del partido peleonero
y conflictivo que pierde mucho tiempo en disputas personales. Tenemos que
organizar el partido, porque llegó el momento de dejar de ser un
movimiento amorfo o frente de grupos. Vamos a descentralizar la toma de
decisiones y democratizar la vida interna, indicó.
Tenemos dos derrotas presidenciales, estableció
Camilo. Y no es natural ser opción de gobierno. Debemos dejar de
pelear por las candidaturas y responder a los reclamos de la sociedad.
Marco
Aurelio Sánchez se proclamó como la sangre nueva:
"Soy la única opción para superar la crisis", sostuvo, y
pidió dejar atrás el caudillismo y el clientelismo. Ni con
Ortega ni con Robles el partido tiene futuro, juzgó.
Hay un enorme potencial para ser una fuerza de izquierda.
El secreto está en los dirigentes medios y honestos, subrayó.
-¿Dónde estás, Bejarano? -lanzaron
voces asistentes.
-¡Fuera, Higinio, tienes llamada! -fue un nombre
que se repitió y censuró machaconamente.
En su última intervención, Camilo Valenzuela
se refirió a la crisis de identidad perredista. Evitemos que el
partido se extinga o convierta su vida en un ente vegetativo. Rompamos
el alejamiento de las luchas del partido, precisó cuando ya se habían
remontado las alusiones Ortega-Robles por la ley indígena.
No queremos una democracia representativa, queremos una
democracia social y participativa, resumió Robles en su última
intervención. Queremos una nación en la que se privilegie
la libertad y la tolerancia con vocación de mayoría.
Marta Patricia Hernández y Carolina Verduzco Ríos
también censuraron la política económica foxista,
pero además reflexionaron acerca de los motivos que han impedido
que el PRD haya crecido conforme a las expectativas que generó en
su fundación.
Hay una degradación de los principios de la izquierda,
apreció Hernández Mendoza.
Los simpatizantes de Ortega lo llevaron al umbral del
hotel para escuchar el mariachi y solazarse en El rey. Rosario Robles
abandonó el lugar con su hija para el festejo de cumpleaños.
El primer debate entre los aspirantes perredistas empezó como un
encuentro y terminó en desencuentro.